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Un hombre está acusado de un grave delito y enfrenta una dura pena en caso de que la Justicia determine que fue responsable de quitarle la vida a una vecina de Río Gallegos, en un confuso episodio ocurrido en la madrugada del 2 de marzo pasado en el barrio Del Carmen.
Se trata de Daniel Formoso, exintegrante de la Policía Federal, acusado de haber asesinado de un disparo en la cabeza a Vanesa Gauna, quien también se desempeñaba en la fuerza federal y con quien mantenía, según él mismo declaró, una relación de amantes desde hacía seis años hasta el fatídico hecho que terminó con la vida de la mujer de 36 años.
Todo comenzó tras un asado en la casa de Vanesa, quien había invitado a Formoso. Cerca de las dos de la madrugada se terminó el alcohol y ambos decidieron ir a un “clandestino” a comprar más. Luego regresaron a la vivienda y continuaron bebiendo hasta alrededor de las cinco, cuando, en medio de una discusión y forcejeos, Vanesa recibió un disparo en una de sus sienes con su propia arma reglamentaria, dentro de su Renault Sandero.
Lo ocurrido dentro del vehículo es lo que la Justicia intenta esclarecer. Formoso sostiene que ella se quitó la vida, pero las pruebas reunidas durante la instrucción y las primeras horas del juicio apuntan a la fuerte probabilidad de que él haya accionado el arma.
Este jueves, con un retraso de media hora, comenzó el juicio en la sala de la Cámara Oral de Río Gallegos. El recinto estuvo colmado: en la primera fila se ubicaron los familiares de Vanesa y, en la segunda, varios integrantes de la fuerza federal.
Tal como adelantó La Opinión Austral, el tribunal quedó conformado por los jueces María Alejandra Vila, como presidenta; Jorge Yance, como vocal; y Gerardo Giménez, como subrogante. En la Fiscalía intervinieron Verónica Zuvic y Anabel Ulloa; la querella estuvo representada por Cinthia Rivero, mientras que la defensa recayó en Alejandro Monzón.
Cerca de las nueve y media de la mañana ingresó el acusado. Vestía un sweater oscuro y una camisa celeste. De gran porte y casi 1,80 metros de estatura, exhibía un gesto serio y ceño fruncido mientras le retiraban las esposas y se sentaba junto a su abogado.
Durante gran parte de la jornada, mantuvo la misma postura: mirando al suelo, a sus manos o manipulando un par de lentes que se colocaba de tanto en tanto. La familia de Vanesa lo observaba con miradas cargadas de odio y lágrimas cada vez que surgía un recuerdo sensible.
Indagatoria
Tras la lectura de la acusación, Formoso dio su versión de los hechos. Aseguró que lo habían obligado a dejar la Policía Federal por un problema de consumo de cocaína y reconoció haber tenido con Vanesa una relación “de amantes, cuando podíamos nos juntábamos, pero no más que eso”.
Según su relato, aquella noche Vanesa le hizo una “escena de celos porque me hacía el lindo con la mujer de uno de los presentes”. En cuanto al video que muestra forcejeos dentro del auto, sostuvo: “No le estaba pegando a ella, le pegaba al torpedo del auto”, aunque las imágenes resultaban más que evidentes.
“Yo la empujo cuando llegamos al auto, pero después no le pegué. Ella quiso arrancar y peleamos porque me quería llevar y yo le decía que estaba borracha. Tiró la llave del auto a la calle y ahí salí a buscarla con la linterna del celular, pero no veía bien porque no tenía mis lentes”, declaró. El hombre afronta una acusación de homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar de violencia de género, que prevé pena de reclusión perpetua.
Lo que se busca establecer es qué pasó realmente dentro del Sandero, que Vanesa todavía estaba pagando junto a su marido, padre de su hija. Pasaron apenas seis minutos desde que comenzó el forcejeo hasta que Formoso volvió al asado para decir que la mujer se había suicidado, en un relato que varios testigos calificaron como “sobreactuado”.
En su testimonio, Formoso admitió que ambos habían consumido cocaína tras ir al “clandestino”, aunque señaló que fue Vanesa quien la adquirió. Cabe recordar que, en la inspección inicial, la policía secuestró cerca de diez gramos de la droga, una cantidad elevada como para ser considerada de consumo personal.
Testigos
El primero en declarar fue la pareja de Vanesa, quien dijo desconocer la relación extramatrimonial. “Esa noche yo me fui a dormir con mi hija”, afirmó. Pidió que el acusado no estuviera presente al momento de declarar. “Ella estudiaba, era runner. No se pudo haber ido así. Ahora lo que me queda es mi hija y la voy a cuidar. Todos los días 2 vamos a dejarle una flor. Quiero que se haga justicia”, expresó entre lágrimas. Ante ello, la jueza Vila le informó sobre los alcances de la Ley Brisa y puso a disposición los recursos de la Cámara.
Luego declaró la tía de Vanesa, anfitriona del asado. “Ella me contó que hacía tiempo que estaba con alguien y me preguntó si podía invitarlo. Esa noche estaba contenta”, dijo antes de quebrarse. Y agregó: “Cerca de las cinco de la mañana los vi apartarse del grupo, cuchicheaban. Después se despidieron y, a los minutos, apareció él con la cara manchada de sangre”.
Entre los asistentes al asado había también agentes de la Policía de Santa Cruz, quienes coincidieron en describir la actitud de Formoso como “muy actuada, muy exagerada”. Su intervención fue clave para contenerlo y evitar que escapara, además de dar aviso a sus camaradas para las pericias iniciales.
Romina, hermana de Vanesa, protagonizó uno de los momentos más tensos al afirmar que su ser querida jamás se suicidaría. Relató que estaba comprando cosas para el cumpleaños de su hija Isa, aunque faltaba un mes. Ella estalló en llanto y descargó su ira contra el acusado: “Espero que este s… que mató a mi hermana se hunda en la m… Mató a una hija, a una madre, a una amiga. Vanesa nunca va a volver. Espero que te mates”. Formoso permaneció inmutable, lo que enfureció aún más a Romina: “Y levanta la cara la basura esta, ¿todavía te da la cara, hijo de p…?”, gritó antes de regresar junto a su abogada.
Profesionales
También declararon excompañeros de la Policía Federal. Las preguntas apuntaron a determinar si conocían la relación entre ambos o si habían notado conductas inusuales en la víctima. Todos coincidieron en que solo había rumores y que Vanesa siempre se mostraba de buen ánimo, con proyectos de vida y metas personales.
El licenciado Gastón Mendicoa, perito psicológico, declaró que Formoso presentaba un “grado importante de hostilidad” que, aunque no lo hacía impulsivo, sí lo volvía “disruptivo”. Ese término llamó la atención, dado que algunos testigos habían señalado que, tras regresar del “clandestino”, el acusado se mostró “muy confianzudo, como si nos conociera a todos”.
Por su parte, la licenciada en Criminalística que supervisó las primeras pericias describió que el estuche del arma se halló a los pies de la víctima y que el disparo impactó en el techo del vehículo, lo que podría indicar un tiro ascendente, aunque aclaró que se requerían estudios adicionales para confirmarlo.
El debate pasó a cuarto intermedio a la tarde para escuchar al entorno del acusado y continuaría el viernes con las declaraciones de peritos, entre ellos María Watson, quien realizó la autopsia a Vanesa, antes de los alegatos y el pedido de pena.
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