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Cuando Néstor Kirchner llegó a la Presidencia de la Nación (2003) fue en un panorama de descrédito total en la política y en los políticos, en un país sumido en la pobreza y la exclusión, tras la crisis del proceso neoliberal de los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Fue precisamente la recuperación de la embestidura política y la autoridad presidencial uno de los legados más grandes y trascendentes de sus cuatro años de gobierno, en un tiempo en el que “el que se vayan todos” era moneda corriente. A veinte años de ese período histórico y a 13 años del fallecimiento del expresidente, resulta paradójico que se haya puesto nuevamente en discusión a la política y los políticos, pero no ya dado por una demanda natural de la sociedad, sino más bien considerada por algunos sociólogos, politólogos e historiadores, como de laboratorio discursivamente violenta, con rasgos autoritarios y antidemocráticos.

Otros líderes

El profesor, investigador y analista Rubén Zárate y el profesor de historia y escritor Miguel Auzoberría compararon -entrevistados por La Opinión Austral– ambos momentos de crisis (2001 y el presente), al tiempo que observaron el distinto tipo de dirigente que surgió de esas circunstancias. “Creo que la democracia argentina ha tenido una serie de momentos en los cuales las crisis tuvieron distintas magnitudes y complejidades“, expresó Zárate, al tiempo que subrayó que la de 2001 fue una de las más complejas y termina de forma dramática porque concluye con 39 muertos en plaza de Mayo por la crisis de carácter económico y social que había llevado al país el gobierno de la alianza de Fernando de la Rúa.

“Había una clase política cuestionada, la impugnación era hacia la dirigencia que venía de distintas tradiciones y que había madurado desde el 83 al 2000, donde encontraron un punto de confrontación muy alto con la sociedad, que empezó demandar nuevos liderazgos“, dijo y sostuvo que -en ese contexto- emerge Néstor Kirchner, dirigente de cuño peronista, pero que “incorporó rápidamente la agenda progresista que circulaba por el país, en particular el debate profundo de los DDHH que los gobiernos anteriores habían obstaculizado con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida”. Y en ese punto, Zárate fue contundente: “La ley de convertibilidad parió un nuevo dirigente y este último, con poco voto por la renuncia al balotaje de Carlos Menem, generó una situación donde el propio Kirchner decía que los índices de pobreza eran mayores a los votos que había sacado“.

Para el politólogo, Néstor Kirchner pudo conformar una nueva coalición política incorporando el concepto de la transversalidad, que convergía en 4 puntos centrales: los Derechos Humanos, con una muy fuerte impugnación a la dictadura militar y los crímenes de lesa humanidad; la soberanía de Malvinas, que encontró un hito muy importante en el “No al ALCA” con mirada anticolonialista y de fuerte autonomía soberana frente a EEUU; la crítica al Fondo Monetario Internacional y la deuda externa, donde el propio Kirchner vio que era necesario acelerar el pago para tener mayor independencia económica y política, y la inclusión de carácter social, ampliando a las nuevas diversidades o derechos, movimientos de mujeres, matrimonio igualitario, toda una agenda progresista en los términos de una argentina contemporánea.

Para Zárate, “hoy, en contraposición a esos cuatro puntos donde el kirchnerismo lideró hasta el 2015, esta alianza de (JavierMilei, (MauricioMacri y (Patricia) Bullrich ve bien la alianza con el FMI; tiene una gran debilidad para luchar por la soberanía por Malvinas; no cree que la lucha de los derechos sociales sea una solución y critica al estado de bienestar“. Incluso amplió que se trata de “un grupo social que comenzó con un negacionismo tibio“, pero que “ahora justifica el golpe de estado y los crímenes de lesa humanidad“.

Las crisis tienden a parir nuevos dirigentes, pero si uno compara el producido en Néstor Kirchner y este de Javier Milei, el aspecto político es diametralmente opuesto” y subrayó: “Mientras el primero se inscribía en lo mejor de las tradiciones populares de la ArgentinaMilei representa un movimiento subordinado al mercado internacionalantipopular y débilmente democrático e incluso antidemocrático“.

Finalmente, el investigador manifestó que habría que alertar que Argentina -en este balotaje- “está dirimiendo sentidos profundos, no sólo el tema económico, sino el sentido de su propia cultura política y su vocación democrática“, ya que “es la primera vez que un candidato en democracia justifica la dictadura militar y eso parte aguas, y es necesario ponerlo en el centro de la escena, porque lo que corre riesgo es la democracia misma y la convivencia de los argentinos“.

Antidemocráticos

La mirada del profesor Auzoberría no es tan distinta, pero sí algo más histórica. “La aparición de Néstor Kirchner en ese momento histórico fue la conclusión del cierre de un ciclo que había comenzado con la política neoliberal de los 90 y que, paralelamente, había comenzado en un ciclo de resistencia“, comenzó explicando. “Fue todo un avance de luchas sociales” y que va en paralelo al “colapso de la política del uno a uno que termina con un gran estallido“. En esa situación, “empieza un nuevo movimiento o corriente social que va a interpretar Néstor Kirchner, que va a ser el presidente distinto a lo que estábamos acostumbrados, que era la política de ajuste más ajuste, y él (Kirchner) hace algo totalmente distinto: fue el Presidente Inesperado (libro de José Natanson), un tipo que llega de chiripa, pero que hace lo que no se había hecho hasta ese momento”.

Para Miguel Auzoberría, luego de esas luchas de los 90 empieza una nueva configuración que va a marcar un período histórico no sólo para Argentina, sino también para países de la región como Brasil o Bolivia, con presidentes muy parecidos a sus pueblos. El historiador resumió: “Los gobiernos neoliberales terminan con una crisis política y económica y los gobiernos populares por una crisis política, y después se las fuerzan a las crisis económicas como se las forzaron a (Raúl) Alfonsín y como intentaron hacer a este gobierno de Alberto Fernández, con corridas financieras con la intención de desestabilizar el gobierno“.

Respecto a la aparición de Javier Milei, no dudó: “Es una figura inquietante” porque “interpela a sectores que han quedado afuera de las políticas sociales, pero que lo único que quieren es destruir todo y que todos estén mal” y añadió: “A diferencia de otras épocas, porque la antipolítica siempre estuvo presente, ahora aparecen a boca de jarro a decir y sin tener vergüenza, como en otra época, posicionamientos como la defensa de los golpes de estado o el ataque a la salud o la educación pública“.

Respecto a si ve similitudes entre el momento en el que apareció Kirchner y este, respondió: “Nunca las cosas se repiten igualmente, hay otras herramientas, pero a veces uno piensa que está en la Alemania de 1933 con este personajees lo más duro“. Mientras que subrayó: “Después está esa postal de las privatizaciones, de vender todo; recuerdo que había una canción de ‘Serú Girán‘ de ‘José Mercadocompra todo importado‘ o la película ‘Plata Dulce‘, que hablaba de la locura colectiva del dólar barato” y añadió: “Después de todas estas situaciones, yo pensaba que no iban a volver a pasar y pasó con (Carlos) Menem y estalló en el 2001; bueno, ahora nos quieren volver a meter las mismas cosas“. Finalmente, Miguel Auzoberría indicó que los tecnócratas de la derecha llegaron siempre por golpes de estado y la primera vez que lo hicieron por medio de los votos fue con Mauricio Macri. “Ahora se da esta cuestión que diría que es más de ultraderecha que derechacasi cercana al fascismo“, alertó.

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