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Una nueva pelea entre jóvenes pone en debate y reflexión nuevamente esta problemática y la falta de contención de autoridades y medidas preventivas, luego de que el pasado fin de semana un grupo de mujeres protagonizara un feroz altercado con golpes de puño y patadas, afuera del boliche Belfast, en pleno centro de Río Gallegos.
En esta oportunidad, hubo un salvaje enfrentamiento entre menores de edad pero también adultos, a metros del Colegio Secundario N° 11, ubicado en calle Bella Vista.
Melisa, madre de la joven agredida, habló con Radio LU12 AM680 de Río Gallegos denunció que su hija de 16 años fue golpeada brutalmente por un grupo de más de diez personas —entre las que se encontraban también adultos— cuando se dirigía a clases.
“Fue una bestialidad, si nosotros no hubiéramos aparecido detrás de ella, no sé dónde estaría hoy mi hija”, relató la mujer en una entrevista radial, visiblemente conmocionada.
Según contó, todo comenzó el miércoles, cuando sus hijas fueron increpadas en la cancha detrás del gimnasio municipal 17 de Octubre. Tras insultos y agresiones, se produjo una pelea con otro grupo de jóvenes, entre los que había mujeres y también un hombre. “Una chica agarró a mi hija mayor del pelo y ella se tuvo que defender. La tiró y la arañó en la cara. Y mi otra hija (la menor) también se peleó con otra chica, hasta que se separaron y se fueron corriendo”.
Al día siguiente, el jueves, cuando la menor se dirigía al colegio, la esperaban en la esquina un grupo de jóvenes y al menos dos adultos que la atacaron.
La madre detalló que intentaron defenderla junto a su otra hija mayor, pero fueron superadas por la cantidad de agresores. Ante la posibilidad de represalias, iban caminando a pocos metros de la menor de edad, para poder intervenir ante cualquier situación.
“Había madres pegando, había un papá también. Recibimos patadas, piedrazos y hasta nos rompieron el celular. Fue terrible”, narró.
Producto de la golpiza, la adolescente debió ser atendida en el Hospital Regional, donde le realizaron seis puntos en la cabeza. Tuvo, además, lesiones en el tabique y otras contusiones, mientras que su hermana sufrió un esguince en la pierna y heridas en la boca.
La escena fue presenciada por personal de la escuela —directivos, porteros y responsables de la copa de leche— que intervinieron para separar, aunque también recibieron golpes en medio del caos. La Policía llegó al lugar varios minutos después, cuando el ataque ya había terminado.
“Estamos muy asustados. Mis hijas recibieron mensajes amenazantes y estas personas están tratando de averiguar dónde vivimos. Trabajo todo el día y muchas veces los chicos quedan solos, es desesperante”, expresó Melisa, quien además pidió protección policial.
La denuncia fue realizada en la Comisaría Tercera y se solicitó una medida de restricción contra los agresores. La madre aseguró que pudieron identificar a la mayoría de las personas involucradas y que la escuela también aportó nombres ante la Justicia.
Respecto de la continuidad escolar de la joven, explicó que no podrá asistir presencialmente hasta que se recupere de las lesiones. “Quedamos en que le manden las tareas a la casa. Después veremos cómo puede terminar el año sin perderlo”, señaló.
“Yo puedo entender la bronca de una madre porque mi hija mayor, al defenderse, arañó la cara de otra chica. Pero nada justifica ir con un montón de gente a pegarle hasta desmayarla. Fue una salvajada”, concluyó la mujer.
La causa está ahora en manos de la Justicia y la familia espera que se actúe con rapidez para garantizar seguridad. Mientras tanto, la menor permanece bajo control médico y curaciones, por las lesiones físicas, pero también con un grave impacto psicológico.
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