La Navidad se celebra en gran parte del mundo y es considerada la festividad más importante para el cristianismo. Debido a la diferencia de los husos horarios entre los países, existen algunos que celebran esta fecha especial primero que otros.
A las 0 horas de Argentina, en la provincia de Santa Cruz, se levantaron las copas en cada hogar, se brindó y se desearon maravillas para unos y otros. Las personas que usaban bombacha pudieron aprovechar a pedir sus deseos según el color de la ropa interior que utilizaran.
Terminó el día 24 de diciembre que comenzó con todos los preparativos, los traslados de la casa de familiares o amigos o la espera de los invitados. La preparación de las comidas y las conversaciones de los temas familiares pero también, y sobre todo este año, de fútbol y el Mundial que ganó la Selección Argentina: los detalles de los partidos, el logro de Messi, los datos del resto de los jugadores que no todos conocen, la locura de los festejos (un sobrino se acerca para mostrarle al tío un video viral increíble) y el futuro del capitán y la Selección.
Mientras tanto los más chicos corrían afuera y adentro de la casa, jugaban, se peleaban y volvían a jugar. Algunos siguieron a Papá Noel por las distintas ciudades del mundo. A las 12 de la noche en punto vieron brindar a los más grandes y se sumaron con sus bebidas sin alcohol al “chin chin” y fueron llevados hacia afuera de la casa para ver si le ven a Papá Noel arriba de los techos repartiendo regalos para luego, un poco apenados por no hallarlo, sorprenderse de nuevo al ingresar y ver que en el arbolito de Navidad ya están los regalos. La foto de los más grandes para inmortalizar esas sonrisas.
Los que no enviaron los mensajes por WhatsApp antes, pare evitar el colapso de la señal, escriben sus saludos a los seres queridos con quien no compartieron la noche. Otros intentan llamar o hacer videollamadas para verse las caras.
En seguida, los más jóvenes volvieron a poner la música para alegrar la noche y muchos, como ya es tradición, pusieron desde las 21 horas Crónica que en cada fiesta de fin de año la rompe con el rating por el acertado playlist.
Los más futboleros, decidieron poner al repetición de la final del Mundo para brindar con Argentina campeón
El tiempo en Río Gallegos: anunciaron un domingo navideño con 22° de máxima
El mensaje del obispo García Cuerva para Navidad: “Ojalá podamos aprender a ser buenos hinchas unos de otros”
El augurio del presidente para el futuro: “Vamos bien y vamos a estar mejor”, dijo Alberto Fernández
En un mensaje grabado que fue emitido por cadena nacional, el presidente Alberto Fernández llamó este 24 de diciembre a los argentinos a “no relajarse ni bajar los brazos” frente a la pandemia de coronavirus; afirmó que el año que concluye será recordado como “el que dio inicio a la recuperación económica” y deseó, a tono con el espíritu de las fiestas, que 2022 traiga “grandes acuerdos en procura de una sociedad más justa”.
“Gracias, Papá Lionel”, el emotivo mensaje de la AFA
Kiritimati, el primer lugar habitado que recibió la Navidad en el mundo: su historia y trágico futuro
Como cada año la Isla Kiribati, fue el primer lugar que recibe la Navidad; es considerado como el arrecife de coral más grande del mundo y ya recibió las fiestas navideñas.
Kiritimati, también llamada Christmas, que en español significa Navidad, se encuentra en el archipiélago de Kiribati, al noreste de Australia y a 232 kilómetros por encima de la línea del ecuador. Los cambios de hora según las regiones y los países, son un acuerdo internacional que data de 1884 cuando se dividió la Tierra en 24 husos horarios.
La isla, que tiene una superficie de 388 kilómetros cuadrados y una población de 5.586 habitantes es un lugar que cobra mayor dimensión el 31 de diciembre porque arriban al lugar muchos viajeros que buscan vivir la experiencia de ser los primeros en celebrar la llegada de un nuevo año.
La diferencia horaria con Argentina es de 17 horas ya que la isla se encuentra en el Greenwich Mean Time (GMT) +14 y nuestro país -3.
Esta isla pertenece a la República de Kiribati, cuya capital es Tarawa Sur, un país insular en el oeste del Pacífico que tiene 811 kilómetros cuadrados y una población de poco más de 100.000 habitantes, según datos de 2013.
Kiritimati tiene un aeropuerto internacional y está compuesta por cuatro aldeas: London (la principal), Tabwakea, Paris y Poland. Además de su valor simbólico en Navidad y Año Nuevo, uno de los atractivos turísticos del territorio, también se erige como un paraíso para la pesca marítima y el submarinismo, posible por las cristalinas aguas del Océano Pacífico en esa zona del mundo.
En gran parte, la sobrepoblación de esta ciudad responde a condiciones de vida cada vez más difíciles en las otras islas del archipiélago.
Es que el lugar privilegiado de la nación oceánica podría literalmente desaparecer por la influencia del cambio climático: estimaciones calculan que, de continuar las emisiones humanas de gases de efecto invernadero y consolidarse el calentamiento global que eleva el nivel del mar, todo Kiribati podría quedar sumergida de aquí a quince años.
Además, el avance del Pacífico hace difícil encontrar agua potable en el país, por lo que diferentes entidades internacionales han destinado fondos a mejorar la situación de los kiribatianos y de la Isla Navidad. Entre 2014 y 2020, la Unión Europea donó 23 millones de euros para el “desarrollo sostenible” de la isla de Kiritimati, con 4,6 millones de euros extra para garantizar el acceso a agua potable, aunque todo queda corto frente al avance del océano. Australia, Nueva Zelanda y China son otros aliados importantes de la nación.
La casi certeza de su destino llevó a Kiribati a ensayar soluciones ambiciosas para encarar su futuro: una de las más conocidas fue cuando el ex presidente de las Islas entre 2004 y 2016, Anote Tong, aprobó la compra de un terreno de 22 km en la Isla vecina de Fiyi, pagada con casi 7 millones de dólares de dinero público. El mandatario añadió en su momento que, además de ser una inversión inmobiliaria y una posible fuente de alimentos debido a la fertilidad del suelo, en el peor de los casos podría servir para que su pueblo pudiera migrar con “dignidad” y no como “refugiados climáticos”.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia