Por 31 horas, en junio de 1982, el papa Juan Pablo II visitó Argentina.
Juan Pablo II tenía programado desde inicios de 1980 hacer una visita a Gran Bretaña a fines de mayo. Una vez que se inició el conflicto bélico, el viaje fue la respuesta a los reclamos de los obispos católicos y protestantes del Reino Unido al Vaticano para que el papa no suspendiera la visita a Gran Bretaña, como reclamaban algunos sectores antibelicistas, y al Episcopado argentino para que visite el país en un gesto de cercanía con las dos partes. La histórica visita fue programada con poco más de un mes de antelación.
Mientras tanto, en las islas, José Ruiz, artillero antiaéreo apostado al este del faro San Felipe en Puerto Argentino, ocupado de la defensa de la pista del aeropuerto, recuerda en diálogo con La Opinión Austral: “A nosotros no dieron la orden de hacer un alto al fuego de 24 horas por la visita del papa y los ingleses aprovecharon para tirarnos con todo. Fuimos muy castigados el día de la visita del papa”.
Ruiz se encontraba en Puerto Argentino desde el 3 de abril y sobre lo que pensó, señala que “en ese momento no lo analizaba porque tenía pocas comunicaciones, incluso me entero de la visita por la orden de alto el fuego”.

José Ruiz, veterano de Malvinas.
Desde su llegada a Ezeiza, Juan Pablo II fue aclamado por una multitud. “Permitidme que desde este momento invoque la paz de Cristo sobre todas las víctimas, de ambos bandos, del conflicto bélico entre Argentina y Gran Bretaña; que muestre mi afectuosa cercanía a todas las familias que lloran la pérdida de algún ser querido; que solicite de los gobiernos y de la comunidad internacional medidas aptas para evitar daños mayores, sanar las heridas de la guerra y facilitar el restablecimiento de los espacios de una paz justa y duradera“, expresó en un discurso en el que dijo 38 veces la palabra paz.
“Como católico, pensé que realmente podía ser un alivio muy positivo para nosotros, pero no fue así, nos ordenaron el alto el fuego y los ingleses nos dieron con todo”, recuerda Ruiz.
Faltaba muy poco para que la guerra finalizara.
Ruiz regresó a Río Gallegos el 12 de junio, dado que la Fuerza Aérea estaba realizando los reemplazos. “Cuando vengo al continente, me entero de la situación real de la guerra y mucho más al otro día, cuando fue la rendición. Me afectó mucho. Donde estaba vivíamos otra guerra con respecto a los que estaban haciendo el combate cuerpo a cuerpo en Monte Kent, Dos Hermanas, Darwin, ellos venían cayendo. En Puerto Argentino los ingleses no nos atacaban más”.
“Como no teníamos comunicación, no conocíamos las circunstancias que estaba viviendo el resto. Ahí uno se da cuenta que no todos vivimos la misma guerra, cada uno vivió su guerra”, cierra.
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