Por Leonardo D’ Espósito (BAE Negocios)

Como estaba (demasiado) previsto, Emilia Pérez, la fábula del francés Jacques Audiard sobre la amistad femenina, centrada en la historia de un narco mexicano que cambia de sexo para vivir otra vida, y su relación con su abogada (lejos lo mejor de la película, Zoe Saldaña, nominada como actriz de reparto), se llevó trece nominaciones a los Oscar que se entregarán el próximo 2 de marzo, incluyendo Mejor película. Le sigue con diez nominaciones The Brutalist, filme de más de tres horas dirigido por Brady Corbett y rodado en fílmico para pantalla gigante. Y luego, también con diez, Wicked, el musical que fue más un fenómeno local estadounidense que global, aún así con mucha taquilla. Este es el titular, pero detrás de esta novedad hay otras cosas más interesantes.

La primera: un cambio de guardia entre los directores. Brady Corbett, Sean Baker (creador de la extraordinaria Anora y, por lo artesanal de la película, también nominado en otros rubros), y Coralie Fargeat (directora de La sustancia) son jóvenes y son mayoría, van por su segunda o tercera película. Los más “veteranos” en la categoría son James Mangold (por la biografía de Bob Dylan Un completo desconocido) y Jacques Audiard, que tiene una sólida carrera básicamente en Francia pero ya había filmado en inglés (tiene en su haber el genial western The Sister Brothers, nunca estrenado aquí y millones de veces mejor que Emilia Pérez). Es el año en el que Spielberg, Scorsese, Coppola y su generación -y alguna posterior- quedan afuera, serán excepciones cuando se los nomine (alguno se llevará nominaciones; este año, salvo Coppola con su despreciada Megalópolis, no trabajaron). Pero ya hay una nueva guardia.

Segunda: si bien Emilia Pérez es una especie de sátira (es la única manera de verla con cierta indulgencia en realidad, y es probable que tal haya sido el proyecto original de Audiard, amante de la ópera), se la nomina por los motivos equivocados: buenos rubros técnicos, mucho discurso sobre la solidaridad femenina, muchísim más discurso sobre la aceptación y la diversidad, y un filme sobre mexicanos (aunque no haya un solo intérprete de esa nacionalidad) en un momento en el que la administración Trump abre un conflicto migratorio con México. Efectivamente, ni una sola palabra sobre el cine, su sentido, su trascendencia más allá del contexto, etcétera. Es una pena además para Audiard, cuya obra incluye Un profesta y Deephan.

Tercero: es interesante cómo “Mejor película” mira, desde hace unos años, todo el campo. Lo que lleva a la rara redundancia de que una película “Internacional” también esté nominada a “Película”, o la doble nominación de la excelente Flow como largo animado e “Internacional”. No está mal.

En cuanto a las categorías actorales, primó lo previsible. No hay favoritos en actor, más allá de que Adrien Brody ganó el Globo de Oro por The Brutalist y corre con cierta ventaja, y lo mismo sucede con Zoe Saldaña y Demi Moore (aquí por La Sustancia, y dado que Hollywood ama los “comeback”, quién sabe si no gana, aunque eso mismo se pensó con John Travolta cuando Pulp Fiction y con Mickey Rourke cuando El luchador, y no pasó nada). Salvo que se esperaba alguna sorpresa (que nominasen a Pamela Anderson por su bello trabajo en The Last Showgirl, que fue reconocido con nominación al Globo de Oro), es la lista que todos tenían en su mano previamente.

La lista de Mejor película muestra qué quiere Hollywood de sí mismo hoy. Los grandes espectáculos (Duna Parte II y Wicked, ambas nominadas para perder) deben ser aleccionadores o “importantes”. Las películas independientes (Anora) dan lustre pero no van a ganar. Cómo no nominar una biografía de un genio si está más o menos decentemente hecha. Y si todos hablan de X o Y, pues deben quedar en la lista X o Y (en todo caso, es bastante saludable que esté La Sustancia, aunque también nominada por su “reflexión sobre el culto a la juventud”, y no por ser una sátira de horror, siempre la utilidad por encima del arte).

En fin, es lo que hay. En un mundo justo, deberían ganar Anora (en todos los rubros en los que está nominada), debería tener algunos premios The Brutalist por su ambición enorme, deberían compartir el de animación Robot Salvaje y Flow, y Duna: Parte II, conseguir los técnicos, porque está bien por encima del resto en casi todas esas categorías. Y poco más. Lo mejor que dio Hollywood este año fue Horizon, de Kevin Costner, y Juror #2, de Clint Eastwood. Y no figuran ni a placé. Ahora, a hacer el prode (si tiene ganas de ver cosas como Emilia Pérez) y esperar el 2 de marzo. U olvidarse, da lo mismo.

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