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La historia de una quinceañera que había perdido un zapato mantuvo en vilo a vecinos y vecinas de Río Gallegos este fin de semana.

Este viernes, a menos de 24 horas de su fiesta, Keila fue al barrio Evita para que la modista le hiciera los últimos ajuste del largo del vestido que utilizaría en su fiesta de “15”, por lo que llevó las sandalias que completaban el outfit.

Cerca de las 19:00, en camino a su casa en el barrio San Benito, estaba yendo a la parada del colectivo cuando debió correr para no perderlo. En el trayecto, le advirtieron que tenía la mochila abierta. Cuando llegó a su casa se dio cuenta que le faltaba una sandalia. Dado que no era posible comprar un nuevo par, era esencial encontrar el zapato perdido.

La publicación que se viralizó en redes.

Así fue que comenzó la búsqueda. Desde el barrio San Benito se trasladaron a la autovía buscando, sin resultados positivos, el zapato perdido. En simultáneo comenzaron a compartir el pedido de colaboración en los estados de WhatsApp, pero la viralización llegó cuando Camila, la tía de Keila, publicó en Facebook.

Cada vez había más gente compartiendo“, contó aún sorprendida Keila en exclusiva a La Opinión Austral. Al día siguiente, la repercusión era aún mayor.

“Pensé que no lo iba a compartir nadie porque hasta a mí me dio vergüenza y después, cuando vi que se re difundió, estaba re sorprendida. Había gente que me ofrecía otros zapatos, pero seguía con las esperanzas de que podía encontrar el mío”, comentó.

Horas antes de la fiesta, con sus nuevas sandalias.

Con el hashtag #Zapatosparakiara, aunque se habían equivocado en el nombre, los riogalleguenses preguntaban a qué CBU o alias podían enviar dinero y cuando obtuvieron respuesta, primero llegaron 5 mil pesos y luego más y más colaboraciones, logrando reunir algo más de 42 mil.

Los vecinos colaboraron con más de 40 mil pesos.

La familia de Keila pensó que con ese monto era suficiente y pidió que dejaran de enviar dinero. Luego supieron que les faltaría dinero, pero finalmente con la colaboración del abuelo pudieron costearlo.

Por la noche, la quinceañera lució su vestido y su nuevo par de sandalias.

Tras el “tropiezo” de haber perdido la sandalia y gracias a la colaboración de los vecinos, Keila tuvo su noche soñada.

Fue una noche muy emotiva. “Ante la mínima cosa, ya quería llorar”, contó y señaló en especial dos momentos: “Cuando me dieron un anillo y en la entrega de velas, lloré con la última vela que le dediqué a mi tía que falleció”.

¿Y el zapato perdido? “Apareció hoy, está medio mordido por los perros”, señala sobre la sandalia que una vecina le hizo llegar.

Cerrando, expresó: “Muchas gracias a toda la gente que estuvo colaborando, me dejaron una re linda imagen de mi ciudad. Nunca me imaginé que se iba a difundir tanto y que la gente me iba a ayudar”.

EN ESTA NOTA cenicienta Quinceañera

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