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El tradicional cuento de Disney “Cenicienta” cuenta la historia de una joven que logra acudir a una fiesta real a la que no tenía permitido ir por decisión de su malvada “madrastra”. Al salir raudamente de esa celebración, Cenicienta pierde un zapato, que luego es encontrado por el hijo del rey.
Un poco más acá en la realidad y en otro contexto, una vecina de Río Gallegos busca a “Ceniciento“. Es que el jueves por la noche, la mujer encontró un botín de fútbol en las inmediaciones de la cancha del Atlético Boxing Club.
“Busco al dueño de este botín”, escribió a través de las redes sociales la vecina, quien contó que lo halló “tirado afuera del predio del Boxing“.
En su publicación, que acompañó con la foto de la zapatilla, aseguró que “está impecable” y conjeturó: “Supongo que se le cayó a alguien”.
El posteo en la red social Facebook ya tiene más de 90 compartidos, con el finde encontrar al “Ceniciento” dueño del botín. ¿Aparecerá?
“Cenicienta”, la historia de la quinceañera que perdió su zapato
A principios de diciembre, La Opinión Austral dio a conocer la historia de Keila, que a menos de 24 horas de su fiesta cumpleaños de 15 perdió un zapato.
El hecho ocurrió cuando Keila fue a tomar el colectivo tras probar su vestido y zapatos con la modista, debió correr para no perderlo. En el trayecto, le advirtieron que tenía la mochila abierta. Cuando llegó a su casa se dio cuenta que le faltaba una sandalia. Dado que no era posible comprar un nuevo par, era esencial encontrar el zapato perdido.
Así fue que comenzó la búsqueda. Desde el barrio San Benito se trasladaron a la autovía buscando, sin resultados positivos, el zapato perdido. En simultáneo comenzaron a compartir el pedido de colaboración en los estados de WhatsApp, pero la viralización llegó cuando Camila, la tía de Keila, publicó en Facebook.
Con el hashtag #Zapatosparakiara, aunque se habían equivocado en el nombre, los riogalleguenses preguntaban a qué CBU o alias podían enviar dinero y cuando obtuvieron respuesta, primero llegaron 5 mil pesos y luego más y más colaboraciones, logrando reunir algo más de 42 mil.
La familia de Keila pensó que con ese monto era suficiente y pidió que dejaran de enviar dinero. Luego supieron que les faltaría dinero, pero finalmente con la colaboración del abuelo pudieron costearlo. Por la noche, la quinceañera lució su vestido y su nuevo par de sandalias.
¿Y el zapato perdido? “Apareció, está medio mordido por los perros”, señala sobre la sandalia que una vecina le hizo llegar.
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