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No le había pasado hasta ahora, pero en otra muestra de pragmatismo, el presidente de la Nación, Javier Milei, se corrió del centro de la escena política tras el barullo que despertó el fallo de la Corte Suprema contra la expresidenta, Cristina Kirchner. En Casa Rosada evaluaron costo/beneficio y, recién la próxima semana harán esfuerzos por recuperar la atención. Mientras, la líder opositora, presa en su casa del barrio porteño de Constitución, no para y aprovecha el protagonismo para perforar el relato económico libertario.
El volumen de la conversación digital y el rating de los medios tradicionales evidenciaron que la detención de Cristina copó la escena política. Dudaban que fuera así en su entorno tanto como en Casa Rosada, donde ante la reacción callejera y de la dirigencia, optaron por “esperar porque esto dura unos días”, según minimizó una alta fuente en diálogo con La Opinión Austral.
En las filas de Milei tienen medido, a su vez, que captar al votante “muy enojado” con la exjefa de Estado no es tan crucial como en otros tiempos. Evitan, entonces, provocar o darle el gusto de confrontar antes o más de lo necesario, por más misiles que lleguen desde San José 1111.
Por eso, no fue sólo el Presidente el que bajó el perfil en el ágora política (cuando salió el fallo estaba de gira por el exterior y al volver, ya se definía el arresto domiciliario) sino también su equipo, donde abundan los dirigentes que acumularon muchos años de expectativa para capitalizar el momento en el que Cristina quedó presa por corrupción.
Sólo el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el dialoguista del gobierno, fue habilitado a referirse al tema en diversas entrevistas. A los más aguerridos “antikukas” se les pidió silencio o moderación.
Milei espera a que baje la espuma y califica de “partido homenaje, de despedida” la Plaza de Mayo llena del último miércoles en la ciudad de Buenos Aires. En Casa Rosada afirman que de esas columnas que se manifestaron “ya emergerán los traidores” con la expresidenta afuera de la boleta.
En su esquina, Cristina, apenas olfateó que la centralidad política volvía a posarse sobre su figura, abrió varios frentes de acción: agradeció a propios ajenos por los gestos de apoyo que -con alguna sorpresa- fueron amplios y contundentes; entabló contactos claves internacionales que incluyen al presidente de Brasil, Lula de Silva (uno que volvió al poder después de una condena por corrupción y que la visitará el 2 o 3 de julio); y principalmente, convocó al peronismo y aliados a “volver”.
Cristina habló, rechazó su situación judicial y los extra que conlleva -como las salidas si o no al balcón-; arremetió contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; pero sus mensajes los aprovechó mayoritariamente para marcar la oposición al modelo económico de Milei. Ahí le dedicó varias menciones al de Economía, Luis Caputo. Además de “vamos a volver“, se animó bajo los reflectores a asegurar que “esto se cae“.
Detenida y envalentonada

La expresidenta apuntó a “salarios congelados” y al alza de la tasa de desempleo que “se acerca a los dígitos otra vez“. Y aseguró: “Este es un modelo insostenible en la práctica y en los hechos. Un modelo que tarde o temprano se cae. Y podrán mandar guardias acá, y la Federal, y la Gendarmería, y la Prefectura, y no sé qué fuerzas más acá, a San José 1111, pero la verdad no sé qué problemas piensan solucionar. La gente no come policías, ni tampoco come a Cristina Presa. La gente quiere comer pan, fideos, harina, comprarse algo, tener futuro, que lo tengan claro“.
Argumentó con la “persistente falta de dólares” e hizo “una cuenta sencilla“: “El 11 de abril pasado se levantó la restricción a las personas físicas para comprar dólares. Bueno, en esos 15 días de abril se fueron más de 2.000 millones de dólares, 2.100 si mal no recuerdo, que además formaron activos en el exterior. Y durante el mes de mayo se llevaron de las reservas otros 1.770 millones de dólares. En total, y haciendo números redonditos, en 45 días se llevaron casi 4.000 millones de dólares cuando levantaron la restricción a las personas físicas. Para decirlo más clarito, un tercio, un tercio del segundo préstamo del Fondo Monetario por 12.000 millones de dólares“.
“Pero -continuó-, si se llevaron 45, en 45 días, un tercio del último segundo préstamo del Fondo, ¿qué puede salir bien de todo esto? A ver, ¿alguien me lo puede explicar coherente y sensatamente? Y si además le sumamos todos los dólares que se van y que se siguen yendo, porque estamos en un país donde a los argentinos les resulta más barato comprar ropa, electrónica, consumir afuera del país. Bueno, la cuenta es sencilla, ¿eh? Estamos al horno. Eso con los dólares que incluye a nivel del nivel de endeudamiento con bonistas y otros organismos multilaterales”.
Milei respondió al vaticinio de la exjefa de Estado sobre la caída del modelo libertario: “Habría que ver qué considera ella que este Gobierno se cae. Cristina es parte de uno de los peores gobiernos de la historia. Durante su segundo mandato, Argentina pudo haber sido una revolución. Además, formó parte del inmundo gobierno de Alberto Fernández que nos encerraron a todos”.
Sobre la movilización a Plaza de Mayo, el mandatario nacional agregó: “Los que marcharon no cuestionaban que los K robaban. La gente dice que estaba mejor. ¿Por qué estaba mejor? Bueno, porque se estaba comiendo el capital de otro”, sostuvo.
Con la puja distributiva nuevamente en discusión, el peronismo se mueve para ser una oposición en unidad que llegue al 2027 con un proyecto económico concreto para ofrecer. Porque si “esto se cae“, la pregunta que deberán atender con claridad, tras la fallida experiencia del 2019 -2023, es cómo piensan levantarlo.
El próximo martes se espera otra reunión ampliada en la sede nacional del Partido Justicialista (PJ) al respecto. Si el justicialismo logra salir efectivamente de la fragmentación, tendrá que hacerlo con un fuerte debate interno que confluya en un decálogo de propuestas.
No será tarea fácil. En 2023 dejó el poder con alta inflación y la voluntad quebrada. Milei tiene para contraponer la foto actual con un alza de precios mensual cercana al 1% y el tipo de cambio estable. Esos resultados, claro, no se alcanzaron sin fuertes sacrificios. El peronismo intuye que la paciencia de los más damnificados comienza a resquebrajarse.
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