Una familia no sale de la consternación, luego de haber dejado a su mascota en Control Animal de Río Gallegos para que la castren, sin saber el trágico desenlace.
Se trata del caso de “Tomasa“, una gatita de apenas de siete meses que -hasta tiempo atrás- sus dueños creían que era machito y le habían puesto “Tomás”. Se trataba de una mascota que era de Alejandra Berthe.
“Tomasa” había pasado su primer celo y estaba en condiciones de poder ser sometida a la castración correspondiente. Alejandra, quien ama a los animales y es muy responsable, depositó su confianza en Control Animal de la Municipalidad, desconociendo que una presunta mala praxis terminaría con la vida de su gatita de manera prematura.
Cerca de las 8 de la mañana del jueves, Alejandra llegó con “Tomasa” a las inmediaciones de Control Animal, emplazado en la autovía 17 de Octubre a metros de la sucursal de una conocida cadena de supermercados francesa, con la esperanza que su gatita pase sin mayores problemas la intervención quirúrgica.
“Llene sus formularios y espere mi turno. A las 8:20 ingresa mi gatita y me dicen que la espere que en 35-40 minutos ya iba a estar afuera, el tiempo fue pasando y no salía.. Aproximadamente las 10 de la mañana me la entregan me dicen que se despertó y que me la podía llevar, procedo a entrar al lugar, la acomodo en el canil y hable unas palabras con Alejandro Cheuqueman” expresó Alejandra en una denuncia que hizo pública nombrando al director del lugar.
Alejandra contó como fueron las últimas horas de su mascota. “Cuando ya estaba en casa, seguí las instrucciones que me dieron en el lugar de que no le diera ni comida ni agua hasta después de las ocho de la noche. Al ratito, mi gatita empezó a caminar, buscaba lugares frescos y estaba callada. Yo, pensando que era normal, la dejé”, dijo la joven sobre lo que pensaba que era algo que debía pasar, pero todo cambió cerca de las cuatro de la tarde.
A esa hora, Alejandra fue a ver a Tomasa y vio el peor escenario. “Mi gatita estaba agonizando, por lo que me desesperé y comencé a llamar a los dos veterinarios que figuran en el papel que te entregan en el lugar siendo los mismos el Dr. Oberto y el Dr. Parola, al no tener respuesta procedo a llevar a mi gatita al veterinario de urgencia, una vez que llegue al veterinario mi gatita ya estaba muerta”, expresó.
Alejandra llamó al veterinario Parola. Él le hizo alguna preguntas y le dijo si quería llevarla a su casa. “Una vez que llegue al lugar, la abre y me comienza a decir que “se les fue la tijera” y que le habían perforado un órgano, pero que lo habían suturado y le habían realizado un lavaje y demás”. aseveró la joven. “¿Por qué no me dijeron?” preguntó Alejandra, a lo que el veterinario le respondió: “se nos pasó, fue muy rápido“.
“Aclaro que mi gatita estaba en perfectas condiciones cuando la lleve, tiene su libreta y tiene sus vacunas al día por lo que gracias a su falencia me mataron a mi gatita. Además en un momento de la revisión me dijo que se les fue la tijera porque tiene una piel muy blandita por su tiempo, pero si es un profesional ¿no debería tener extremo cuidado cuando corta un tejido si sabe que hay piel blanda y puede perforar un órgano?” se preguntó Alejandra y concluyó: “En fin, además de que se les “olvido” informarme de la c… que se mandaron, me mataron a mi gata”.
Este diario intentó comunicarse con Alejandro Cheuqueman, jefe del área Control Animal, pero prefirió no hacer declaraciones a la prensa.
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