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Por Raúl Pedone / Mendoza Today

Fabián Gregorio, CEO de PSJ Cobre Mendocino, fue entrevistado por Mendoza Today y habló del proceso de construcción de desarrollo de la minería en la provincia gobernada por Alfredo Cornejo.

El senado provincial avanzó en la aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto San Jorge, ubicado en Uspallata,  para explotar cobre, oro y plata. Esta aprobación puede marcar el desembolso de nuevas inversiones en ese distrito. 

Gregorio expone su mirada personal y profesional, en su relato trasluce cómo fue el trabajo para avanzar en el desarrollo de la Licencia Social en un distrito que acaba de incorporarse en el mapa minero nacional. Muestra los desafíos sociales e industriales que viene por delante, sin desconocer las ansiedades de las comunidades que hoy miran al sector y demandan grandes respuestas en lo inmediato.

En Mendoza se explotará cobre, oro y plata.

Todo por hacer

– ¿Qué sintió cuando se aprobó el DIA que le dio luz verde al proyecto?

-Desde lo personal, lo viví de una forma muy particular porque dediqué muchos años para que esto fuera posible. Lo consideré como un hito de la empresa. Sin ninguna euforia, por supuesto, pero con la justa satisfacción de haber cumplido esta etapa. Todavía quedan pasos importantes

-¿Coincide entonces en que fue una jornada histórica?

-Sí, fue un hecho histórico para la provincia y el país, reinicia una etapa productiva. Digo reinicia porque la última mina fue Bajo la Alumbrera, que cerró por el año 2016-2017. Esta es una nueva puerta productiva que se abre para la Argentina. Hay proyectos más grandes que están en danza en San Juan, en Catamarca, en Salta, que esperan su momento y lo van a encontrar. San Jorge continúa estando en la pole position: es un proyecto competitivamente muy rentable, y que tiene facilidades energéticas, de recurso hídrico y logística muy valiosas.

-Quienes están a favor de la minería dicen que fue una “construcción colectiva”. 

-Vi un proceso de maduración de las organizaciones civiles, organismos académicos y científicos, como de espacios gubernamentales y nosotros como empresa. Si bien las disidencias existieron, la gente estaba dispuesta a entender de otro modo de qué se trata la actividad minera. También vivimos una era comunicacional muy activa, muy diferente comparada con quince años atrás, que ha servido para comunicar y para informar mejor. En definitiva, los miedos nacen muchas veces por la desinformación y otras veces por la desinformación organizada. Pero esto ha sido muy positivo, ni hablar del contexto social y político en general, que también puso su parte.

La Cámara de Senadores de Mendoza durante el tratamiento de la iniciativa. FOTO: CÁMARA DE SENADORES

Voluntad política

-Alfredo Cornejo y parte de la oposición pusieron la voluntad política que faltaba.

-Por supuesto. El factor político fue clave. No porque lo vaya a hacer más o menos sustentable, pero celebramos la decisión de empujarlo y llevarlo adelante. Esta vez  hubo voluntad política diferente que antes no se había visto.  Nos encontramos con un gobierno que tomó las cosas con determinación, lo cual es crucial para desarrollar la actividad. En definitiva, es desarrollar una industria que es de interés público, como lo marca la minería y el propio Código Minero.

-¿Mendoza fue exigente?

-Los requerimientos ambientales vienen creciendo a nivel mundial. Una publicación reciente estima que en los últimos años en Chile, que son los número uno del mundo en commoditys, las exigencias ambientales han crecido un 160%. Pero es una realidad, y la industria lo está asumiendo como tal. Estamos en esa misma línea.

-¿Qué sigue ahora en San Jorge?

-El proyecto tiene licencia operativa, permite continuar con los trabajos. ¿Qué trabajos vienen? Son los propios de cerrar los contratos con las empresas que van a hacer la factibilización del proyecto.

-¿Cuándo se empiezan a ver los efectos favorables económicos?

