¿Cómo generar estrategias de tratamiento para las personas que tienen un uso problemático de alcohol hace muchos años? El alcohol es una sustancia que deteriora notablemente el cuerpo y el cerebro, afectando el funcionamiento global, por lo que se requiere un abordaje que incluya a familiares o referentes, acompañamiento, espacios de tratamiento grupal y acciones que promuevan la inclusión social. En este sentido, se trata de captar algún interés del sujeto que pueda ser desarrollado con el acompañamiento de un referente.

Generalmente el consumo de alcohol es algo escondido y negado, principalmente en las mujeres. Una parte importante de los afectados no reconoce su adicción, dice que siempre ha tomado lo mismo y afirma que consume mucho menos de lo que realmente bebe. Muchas veces son los hijos o cónyuges los que se preocupan y consultan, y son ellos los que más ayudan, aportando información valiosa sobre conductas o problemas del paciente.

Por mucho que traten de ocultarlo, luego de un tiempo el cuerpo comienza a dar señales de la agresión que está recibiendo, las cuales son aún más evidentes en el adulto mayor. A las consecuencias que suele traer consigo el alcoholismo, se suman el deterioro físico y las enfermedades propias de la edad, las cuales se ven agudizadas por esta adicción.

En las personas mayores de 50 años, el consumo de alcohol y drogas en general puede presentarse frente a cambios que son propios de esta etapa de la vida, sobre todo por cambios en el rol social. Estos producen una alteración que requiere de una elaboración y el problema es que el alcohol funciona como anestesia o tapón, lo que obstaculiza el proceso de elaboración y produce un efecto inmediato. Por ejemplo, frente a alguna pérdida, duelo, soledad, jubilación, divorcio? en lugar de dar lugar a un proceso para superarlo, con el alcohol u otra sustancia se produce un estancamiento y se intensifican los sentimientos de tristeza, sumado al aislamiento que provoca el uso crónico de alcohol.

Las secuelas de este problema pueden observarse en diversas esferas. A nivel neurológico, los efectos del alcohol son casi inmediatos. En este sentido, los adultos mayores son más sensibles porque la tolerancia a esta bebida va disminuyendo con la edad, por lo tanto, hay una mayor tendencia a perder funcionalidad.

Se pueden producir o agravar neuropatías, por ejemplo, en las extremidades inferiores, lo que genera calambres, sensación de quemaduras y debilidad muscular. Además, se presenta un mayor deterioro de la memoria y surgen dificultades para hablar, estados de confusión o depresiones. También hay problemas de equilibrio, lo que muchas veces se traduce en fracturas por caídas, las cuales pueden llegar a ser fatales para un anciano.

Por otra parte, observamos un abuso en el uso de benzodiacepinas después de los 50 años, frente a ansiedad, estrés, problemas para dormir, dolores somáticos, entre otros; por indicación médica aparecen psicofármacos como alprazolam, clonazepam, diazepam, lorazepam, de los cuales muchas personas terminan con un grado de dependencia, con secuelas negativas a nivel cognitivo, memoria, concentración, entre otros. Generalmente estos psicofármacos producen un efecto placentero con respuesta inmediata, lo que genera, en algún plano, una idea de alivio instantáneo que construye la creencia sobre la eficacia de la pastilla, por ello, sin posibilidad de manifestarse en su sintomatología, comienza una falta de control del psicofármaco, tanto del médico que receta como de la persona que se angustia por la posibilidad de tener que suspender la medicación, y por lo tanto, refuerza la evitación de la experiencia de malestar y el consumo abusivo de psicofármacos.

Setripco es un servicio de tratamiento integral para patologías de consumo que depende del Hospital Regional Río Gallegos, donde pueden acercarse y consultar espontáneamente lunes, martes, miércoles y viernes de 10:30 a 12 hrs.

Lics. Cintya González, Juan Posada y Agustina Ferreyra.

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