Habían pasado ya varios minutos de la medianoche de este martes cuando la jueza de Instrucción de Puerto Santa Cruz, Noelia Ursino, le puso el gancho al auto de procesamiento contra Pablo Núñez, la ex pareja de Jesica Minaglia, al que acusó de haber cometido un femicidio doblemente agravado por la relación de pareja que existió y con alevosía.

Sin tener una confesión ni resultados todavía de los exámenes de ADN, la jueza avanzó hacia la autoría del hecho poniéndose en los zapatos de Jésica, que tres semanas antes había terminado la relación con su ex y empezaba a conocer a otro hombre.

¿Qué situación estaba padeciendo Jésica? Fue la pregunta que se hizo Ursino para pedir una autopsia psicológica post mortem, que sumada a los audios que existen de la víctima, donde cuenta del acoso de Nuñez y de cómo pensaba denunciarlo, allanaron el camino hacia una decisión.

En su resolución contra el femicida, va más allá, y pide inmediatas gestiones para que el hijo de Jésica tenga acceso a Ley Brisa, sancionada para brindar una reparación económica a niños, niñas y adolescentes que hubieran quedado huérfanos por la violencia machista.

Y es que su madre está muerta y si hay un juicio justo, su padre no sale más.

Desde el comienzo, la jueza aplicó el Protocolo para la investigación y litigio de casos de muertes violentas de mujeres (2018), creado por la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres.

A lo largo de todo el escrito de procesamiento, hay una intencionalidad de la magistrada por poner la muerte de la docente de Piedra Buena en un contexto especifico, el de la negativa del femicida a aceptar que la relación con Jesica se había terminado, algo típico en la mainstream patriarcal en donde la voluntad de las mujeres y sus deseos no son atendidos.

En lo que va de la cuarentena, más de veinte mujeres fueron víctimas de la violencia machista más extrema, que no todos los jueces y juezas admiten poner en letra de escritos judiciales como lo que son: ‘femicidio’.

En Santa Cruz, la primera vez que se usó esa palabra fue cuando Germán Romero asesinó a Gisele Páez, aunque en una subrogancia, Julieta Ormaechea, la modificó por ‘homicidio agravado’. Y es que, es sabido que para tener perspectiva de género no alcanza con ser mujer, y decir femicidio es, además de correcto, asumir una posición política que repudia la inequidad.

Noelia Ursino, nacida en Puerto Santa Cruz, casada, madre de dos varones, uno con discapacidad, es feminista, y así lo muestra una serie de fallos previos.

Como por ejemplo cuando procesó a un médico porque le dijo a una paciente víctima de violación que tal cosa no le había pasado porque el agresor era su esposo, negando que las agresiones sexuales en el matrimonio son una realidad que padecen miles de mujeres alrededor del mundo.

O como cuando en el año 2017, se metió con la iglesia ‘Exaltación de la Santa Cruz’, en su comunidad, por los abusos del cura Nicolás Parma contra varios adolescentes.

Una causa que estuvo paralizada durante años en provincias del norte donde la congregación ‘Hijos de San Juan Bautista’ se fundó, mientras la Iglesia Católica archivaba los testimonios de las víctimas y en Puerto Santa Cruz todavía había quienes organizaban una ‘vaquita’ para pagarle el abogado particular al pederasta.

Antes que eso, Ursino había elevado a juicio una instrucción que duró apenas 13 días, contra el militar Ramón Piris, por la violación de sus hijos.

Aun así, el año pasado se presentó un pedido de jury porque las causas no avanzaban con ritmo, pero el Tribunal Superior lo desestimó de plano.

*Recordá que las víctimas de violencia de género o doméstica pueden romper el aislamiento para ir a denunciar. Si necesitás ayuda comunicate al 08003334041, o al 144

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