Hace exactamente una semana, Jorge García Cuerva se despidió de Río Gallegos y la diócesis en la que se desempeñó los últimos años hasta que el papa Francisco lo designada, en mayo pasado, arzobispo de Buenos Aires. Su última misa en la capital santacruceña inauguró la emblemática y tan esperada iglesia del populoso barrio San Benito. “Me llevo el corazón cargado de afecto”, había manifestado al visitar los estudios de La Opinión Radio, por LU12 AM680.

Ya en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde el lunes pasado, cuando viajó desde Río Gallegos, se preparó para el momento más trascendental de su carrera pastoral, y que él mismo definió como “un nuevo llamado de Jesús”.

Jorge García Cuerva asume como nuevo arzobispo de Buenos Aires

Durante 10 minutos, entre las 12 y las 12.10, las iglesias porteñas hicieron sonar sus campanas para saludar al nuevo arzobispo. También todas las parroquias, iglesias, capillas, colegios, comunidades religiosas y movimientos laicales de la ciudad suspendieron, entre las 12 y las 17, sus actividades litúrgicas y pastorales para que los fieles pudieran acudir a la ceremonia.

 

Frente a la Plaza de Mayo, en el atrio de la catedral metropolitana, cientos de fieles presenciaron la misa de asunción de García Cuerva. La celebración, oficiada por el presidente del Episcopado, Oscar Ojea y obispos de todo el país, comenzó con la profesión de fe y el juramente de fidelidad; y luego el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, entregó el palio arzobispal que le fue entregado por el papa Francisco días pasados.

En los últimos días, se había conocido lo que es el emblema episcopal de García Cuerva que, con la frase “No apartes tu rostro del pobre”, está formado por cinco símbolos: la cruz, el báculo, la tierra, el techo de chapa -que refiere a las villas y la realidad de la pobreza- y la estrella.

 

“Yo quiero ser el pastor de todos, especialmente de aquellas ovejas más heridas, de aquellas ovejas que más sufren, especialmente de aquellos que se sienten excluidos, marginados y aquellos que sufren la cruz del dolor de la enfermedad”, dijo en sus primeras palabras tras ser conocida su designación.

A fines de junio, el papa Francisco entregó el palio bendecido al nuevo arzobispo porteño, en una ceremonia en la Basílica de San Pedro en la que también animó a los responsables de arquidiócesis de todo el mundo a trabajar “en los barrios, en la sociedad civil, en la Iglesia y en la política”.

Sobre García Cuerva

La designación de García Cuerva se conoció el pasado 26 de mayo, luego de que el Vaticano aceptara la renuncia presentada por el cardenal Mario Poli, al haber cumplido 75 años -el 29 de noviembre de 2022 pasado- y lo designara administrador apostólico de Buenos Aires, con las facultades de arzobispo arquidiocesano, hasta la toma de posesión canónica de su sucesor.

Nacido el 12 de abril de 1968 en Río Gallegos, García Cuerva cuenta con una importante trayectoria académica -es abogado y teólogo- y además posee una profunda inserción pastoral: fue capellán de varios penales y secretario de la Pastoral Carcelaria del Episcopado y se desempeñó como párroco en la populosa villa La Cava, en San Isidro, así como en otras villas del conurbano bonaerense, un verdadero “pastor con olor a oveja”, como suele definir Francisco a los curas con ese perfil.

“El palio representa, por un lado, la comunión con el sucesor de Pedro, pero también es el signo del pastor que es pastor de todos”, dijo García Cuerva

 

Es hijo de Jorge Antonio García Cuerva -odontólogo, comodoro retirado de la Fuerza Aérea Argentina- y de Graciela García Cuerva -docente-; y es el mayor de cinco hermanos de una familia de clase media oriunda de la ciudad de Buenos Aires que se desplazó por unos años a Río Gallegos.

En 1986, ingresó a la carrera de derecho en la Universidad de Buenos Aires, y al mismo tiempo comienza a misionar en los barrios populares de El Palito y El Garrote, en la localidad de Tigre. Ahí es cuando descubre su vocación sacerdotal que lo llevó a interrumpir sus estudios de abogacía, que retomó años mas tarde.

Junto a la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner

El 14 de marzo de 1989, García Cuerva ingresó al seminario de la diócesis de San Isidro y fue ordenado sacerdote el 24 de octubre de 1997 en la Catedral de San Isidro por el entonces obispo Jorge Casaretto.

Como sacerdote, trabajó en la diócesis de San Isidro, donde inició su ministerio en los barrios populares del conurbano y fue vicario parroquial de la Iglesia Nuestra Señora de la Cava, ubicada en La Cava, localidad de Beccar, una de las mas conocidas villas de emergencia.

El obispo Jorge García Cuerva bendiciendo a los peregrinos en Güer Aike. FOTO: JOSÉ SILVA / LA OPINIÓN AUSTRAL.

En 2006 pasó a ser párroco de la Iglesia Santa Clara de Asís en la localidad de El Talar, partido de Tigre, en los barrios populares San Pablo y Almirante Brown; y en 2014 volvió a La Cava como párroco.

Fue miembro de la Comisión Nacional sobre la Drogodependencia de la Conferencia Episcopal Argentina (hasta el año 2013).

En el ámbito de la pastoral carcelaria, fue capellán de unidades carcelarias en la provincia de Buenos Aires (desde el 2011); delegado diocesano de la Pastoral Penitenciaria (desde 1997); delegado regional de la Pastoral Carcelaria, y representante de América Latina y el Caribe ante la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria Católica (ICCPPC) en 2010 y 2017.

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