El deporte es fundamental para los niños ya que, además de ayudarles a desarrollarse físicamente, mejora su salud, les permite potenciar su vida social al relacionarse con otras personas, asumir responsabilidades y a valorar la importancia de colaborar con los compañeros, entre otros muchos valores. Y además, les ayuda a rendir más en el colegio.

Ahora que estamos viviendo uno de los acontecimientos deportivos más importantes, el Mundial de Fútbol, podemos aprovechar esta oportunidad para enseñar a nuestros hijos todos estos valores positivos que ofrece el mundo del deporte y alejarlos de los negativos.

Trabajo en equipo Gran parte de los deportes que existen fomentan la importancia del trabajo en equipo, de la coordinación y de la confianza entre compañeros. 

Esta lección, indudablemente imprescindible para la futura vida social de nuestros hijos, les acompañara el resto de su vida, tanto en la escuela como en el mundo laboral, y supondrá un punto a favor para su currículo.

Sentimiento de pertenencia y unión Mediante el deporte, los niños sienten que pertenecen a un grupo y desarrollan sus propios lazos sociales. Cuando hay un sentimiento de unión, las personas se sienten más a gusto con ellas mismas y con su entorno y son más felices; al fin y al cabo, el ser humano es un animal social.

Diversidad Una de las grandes lecciones de este campeonato es la desaparición de fronteras y la diversidad cultural. Es muy importante que los niños no discriminen a sus compañeros por motivos de raza u orientación sexual, que aprendan a abrir sus mentes y a descubrir nuevas culturas y formas de pensamiento.

Superación y disciplina El deporte, como cualquier otro tipo de habilidad, incentiva a los niños a querer superarse, a enmendar los errores cometidos con anterioridad y, por tanto, a mejorar cada día. Es importante que los niños aprendan a aceptar que a veces las cosas no salen como uno quiere y que para mejorar los resultados se requiere de disciplina y constancia.

Esfuerzo Para poder ganar cada partido es necesario entrenar día tras día, tener disciplina y ser constantes, es decir, trabajar. Nuestros hijos deben saber que las cosas no caen del cielo y que si quieren conseguir algo tendrán que esforzarse para alcanzarlo.

Competitividad sana Como en todo deporte, la competitividad es una de las principales características del fútbol. Es bueno que nuestro hijo aprenda a ser competitivo para mejorarse a sí mismo, pero no siempre comparándose con los demás. Esta es una de las cualidades más difíciles de asentar porque existe una línea muy fina entre su aspecto positivo y negativo. Hay que enseñarles a ser competitivos al mismo tiempo que empáticos y buenos compañeros.

Deportividad Los buenos perdedores son también los mejores ganadores. Es muy importante que nuestro hijo aprenda a superar las derrotas, que no se venga abajo por cualquier piedra que se encuentre en el camino y que aprenda a solucionar sus problemas. Esta lección es imprescindible puesto que en la vida misma no todo sucede como quisiéramos y más de una vez nos toca afrontar situaciones desagradables de las que debemos aprender.

Además, hacer ejercicio es fundamental para nuestro bienestar y el de los pequeños. El fútbol puede ser una perfecta forma de que tu hijo practique algún deporte y pueda desarrollarse tanto física como personalmente aprendiendo los valores que hemos apuntado anteriormente.

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