Cuando la Municipalidad anunció que reabriría el emblemático Cine Teatro Carrera, la comunidad de Río Gallegos celebró la noticia con entusiasmo. Desde entonces, varios vecinos empezaron a compartir sus recuerdos en el lugar.

Comenzó así una suerte de reconstrucción de la historia del cine de la capital santacruceña. En ella, no podía faltar el relato de quienes trabajaron allí.

Guillermo Herrera, quien se encargaba de la proyección de las películas y del mantenimiento de la sala desde su reapertura en 1992, se emocionó al recordar su paso por el lugar.

“El inicio de la reapertura del Cine fue en 1991. Estaba cerrado hacia varios años y abandonado hasta que lo compró el empresario Juan Carlos Mauri y me ofreció trabajo para ponerlo en marcha”, rememoró Herrera en una entrevista publicada en las redes de la Municipalidad.

Luego, explicó que había que arreglar las butacas y la sala, que “estaba llena de palomas”. Además, tuvieron que comprar nuevas maquinas de proyección en Buenos Aires porque las que habían quedado estaban muy estropeadas.

Finalmente, en abril de 1992 y luego de un arduo trabajo, el Cine Teatro Carrera se reinauguró  con un espectáculo musical a cargo de María Marta Serra Lima.

Otro que formó parte del recordado espacio de esparcimiento fue Javier, dueño de Darkside. “Teníamos un local que tenía 2×3 metros al costado lateral derecho”, contó y detalló que hasta ese momento “no había locales de tatuajes y piercings en la ciudad.

“Estuvimos acá varios años, en un momento teníamos un local de ropa y el de tatuajes y luego paso a ser todo uno solo en una parte grande”.

Además recordó como fue que la casa de venta de electrodomésticos fue apoderándose rápidamente del espacio. “Primero estaba en el lateral izquierdo, era chiquito, y luego ocupó el local del fondo. Nosotros ya veíamos que iba agarrando parte de la galería, pero no sabíamos si el cine iba a cerrar o seguiría funcionando”, detalló.

“Ese era un momento complicado y había funciones en las que nadie venía”, señaló Javier, mirando hacia el edificio ahora vacío y agregó: “Espero que si se reabre, la gente se cope y venga”.

Por su parte, Guillermo Herrera aseguró que cuando le dijeron que había llegado el fin de esa etapa le produjo una tremenda pena.

“Después de que cerró y lo empezamos a desarmar para entregárselo a Garbarino era un llanterío bárbaro de parte mía. Estuve trabajando hasta que lo termine de desarmar y luego me mude a LU14”, contó.

Con el correr del tiempo cada uno siguió su camino, pero ambos coinciden en que apenas se conoció que el cine volvería a funcionar todos sus conocidos los llamaron para preguntarles si volverían a trabajar allí. Aunque aún no han definido nada, no dudan en asegurar: “Nosotros apostamos a algo que terminó siendo muy lindo”.

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