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El crepúsculo del viernes trajo la noticia que nadie quería oír en Río Gallegos: el empresario, intensamente buscado, apareció semi enterrado en las afueras de la ciudad capital.

La estepa patagónica, bañada por los últimos rayos del día, fue el escenario donde Nelson Ariel Romero, de 56 años de edad, fue encontrado sin vida, cubierto con una tímida capa de tierra, por agentes de la Comisaría Primera, quienes estaban a punto de rendirse tras tres días de intensos rastrillajes en la periferia de la ciudad capital.

La belleza natural se vio opacada por lo macabro de la violencia humana cuando, tras divisar un montículo de tierra con signos de haber sido removido recientemente, los agentes de policía exclamaron: “Es la persona que estamos buscando. Avisá a la superioridad.” Así, al mover el arcilloso terreno, descubrieron el rostro de Ariel Romero.

El cuerpo estaba enterrado apenas a unos 50 o 60 centímetros de profundidad. Solo se veían su cara y un tatuaje en el pecho que confirmaba la identidad de la víctima, según indicó una fuente presente en la primera inspección.

De acuerdo con la información preliminar a la que tuvo acceso La Opinión Austral, se pudo establecer que, a primera vista, debido a que el cuerpo estaba cubierto de tierra, no se pudo determinar si presentaba lesiones, ya que el rostro no reflejaba señales evidentes.

Momento en el que se descargaban los grupos electrógenos. (FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Para situarnos en el tiempo y el espacio, Nelson, un conocido empresario de Río Gallegos dedicado a la seguridad privada, había desaparecido el lunes. Desde entonces, se realizaron rastrillajes basados en la localización de celdas de comunicación y cámaras de seguridad que mostraron la camioneta transitando por la periferia de la localidad.

Como adelantó La Opinión Austral, una cámara captó la camioneta, que posteriormente fue encontrada en el barrio 366 Viviendas, cerca de la casa de Romero en el barrio Forestal.

La Policía realizó trabajos sectorizados: algunos en los accesos a la ciudad desde Güer Aike y otros desde el acceso a la localidad por Chimen Aike. Fue cerca de las seis y media de la tarde, cuando el ocaso comenzaba a aparecer y se estaba a punto de dar por concluida una jornada sin resultados positivos.

Los agentes de la Comisaría Primera estaban peinando la zona sudoeste de la periferia, avanzando desde el barrio Chimen Aike por la calle 38 hasta la intersección con la 63. Justo en el límite de la “civilización”, donde apenas hay terrenos cercados con membranas, en un descampado que presenta una depresión en el suelo que luego se transforma en estepa, fue encontrado el cuerpo del empresario.

Una vez encontrado el cuerpo, altas autoridades de las fuerzas de seguridad y de la Justicia se hicieron presentes para supervisar las primeras diligencias en el lugar del hallazgo, sin tocar el cuerpo y cercando la zona.

Una de las postales más tristes de la jornada. Dos personas se derrumban tras conocer la terrible noticia. (FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL)

Entre los presentes se encontraban el juez Fernando Zanetta, encargado de instruir la causa, y el jefe de Policía, comisario general Martín Agüero. Con el paso de los minutos, la presencia policial se intensificó y los seres queridos del empresario llegaron para reconocer el cuerpo.

El perímetro estuvo cercado en parte por la misma naturaleza, por el camino de tierra al descampado y por los agentes. La “base de operaciones” y el bloqueo para civiles y periodistas se establecieron a unos 750 metros del lugar del hallazgo.

Cerca de las ocho de la noche, comenzaron a llegar móviles de Criminalística. Los agentes descargaron generadores eléctricos para activar reflectores y, con la ayuda de la luz artificial, comenzaron las pericias realizadas por criminólogos y profesionales del Cuerpo Médico Forense. Además se pudo ver como algunos sacaron palas para comenzar con las tareas que luego concluirían bajo la luz de la luna y la artificial antes mencionada.

(FOTO: JOSÉ SILVA/LA OPINIÓN AUSTRAL)

La estrategia de los profesionales fue emplear una técnica de “afuera hacia adentro“, es decir, examinar el contexto del lugar donde fueron hallados los restos antes de proceder a desenterrarlos.

El próximo paso en la secuencia de medidas solicitadas por el magistrado interviniente será la pericia clave de la autopsia, que se prevé realizar el sábado en las instalaciones de la Morgue Judicial en la calle Kennedy.

En paralelo, las tareas de rastrillaje en la zona se retomarán con la luz solar. Usando como epicentro el lugar donde Romero estaba enterrado y en un radio de unos pocos kilómetros, se peinará el terreno en busca de elementos que la persona que intentó ocultar el cuerpo podría haber descartado. Lo cierto es que, tras días de tareas llevadas a cabo por el personal de las fuerzas de seguridad, se ha avanzado en un punto clave de la investigación para determinar quién y por qué le quitó la vida al empresario.

Las tapas de La Opinión Austral durante la cobertura de la búsqueda del empresario Ariel Romero

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