-Estamos en franco avance. Si logramos cumplir esta línea de tiempo, como lo venimos haciendo, vamos a estar en condiciones de empezar a adquirir la maquinaria y estar adelantados con el suministro de la línea eléctrica, porque seguramente vamos a comprometer un tendido eléctrico para la mina. Necesitamos 40 mega KV de potencia para que la mina funcione, y esto seguramente va a tener una externalidad positiva. Si eso ocurre, entre noviembre y diciembre de 2026, estaremos iniciando la construcción de la mina.

Queremos aprovechar la ventana de oportunidad, obviamente cumpliendo con las exigencias, y honrar con una inversión real los permisos otorgados por la Provincia y entrar en el mercado aprovechando el buen momento que vive este commodity. Ya con esas inversiones iniciales inmediatas, empieza el requerimiento de trabajo, de gente que piensa, de gente que hace proyectos.

-¿Y la mano de obra, el trabajo operativo?

-Se empieza a generar movimientos y requerimiento de talento y mano de obra. A medida que vayamos cerrando esos contratos, vamos a ir contratando gente, y ni hablar de la línea eléctrica, que demanda costos de inversión real y personal involucrado.

Alfredo Cornejo, apostó por el desarrollo de la minería.

-¿Cuándo se empieza a producir?

-El compromiso es que sean tres años muy intensos para poder poner en pie la mina, quizás dos años y medio. Después viene otra etapa: la de producción, con más de 600 operarios trabajando en el lugar y mucha gente involucrada en el empleo indirecto, ya que la mina debe suministrar todos los bienes y servicios que requiere. Una mina como esta tiene un costo operativo y anual de 120 millones de dólares para no detenerse. Esto es básicamente salarios, suministros varios, mantenimiento, costos de funcionamiento, energía y combustible, que mantienen vivo no solo el proyecto, sino también un tejido humano e industrial.

Mano de obra

-Siendo que Mendoza todavía no se “autopercibe” como provincia minera, ¿hay en Mendoza gente capacitada?

-Mendoza tiene lo más importante: talento humano. Hay muchas universidades públicas y privadas que vienen preparando gente. Quizás ahora deberían focalizarse con mayor especificidad en lo que la industria necesita. Pero en cuanto al suministro de bienes y servicios, se encuentra bastante preparada. De hecho, muchas empresas mendocinas, tanto del eje norte como del eje sur, hoy están suministrando servicios a la minería, no solo a nivel nacional sino también internacional.

-La economía es un ida y vuelta. ¿No hay que temer que vengan los expertos en cobre chilenos y se queden con todo?

-Una empresa como la nuestra va a elegir al proveedor que mejor se adapte en calidad y costo. Nosotros siempre decimos que como empresa no necesitamos una ley de compre local porque tenemos el compromiso asumido con la comunidad. En realidad, nos conviene que esto sea así, no solo porque hay calidad. Para un proyecto minero, es bueno, además de tener la licencia operativa, tener la capacidad de fortalecer las licencias sociales internamente.

-La calidad se puede lograr, pero los costos argentinos a veces no dependen tanto de las empresas sino de la macroecomía.

-Los servicios que tenemos en nuestra zona son buenos. Podrá haber alguno que no estén en condiciones de prestar. Ahí se abrirá una ventana para otras provincias o algún operador internacional. Pero estamos hablando de un proyecto argentino. La intervención de empresas extranjeras estará involucrada en casos muy específicos. Por ejemplo, en maquinarias mineras y los mantenimientos y repuestos respectivos.

-Usted, Fabián, es abogado. Uno se imaginaría a un ingeniero liderando San Jorge. Los abogados también tendrán que ponerse a estudiar leyes mineras. Es otra oportunidad también para contadores, administradores de empresa.

-Tenés razón. Yo soy abogado de base, egresado de la UNCuyo, en la provincia donde nací. También soy MBA, egresado de la Universidad Torcuato Di Tella, una maestría en management. Hace muchos años que estoy involucrado en el mundo de los negocios. Es decir, la minería es tan multidisciplinaria en sus requerimientos que invita a participar a gente de las ciencias duras, pero también de las ciencias blandas.

