La alimentación ocupa un lugar cada vez más importante en la prevención de enfermedades, especialmente en una etapa en la que hay tantos virus en circulación. En medio de una cuarta ola de Covid-19, con picos de casos gripales y la confirmación del primer caso de viruela del mono en el país, cobran mayor relevancia los aspectos nutricionales.

Mantener una dieta saludable, variada y equilibrada es uno de los aspectos clave para mejorar el sistema inmunológico, encargado de combatir virus y bacterias. Reconocer los alimentos más nutritivos y dónde se encuentran es fundamental para poder tomar las mejores decisiones, tanto a la hora de cocinar como al hacer las compras.

La mayoría de las vitaminas, minerales y aminoácidos que el cuerpo necesita se incorporan a través de la dieta. Por lo tanto, si la alimentación es deficiente, el organismo no contará con la materia prima adecuada para fabricar anticuerpos.

En este sentido, hay alimentos más importantes que otros, porque influyen en la respuesta inmunológica. Las vitaminas A, C y D cuidan las barreras de defensa primaria y ayudan a mejorar las funciones de los glóbulos blancos, mientras que minerales como el hierro y el zinc colaboran a través del transporte de oxígeno en la formación de proteínas que formarán anticuerpos.

La vitamina D tiene un rol destacado en la protección de los bronquios, mientras que la vitamina A cuida la piel del ingreso de elementos dañinos. También impacta en la inmunidad la vitamina C, mejora la actividad de los glóbulos blancos e interviene en la activación de células del sistema inmunológico.

Una alimentación “antivirus” debe contener una variedad de alimentos, incluyendo siempre leche o yogur, algún tipo de queso y huevo, carnes de cualquier tipo (roja, de cerdo, pescado, cerdo, pollo, cordero). Además, es importante incorporar legumbres, que aportan minerales y fibra.

¿Qué alimentos conviene elegir?

  • Vitamina A y D: en la yema de huevo, leche e hígado, y en quesos, yogures enteros, o que han sido fortificados, en riñones y en carnes de todo tipo, hortalizas de color anaranjado o verde oscuro (vitamina A), pescados grasos como atún, caballa y sardina (vitamina D).
  • Vitamina B: la B12 se halla en productos cárnicos, la B1 en cereales integrales (avena, centeno o arroz integral).
  • Vitamina C: está en la naranja, pomelo, mandarina, el kiwi, frutilla y quinoto, y también en pimientos, perejil, en repollo blanco y rojo y en el brócoli.
  • Hierro y Zinc: presentes en carnes rojas, hígado, pollo, cerdo, legumbres, frutos secos y cereales integrales.
  • Fermentados: yogures y aquellos que contienen probióticos.

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