María de los Ángeles Salgado nació en Catamarca hace 47 años. A los 16, producto de un golpe, sufrió el desprendimiento y rotura de sus retinas y perdió el 100% de la visión. Dos años después se mudó a Pico Truncado y a los 19, conoció a quien se convertiría en su pareja y padre de sus hijas.

“Él era profesor de ciegos, también era ciego y me enseñó cómo caminar en la calle con el bastón y la rehabilitación”, recordó a La Opinión Austral.

“Tuvimos algunos problemitas porque en ese tiempo a los 19 años aún eras menor de edad, él era un poco mayor que yo, pero pudimos vencer eso. A mis 21 años nos juntamos, formé mi familia y tuve a mi primera hija”, relató.

Tras el nacimiento de Brisa, tuvieron que lidiar con la posibilidad de que les quitasen la tenencia, ya que la madre de María de los Ángeles consideraba que una pareja ciega no podía criar, pero pudieron mantenerse juntos.

La crianza

Cuando era adolescente había cuidado a sus sobrinos, pero en su maternidad se encontró con nuevos desafíos.

“Mi primera hija tuvo una madurez mucho más rápida. Cuando tenía uno o dos añitos, quería guiarnos, se daba cuenta de que su mamá y su papá no veían y nos quería llevar adonde estaba la puerta o mostrarnos cómo salir”, contó.

María de los Ángeles con Brisa, su hija mayor.

“Ella quería tomar una responsabilidad y tratábamos de que no se manejara así porque era como que le estábamos cortando la niñez“, recordó.

La escolaridad también fue compleja, pero por los prejuicios. “Le afectó un poco porque se burlaban mucho de ella porque sus papás eran ciegos, le hacían bullying, fue complicado”, reconoció. Rocío, la menor de sus hijas, tuvo otra experiencia: “Tenía otro carácter, se sabía defender y se iba a las manos, así que no le afectaba mucho”.

María de los Ángeles perdió el 100% de la visión cuando tenía 16 años.

En cuanto a cuál ha sido la etapa más compleja de la crianza, señaló la adolescencia. “Al no tener la visión cuesta más. Estás en casa, enfrente tenés un playón y la persona con la vista puede estar mirando qué está haciendo su hijo. En mi caso tenía el playón enfrente y uno está con el corazón en la boca porque no sabés qué es lo que están haciendo, esa parte se me complicó bastante”, reconoció.

Sobre cómo abordaron esa etapa, indicó: “Con los consejos. En ese tiempo hablábamos mucho con las chicas, estaba su papá y tratábamos de aconsejarlas para que no anden en mal camino y se fijen en las personas con las que se juntaban. Con los hijos, uno cumple con hablarles como padre, pero ellos toman la decisión”.

Rocío y María de los Ángeles.

María de los Ángeles está viviendo en Río Gallegos hace seis años, Brisa ya tiene 26 años y Rocío, 23. “Soy abuela de dos hermosos nietos, Ian y Maia. A mi primer nieto lo crie hasta los cuatro añitos, ya que mi hija fue mamá adolescente. Al año siguiente que nació el nene, falleció mi marido, así que tomamos la responsabilidad de criarlo juntas, fue un poco difícil porque éramos tres con el nene. Como mamá primeriza le costaba, le daba mucho miedo, la ayudé y salimos adelante”, recordó sobre la crianza de su nieto mayor, hoy de 10 años.

María junto a sus hijas Rocío y Brisa y su nieto Ian.

¿Qué le diría a una mamá que teme, por perdida de visión, no poder criar? “Se puede, yo pude. Mucha gente puede ser mamá, una discapacidad tiene sus límites, pero no te incapacita para hacer como una persona normal. Está en tener voluntad, fuerza, querer salir adelante y pensar que lo más hermoso es tener un hijo“.

Todo me gusta de ser mamá y ahora me encanta ser abuela. El nieto que crie es todo, tenemos un amor especial. Mi nietita no se crio conmigo, pero también tenemos un cariño muy especial”, acotó.

Cerrando, María de los Ángeles les deseó un feliz día a todas las mamás de la provincia. “Quiero decirles que se puede y que tengan mucha fuerza y voluntad”, cerró.

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