Cuantificar y medir, en definitiva: saber, constituye el primer paso para dimensionar un problema y pensar una estrategia de solución. ¿Cómo puedo saber cuál camino tomar si no tengo justipreciada la dimensión de un problema? O, peor, si no sé cuál es la dificultad. El diagnóstico es una pieza determinante.
Pensando en esto, un grupo de más de 15 investigadores y técnicos de la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Santa Cruz y las agencias de El Calafate, Río Turbio y Río Gallegos aunaron mentes para desarrollar una aplicación que permite relevar, de manera georreferenciada, causales de pérdidas de ovejas. El objetivo es armar un mapa predial y regional para, así, ayudar a los productores, pero también a empresas y al propio Gobierno a la hora de tomar decisiones y desarrollar políticas.
Por poner un mojón claro: el camino a seguir no sería el mismo si las ovejas mueren por abigeato, por la acción de predadores, porque no tienen pasto o por cuestiones climáticas.
El proyecto tuvo su inyección financiera a través de “ImpaCT.AR”, el programa que promueve proyectos de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. En este caso, distribuyó $120 millones a 17 proyectos innovadores de todo el país. Uno de ellos, este de la “aplicación para el seguimiento de pérdidas en ganadería ovina extensiva”. El mismo fue declarado de interés por la Cámara de Diputados de Santa Cruz.
“Si uno analiza la producción ovina extensiva, la captura de valor para el productor está en buscar diversificar con alternativas productivas, por ejemplo, dónde se puede desarrollar el bovino o el agroturismo, o aumentar la cantidad de cabezas, aunque esto pone en riesgo la sobrevida de las pasturas. Si no se toman otras medidas, con la consiguiente desertificación, también se puede acceder a un mercado diferencial”, relató a Santa Cruz Produce, Germán Seeber, ingeniero agrónomo y coordinador del proyecto.
Según datos del SENASA, en 2022, Santa Cruz contó con 2.241.000 cabezas ovinas. Y datos del Anuario Merino del mismo año mostraron que los 3 mayores problemas a nivel regional fueron: 64,2% control de depredación; 53,1% disponibilidad de alimentación, y 33,3% falta de mano de obra.
Más allá de estos datos, la información puntual es errática con respecto a cuántos animales se pierden. Por eso, esta aplicación promete cambiar la forma en la que se recolectan los datos, pero también las estrategias que pueden tomarse a partir de los mismos.
Aumentar los niveles de eficiencia implica sí o sí tener un control o mayor conocimiento de por dónde se están perdiendo los recursos. “Hay varios factores por los que se escurre la rentabilidad en un establecimiento”, dijo Seeber y la pérdida de animales es uno. El ingeniero apuntó a que dichas pérdidas son multicausales: predadores, clima, intoxicación, desnutrición, abigeato, son algunas de las causas. Pero, ¿qué pasaría si pudieras tener en un mapa cuántos de tus animales se perdieron y cuáles fueron las causas? ¿Y si esa información fuera general en tu región para saber lo que les pasa a los establecimientos vecinos?
“En otras producciones, el umbral de daño económico está muy estudiado, en producción ovina: no. Y si el productor puede determinar que sus pérdidas, desde el momento en el que la majada empieza a parir hasta la señalada, son del 25-30% y puede, de alguna forma, discriminar esas pérdidas y saber por qué se le mueren las ovejas, entonces va a poder buscar soluciones”, enfatizó.
Cómo funciona
Actualmente, algunos productores llevan registros, pero escritos o en una planilla. La idea de hacerlo digital, según aportó Seeber, tiene que ver con generar un impacto más allá del productor y del predio, poder establecer un canal de generación de información que ayude en otras esferas.
“Un gran primer paso es pensar en un mapa de riesgos, pensar en una zonificación, en que hay áreas más críticas que otras, y que cada zona puede tener su lógica de problemas, con esto a nivel región se podrán pensar en decisiones y políticas gubernamentales y de organismos y autoridades competentes”, contó Seeber.
La aplicación es de uso libre, sencilla y se pueden cargar datos offline, que luego se sincronizarán cuando haya conectividad. Para el productor es simple: tiene que contactar al instituto, hacer una entrevista para que los técnicos puedan adecuar la aplicación al establecimiento, luego ver las posibles causas de desaparición física de las ovejas y ¡listo! A relevarlas. Se pueden cargar fotos, videos y todo queda georreferenciado.
Lo que viene
“La tecnología potencia muchos procesos, pasó con las maquinarias, hoy está pasando con el relevamiento de datos, quienes están en el campo requieren de cierta formación, diferente de la que se necesitaba antes, pero también es cierto que las nuevas tecnologías cada vez son más simples, amigables y de fácil adopción”, contó Seeber. En este caso, a través de una aplicación en el teléfono, algo que todos hoy tienen en su bolsillo.
Por ahora recién están con algunos ensayos experimentales y algún campo que se animó, pero apostando, con el apoyo de la Provincia a vincularse con otros organismos y empresas que potencien la utilización de esta aplicación. “El camino, como toda adopción tecnológica, será lento, habrá algunos adelantados y luego otros que se encolumnarán detrás de ellos”, auguró Seeber.
Vinculado a tecnologías en el agro, apenas hace unas semanas (cerró el 3 de julio la convocatoria) en el marco de la presentación de Proyectos Federales de Innovación (PFI), contó Seeber que han enviado una propuesta al CITEC (Instituto Provincial de Ciencia, Tecnología e Innovación de Santa Cruz) para que se eleve a Nación y está vinculada a la digitalización, pensada para aportar hacia una ganadería ovina extensiva y climáticamente inteligente.
Algunos apuntes sobre la convocatoria de PFI: El MINCyT destinará un monto total de $ 4.800.000.000 de pesos. El Ministerio financiará hasta doscientos millones de pesos ($ 200.000.000) en cada una de las 24 jurisdicciones, que serán transferidos a cada administración jurisdiccional. Y el monto del aporte de fuente MINCyT por proyecto no podrá ser inferior a diez millones de pesos ($ 10.000.000).
Entonces, como resumen de los desafíos venideros, Seeber marcó “la necesidad de aumentar el porcentaje de uso, vincularlo a algún proceso de certificación o empresa que pueda capturar valor a partir de tener un seguimiento digital de pérdidas a nivel predio, y como institución junto con el Consejo Agrario pensar en un proceso de digitalización más masivo, en lo que tiene que ver con la ganadería ovina extensiva, para instalar una ganadería ovina climáticamente inteligente”, cerró.
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