Conmemorando el nacimiento del bandoneonista, compositor y director de orquesta de tango Aníbal Carmelo Troilo, cada 11 de julio se celebra el Día Nacional del Bandoneón.
La fecha tiene su origen en el año 2000 cuando la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires sancionó la ley 366 que estableció el 13 de abril como el Día del Bandoneón. Cinco años después, se sancionó la ley nacional 26.035 que declaró el 11 de julio como el Día Nacional del Bandoneón.
La norma fue propuesta por Francisco Torné, nieto de Zita Troilo (esposa de Aníbal Troilo), y el poeta Horacio Ferrer, amigo del bandoneonista y entonces presidente de la Academia Nacional del Tango.
El bandoneón llegó al Río de la Plata entre 1870 y 1880, formando parte estable de las orquestas de tango entrado el Siglo XX. Si bien no está claro quién lo introdujo primero, el instrumento se ha difundido a lo largo y ancho del país, llegando también hasta la provincia de Santa Cruz.
“Más que decidirlo, no sé si fue el destino y me eligió a mí el instrumento. El bandoneón era de mi abuelo, a él no lo conocí, pero el instrumento quedó en nuestro hogar dando vueltas y de grande, pude meterme de lleno”, contó el riogalleguense Jeremías Villarreal (31) de visita en los estudios de Radio LU12 AM680.
El bandoneón llegó al Río de la Plata entre 1870 y 1880.
“El instrumento tuvo muchos años de abandono y tuve que ver cómo funcionaba y arreglarlo para poder ejecutarlo”, acotó.
“Tuve el primer acercamiento en la adolescencia, pero el instrumento estaba en muy mal estado así que no perduró. De grande, tomé la decisión de hacerme cargo para poder practicar bien, antes era muy difícil por cómo estaba, perdía mucho aire, estaba desafinado, cualquier cosa que hicieras no sonaba bien”, recordó.
La experiencia de la Orquesta Típica
Villarreal, quien regresó a Río Gallegos hace poco tiempo, se incorporó a la Orquesta Típica de Tango. “Es una experiencia muy linda. Hay otros chicos muy jóvenes que están aprendiendo instrumentos y estamos trabajando con eso”, manifestó al respecto.
Sobre las presentaciones con la orquesta, afirmó que “son momentos especiales. Lo disfrutas mucho más porque en ese momento estás sintiendo la música, no estás pensando tanto en la ejecución sino yendo con la corriente, con el instrumento, te desconectas totalmente”.
En cuanto a su vínculo con el tango, mencionó: “Hay una frase que dicen mucho los tangueros que es que el tango te espera, te encuentra cuando estás listo para sentirlo. Mi familia es del norte así que es más del folclore que del tango, cuando me decidí a ejecutar el instrumento, empecé a escuchar con más atención y me di cuenta que me gustaba mucho, fue sumergirme de lleno“.
“Es un instrumento ideal para expresarse por su sentimentalidad y lo que transmite”.JEREMÍAS VILLARREAL, BANDONEONISTA
“Encontré algo que me identificaba, tocaba una fibra interna. Ya no hay vuelta atrás”, afirmó sobre el tango.
El bandoneonista recordó también cuáles fueron los primeros artistas que conoció del género. “Lo primero que escuché durante mi adolescencia fue Piazzolla, pero es un mundo distinto del tango tradicional que conocemos. Conforme pasaron los años, fui investigando otros artistas del tango, de la estructura típica”.
“‘Los mareados’ de Troilo es un tema hermoso, desde lo musical es muy emotivo, es una orquesta completa muy trabajada”, destacó.
Durante su visita a los estudios de “La Decana de la Patagonia”, el músico riogalleguense interpretó “Flor de lino” de Héctor Stamponi, “Los sueños” de Astor Piazzolla y “Bahía Blanca” de Carlos Di Sarli.
Consultado sobre el desafío actual del tango, apuntó a la transformación. “No podemos esperar que la misma receta que funcionó en los años veinte, treinta o cuarenta despierte un sentimiento en las nuevas generaciones, es necesario un recambio desde lo musical y nuevas alternativas, sino se estanca y no hay evolución. También es un desafío para el músico, al mismo Astor Piazzolla le cuestionaban los tangueros de la vieja escuela que hacía una música que ellos no consideraban tango”.
Por último, sobre el bandoneón, afirmó: “Es un instrumento más, hay que usarlo, más allá del tango, en folclore también se usa mucho. Lo que a mí me mueve es la expresión que uno lleva adentro, más que la ejecución, la perfección, es buscar lo que a uno lo identifica y plasmarlo a través de la música”.
“Es un instrumento complicado, difícil de conseguir, caro, pero el fin es buscar la expresión de lo que uno lleva adentro. Es un instrumento ideal para expresarse por su sentimentalidad y lo que transmite“, concluyó.
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