En el marco del Día del Scout y de la Buena Acción Diaria, que se celebra cada 5 de septiembre, los grupos San Juan Pablo II y Padre Juan realizaron este sábado la gran Expo Scout en las instalaciones de la Parroquia San José Obrero de Río Gallegos.
En la oportunidad, cada rama preparó un stand para contarle a la comunidad cuáles son las actividades que realizan.
Carlos Martínez Agudo se sumó a los scouts cuando tenía 11 años, hoy tiene 35. “Cuando tenía la edad de ellos no interactuaba, me daba miedo hablar y cuando entré en los scouts me dieron la confianza que necesitaba para la vida, eso es lo que me mantiene vivo. Cada vez que veo uno de esos chicos que entra con timidez, pienso en cómo era yo cuando era chico y trato de ser el educador que yo necesitaba cuando era chico”, explicó a La Opinión Austral sobre su experiencia.
Reconoció que mantener la atención y compromiso de niños, niñas y jóvenes es complejo. “Hoy peleamos contra la tecnología, contra el celu, contra los jueguitos, básicamente contra las pantallas. Nuestro trabajo consiste en poder desconectarlos un poco de las pantallas y traerlos a la vida de todos los días, trabajando con instrucciones, campamentos, trabajando siempre en equipo”.
El compromiso de los educadores es permanente, en este sentido, recordó: “Cuando volvimos de la pandemia éramos mi señora, yo y un dirigente más y no sabíamos cuando íbamos a abrir el grupo, hoy somos casi 100 personas, es un trabajo constante. Estoy feliz de ver el trabajo de los chicos y ver el grupo tan grande me llena de orgullo”.
Entre los expositores estuvieron Facundo, Benjamín y Emi, quienes compartieron las actividades que realizan cada sábado, explicaron qué son los “fósforos de emergencia” y también prepararon la historia de Robert Baden-Powell, fundador del escultismo.

Por su parte, Tobías contó que lo que más disfruta es “pasar tiempo con mis amigos y hacer actividades”.
En otro de los stands estaban Solange, Gladys, Camila y Daiana. Daiana, quien participa de las actividades hace cinco años, invitó a que se sumen: “Van a aprender cosas nuevas, van a hacer amistades y socializar, van a divertirse, nadie los va a juzgar”.
“Acá hay pura paz, no hay discusiones, es un lugar muy bonito”, acotó Camila.
Por último, en el stand de la comunidad rover San Roque, Camila de 21 años y scout desde los 11, valoró: “Es un movimiento muy lindo, se convierte en algo cotidiano, es un estilo de vida. Siempre brindamos servicio, es una familia”.
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