El próximo martes al mediodía, el Tribunal Oral de Río Gallegos deberá dictar sentencia en la causa por el crimen vial que le costó la vida a Soledad Maidana el fatídico 22 de febrero del año pasado,. Sin embargo, la calma que precede a la lectura del fallo se rompió con el clamor de Luis Maidana, padre de la víctima, quien, tras el izamiento de este domingo, manifestó su total desacuerdo y profunda desconfianza en el proceso que culmina.
La vida de Soledad, para su familia, está en juego por segunda vez, y la pena solicitada por la fiscalía -cinco años—resulta, para ellos, una ofensa intolerable.
“La vida no solamente de Sole, la vida de cualquier persona no vale 5 años, tampoco vale 15”, sentenció Maidana, en declaraciones al móvil de exteriores de LU12 AM680 este domingo.
El padre exigió que el tribunal, integrado por María Alejandra Vila, Marcelo Bersanelli y Yamila Borquez, “estén a la altura de la circunstancia y ofrezcan una sentencia ejemplificadora” agregando que “no se puede andar por la por la vida transitando borracho, drogado, matando a una persona”.
La familia de Soledad teme que Ivar Martens pueda salir libre “como Pedro por su casa”, indicó Luis este domingo, si prosperan los pedidos de la defensa para anular la causa o declararlo inimputable.
El dolor, que para Luis Maidana se manifiesta físicamente haciendo que “el estómago se cierra en cada mediodía o almuerzo, a la a la cena“, está acompañado por una sensación de profunda desesperanza. Esta desazón es producto de la pérdida y también de las irregularidades que la familia ha percibido desde que comenzó el proceso.
Maidana reveló públicamente su preocupación sobre las influencias que rodearían al acusado. Según su testimonio, ha tomado conocimiento de que la familia del asesino Mártens contaría con “contacto en el poder judicial, contacto en la política también”.
“No sabemos dónde estamos parados porque no somos de acá de Río Gallegos”, confesó Maidana, dejando en evidencia la vulnerabilidad que sienten los padres frente a un sistema que creen sesgado. Su única tabla de salvación, el único resquicio de fe, es el tribunal mismo.
La indignación
Otro punto central que eleva la indignación de la familia es el comportamiento tanto del asesino como de su entorno. Martens y su madre Patricia Mansilla pidieron disculpas durante los días de juicio, un gesto que Luis Maidana desestima de plano.
El padre de Soledad calificó el pedido de perdón como “de manual,” diseñado exclusivamente para operar como un atenuante en la sentencia. Maidana recalcó a la
que el acusado tuvo un año y nueve meses, desde el incidente, para ofrecer una disculpa, pero optó por esperar hasta el juicio.
La actitud de la madre del asesino es quizás lo que más ofende a los Maidana.
Verónica Luna, madre de Soledad, recordó que el mismo día del hecho, ella habría salido del hospital expresando una frase escalofriante: “Ahora me voy a tener que cargar con la muerte de una p**** por culpa del pelotudo de mi hijo”. Además, según Luna, la mujer ponía “Me divierte” en sus estados de redes sociales cuando se solicitaba justicia para Soledad. Tras conocer estos antecedentes, ella se preguntó: “¿Con qué cara viene la señora ahora a pedirnos disculpas?”.
Maidana citó el testimonio de una oyente de una radio local que denunció la “descaradurez terrible” de Martens al presentarse al juicio en silla de ruedas. Esta vecina -según el padre de la víctima fatal- aseguró haber visto al acusado haciendo “jueguitos con una pelota de fútbol en el patio de la casa” y jugando contra un paredón. Para la familia, este acto confirmó el intento deliberado de manipular la percepción judicial y social.
La Justicia bajo la lupa
La lucha por Soledad pone en evidencia un dilema que resuena fuertemente en la cultura argentina: la brecha entre la justicia legal y la justicia moral. Maidana confiesa que, aunque no es experto en derecho, aprendió lo necesario “a la fuerza” para entender el expediente, y su conclusión es amarga. Reflexionó que la misma persona que tramita una pensión a una abuela puede, por dinero -más allá de que sea la profesión del abogado-, “sacar libre a un asesino, a un violador o a un corrupto”.
Su temor más profundo es que al tribunal, que es quien “realmente sabe,” le “vendan gato por liebre” con toda la información y argumentos presentados durante los alegatos.
La familia Maidana, que este domingo marchó desde Zapiola hasta la Cámara Oral para realizar un minuto de silencio antes de la desconcentración, mantiene la esperanza aferrada al criterio de los jueces.
La súplica final de Luis Maidana es un ruego cargado de dolor y desesperación dirigido al estrado: “No la maten por segunda vez a Soledad cuando el tribunal tenga que dar la sentencia”
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