-¿Es prematuro hablar de los mercados donde se venderá el cobre?

-Sí, hay mercados específicos, hay interesados directos. Una gran demandante mundial de cobre que está traccionando la producción mundial, tanto en Chile como en el resto de los productores: China, todo el Lejano Oriente y la India. Pero hay compradores del concentrado de cobre (el producto final) que pueden estar localizados en otras regiones, como Europa.

-¿Le parece que esta última etapa fue rápida, comparada con los años que llevan empujando el proyecto?

-Fue un proceso compacto, continuo, bastante exigente, pero que se formalizó en un paso razonable en términos comparativos a nivel mundial. Lo que pasa es que tomamos la vieja historia y nos retrotraemos a 2008, que es cuando empecé con esto. Ahí la película es larguísima, pero la foto del momento fue bastante ágil, aunque muy seria y exigente. Tuvimos cero concesiones. De hecho, tuvimos que hacer un nuevo informe de impacto ambiental. No nos reconocieron la Declaración de Impacto Ambiental anterior. Tuvimos que “repetir de grado”.

Imagen de archivo del interior de la mina de cobre de El Teniente, de Codelco, en Rancagua, Chile, el 15 de octubre de 2020 (REUTERS/Fabián Cambero)
Chile es líder mundial en la provisión de cobre.

Del otro lado de la Cordillera

-Ahora quedamos un poco más cerca de Chile.

-Hay algo ilustrativo para resaltar. En términos comparativos con nuestro país vecino, que estamos tan cerca y tan lejos… A 65 kilómetros de Santiago de Chile, que tiene 7.4 millones de habitantes, funciona la mina Los Bronces, que opera Anglo American y produce 160.000 toneladas anuales de cobre. A 90 kilómetros tienen División Andina, de Codelco, que produce entre 160.000 y 180.000 toneladas. El Soldado está a 100 kilómetros en línea recta de Santiago y produce 40.000 toneladas, igual que San Jorge. Hacia el sureste está la mina El Teniente, que produce más de 300.000 toneladas.

-¿Y qué dicen al respecto los santiaguinos?

-En forma periférica, si sumás, se produce cerca de 1 millón de toneladas de cobre en forma satelital a Santiago de Chile. No existe ninguna situación de alarma por el agua, ni por la contaminación, ni por el polvo en suspensión. Todos cumplen con un estándar internacional suficiente para tranquilizar a una comunidad.

-Tampoco se escuchan conflictos con la agricultura.

-Claro, la minería convive con los otros sectores productivos. Por ejemplo, el año pasado Chile exportó 102.000 millones de dólares. Argentina, 77 millones. Algunos dirán: “Bueno, pero eso es cobre”. No, no es todo cobre. Hay 50.000 millones de dólares de cobre, pero hay otra mitad que no. ¿Y qué exportan en esa mitad, que es un montón, para las dimensiones de ese país? Vinos, pasas de uva, cerezas, ciruelas, salmón, de todo. Es una matriz productiva que se ha visto tan beneficiada por un flujo incesante de dólares, que permitió fortalecer a todos los demás sectores. Y con crédito blando.

Desafíos

Los grandes desafíos que la minería enfrenta hoy son más visibles en Mendoza, pero igual realidad se repite en cada provincia que la actividad tiene su lugar para desarrollarse.

Actualmente en el mundo minero se emplea el término “win-win“, una síntesis que apuesta al “todos ganan”. Para que el desarrollo sea positivo, entonces, tiene que ganar las comunidades, respetar el medio ambiente, debe ganar el privado y el sector público.

Las palabras de Fabián Gregorio muestran cómo es el proceso de desarrollo de una industria que puede dar respuesta a muchas demandas de la sociedad, todo dependerá de cómo sea construida. La responsabilidad es de todos. 

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