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“Acá, pase lo que pase, el diario tiene que salir“, dice Juan Benítez, jefe del taller del Grupo La Opinión Austral hace 36 años, en los estudios de Radio LU12 AM680.
“Tenía un vecino en el barrio, Juan Guerra, que un día me dijo: ‘Juan, te voy a sacar de la calle’. No es que era vago, trabajaba en obras, era changarín. Tenía 17 años”, recuerda en el día de su cumpleaños N° 65.
Comenzó a trabajar en el diario Correo del Sur. “Vi un hombre levantando y poniendo piezas y me preguntó: ‘¿Te gusta? Si te gusta aprender, te voy a pedir'”.
Así, Benítez se sumó a la labor. “24 horas pasábamos armando la máquina, me dormía arriba del cuerpo de la máquina, hasta que la armó y arrancamos con el diario”.
El hombre que había vendido la máquina le comentó que Alberto Segovia iba a ir a verla y le preguntó si podía ponerla en marcha para mostrarla. Si bien el negocio no se hizo, tiempo después en La Opinión Austral lo estaban esperando para trabajar.
Gonzalo Iparraguire fue quien le enseñó el oficio. “Él me enseñó todo, era pieza por pieza. Lo que él me enseñó, hoy lo hago con los chicos, la desarmamos entera, la armamos, no traen técnicos, salvo que tengamos que ponerle algo nuevo”, indica y agrega que “hay que revisar, no es una cosa que anda y la dejás, es como un auto de lujo, hay que cuidarla, es lo que nos da el laburo”.
Actualmente el tiraje es de 600 ejemplares, incluyendo las ediciones de La Opinión Austral y La Opinión Zona Norte. “La máquina anda 10 minutos. Es rápida y peligrosa, no tiene sensores digitales que indiquen… te agarró y te llevó”, apunta y cuenta “a mí me pasó, me agarró el buzo y me lo sacó completo, se clavó el borcego en la base de la máquina y quedé en calzoncillos tirado en el piso. Me quedó el eje en el tobillo, giró y cuando pararon la máquina, vinieron corriendo. Me tocaba el pie, estaba completo. Les dije que me prestaran un pantalón y seguimos. Ellos estaban blancos como el papel“.
Benítez tuvo otro accidente, pero ese con menos suerte, ya que perdió la falange de un dedo. “Es maravilloso ver la máquina, pero es peligrosa”, recalca.
“Estoy orgulloso de lo que hago y eso se lo debo a esta empresa, haber aprendido una profesión, poder estar trabajando y tener el equipo que tengo: Fabián, ‘Tito’, Marcos, ellos ya saben cómo es el trabajo, es un relojito todo”, explica y no duda en confirmar “me voy a jubilar, pero voy a seguir trabajando, esto es mi vida“.
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