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El mercado petrolero mundial atraviesa un momento de incertidumbre y tensión, en medio de decisiones estratégicas de los principales países productores y un escenario de sobreabastecimiento que podría desencadenar una nueva fase de competencia feroz. Según recientes análisis de Bank of America, estamos ante una “guerra de precios de desgaste lento” que podría tener implicaciones significativas para los precios del crudo en los próximos años.

El impacto de las decisiones de la OPEP+

En junio de 2024, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) decidió sumar 411.000 barriles por día (b/d) al mercado global. Sin embargo, la realidad de la producción no siempre se ajusta a las cuotas oficiales. La firma de análisis Bank of America estima que, debido a la sobreproducción de algunos miembros y las limitaciones de otros, el incremento neto real sería de aproximadamente 170.000 b/d. A pesar de ser una cifra modesta, este aumento refuerza la tendencia de un mercado que ya presenta niveles de sobreabastecimiento, lo que presiona a la baja los precios del crudo.

“Estamos ante una guerra de precios de desgaste lento”

Bank of America

Perspectivas de precios y escenarios futuros

El análisis de BofA proyecta que, a lo largo de este año, los precios del crudo Brent promediarán alrededor de 62 dólares por barril, un valor considerablemente inferior a los 80 dólares registrados en el año pasado (-21%).

La posibilidad de un escenario más pesimista indica que los precios podrían caer temporalmente hasta los 50 dólares. Especialmente si confluyen factores como una guerra comercial o una guerra de precios que colisionen en el mercado.

Este escenario de precios más bajos representa un desafío para los productores. Pero también una estrategia que algunos países, como Arabia Saudí, parecen estar adoptando de manera consciente.

Arabia Saudí tiene sus propias razones para incrementar la producción de petróleo, más allá del precio.

Las razones de Arabia Saudí

El papel de Arabia Saudí en esta dinámica es clave. Según Bank of America, el Reino ha manifestado públicamente su interés en recuperar una cuota de mercado más justa, que ha disminuido en comparación con Estados Unidos y otros miembros de la OPEP+. La estrategia de aumentar la producción puede responder a varios factores:

  • Recuperar cuotas de mercado: La disminución relativa frente a competidores como Estados Unidos, que ha incrementado significativamente su producción de esquisto.
  • Capacidad excedente: La alta capacidad de producción de Arabia Saudí permite mantener niveles elevados sin comprometer su estabilidad económica.
  • Estrategia a largo plazo: La tendencia hacia energías renovables y la necesidad de mantener ingresos en un mercado competitivo motivan a los países productores a mantener una producción constante.
    Además, los precios más bajos podrían tener un efecto positivo en la economía estadounidense, ayudando a reducir la inflación vinculada a los costos energéticos y mitigando parcialmente el impacto de los aranceles comerciales.
Según Bofa, si la producción y la demanda de petróleo sigue sin cambios, los precios podrían derrumbarse hasta los USD 50 el barril.

Guerra de precios y sus consecuencias

Bank of America rememora episodios históricos donde las guerras de precios han marcado el mercado petrolero. En 1998, una crisis interna en la OPEP llevó a una caída del petróleo hasta los 10 dólares por barril. Entre 2014 y 2016, la misma organización inundó el mercado para asfixiar financieramente a la industria del esquisto en Estados Unidos. La guerra rápida y furiosa de 2020, desencadenada por la pandemia de COVID-19, provocó un colapso abrupto en los precios, llegando a niveles históricos.

Pero la actual situación difiere de esos episodios. Los analistas de BofA sostienen que estamos entrando en una “guerra de precios de desgaste lento”, impulsada por objetivos a largo plazo en lugar de shocks inmediatos.

Sin embargo, advierten que esta estrategia conlleva riesgos: si la guerra persiste, los precios del Brent podrían mantenerse en niveles bajos por más tiempo, poniendo en jaque las proyecciones de una recuperación a 70 dólares por barril para 2026.

¿Qué implica esta nueva dinámica?

El escenario actual plantea un equilibrio precario. Por un lado, la sobrecapacidad y la estrategia de ciertos países para mantener cuotas de mercado; por otro, la creciente inversión en energías renovables y las presiones para reducir la dependencia del petróleo.

La posibilidad de una guerra de precios prolongada, en la que los productores compitan a costa de precios bajos, podría tener efectos duraderos en la estabilidad del mercado.

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