Sucedió en el Juzgado de Familia Nº 2 de Río Gallegos, a cargo de Antonio Andrade, y la sentencia quedó firme. El protagonista es un nene de ocho años cuyo apellido le fue asignado por la pareja de su madre, quien lo reconoció como “hijo” a partir de la ausencia del papá biológico en su vida.
El expediente donde se resolvió la triple filiación, una figura que demanda la inconstitucionalidad del artículo 558 del Código Civil y Comercial, que dice que “ninguna persona puede tener más de dos vínculos filiales, cualquiera sea la naturaleza de la filiación”, comienza cuando el padre biológico de T. intenta reconocerlo e impugnar el apellido que tenía el nene.
En el debate, el hombre sostuvo que durante mucho tiempo no supo de su existencia y que se le negó el derecho a ejercer su paternidad, al tiempo que la mujer ofreció pruebas de que siempre lo supo y no quiso hacerse cargo. Aun así, las partes coincidieron en que lo que importaba era cumplir con el deseo del nene, que sí quería conocer a su papá biológico.
Antonio Andrade: “Fue un privilegio para mi tener que acompañarte en esta decisión”
El magistrado debía resolver entonces si dejaba o no sin efecto el apellido de T. y por consiguiente la paternidad afectiva de la pareja de su mamá, sin embargo, al escuchar al nene, quedó claro que tiene plena conciencia de su situación de vida, que incluye además a “dos gatos y un perro salchicha”, pero que también anhelaba formar parte de la vida de su padre biológico.
El fallo de Andrade analiza las transformaciones en los vínculos jurídicos familiares clásicos o tradicionales, a partir del surgimiento de nuevos tipos familiares, como familias ensambladas, monoparentales, ampliadas, las uniones de hecho de heterosexuales e igualitarias, técnicas de reproducción asistida, entre muchos otros.
“En el caso de T., reitero que el niño está en cabal conocimiento de su origen biológico, de la existencia e identidad del Sr. C. y de que quiere comenzar a vincularse con él. Pero por otro lado le es innegable el lazo afectivo construido con el Sr. P. A., quien ha ejercido hasta el día de la fecha (y lo sigue haciendo) un rol paterno socioafectivo. En este caso puntual, el sistema pluriparental nos ha zanjado el camino. De aplicarse este novedoso instituto, T. no tiene que elegir por una opción o por la otra. Por su parte, ni el Sr. C. ni el Sr. A. tienen que renunciar a sus aspiraciones, anhelos, vínculos, derechos y deberes para con el niño. En síntesis: ambas presencias en la vida de T. son fundamentales”, se lee en el fallo.
Tras escucharlo, con intervención de la SENAF y de la Defensoría General, se decidió hacer lugar al pedido de reconocimiento de triple filiación derivada del vínculo biológico y socioafectivo, estableciendo un plan de parentalidad y que el orden de los apellidos del nene sea con el de su papá del corazón en primer término y el del biológico en segundo lugar.
El fallo
“Hola T., soy Antonio el juez, charlamos hace unos meses por plataforma virtual. ¿Te acordás? Ese día hablamos de varios temas, te habías sentido incómodo ante la opción de tener que decidir entre C. y P. Recuerdo que cuando surgió la posibilidad de que los dos sean tus papás, te sorprendiste que se pueda y dijiste: ¡SÍ ME GUSTARÍA! bastante fuerte.
Sabés que cuando le pregunté a tu mamá, a P. y a C., los tres dijeron que estaban de acuerdo con esa opción. Es más, tu papá P. dijo “T. la tiene más clara que todos nosotros juntos”. Y tiene razón.
Quiero decirte que ha sido un privilegio para mí tener que acompañarte en esta decisión, que fue tuya. Es más, seguramente tu corazón abierto y tu valentía les va a ayudar a otros niños y niñas (incluso a gente grande) que no quieren tener que optar. En fin… quiero decirte que a partir de ahora P. seguirá siendo tu papá legal como hasta ahora, y C. también.
O sea, vas a tener una mamá y dos papás. ¡¿Qué te parece?!
En cuanto a C., vamos a tener que tener un poco de paciencia, él va a tener que aprender cómo ser tu papá y para eso lo vamos a acompañar y a aconsejar.
T.: nos quedaste grande. Nos seguiremos viendo, vos sabés bien que nos quedan cosas por acomodar. Un abrazo fuerte.
Antonio: EL JUEZ”.
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