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La pesquería del langostino en Argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos en los últimos años, con la flota paralizada y un panorama de negociaciones laborales que parecen no avanzar hacia una resolución definitiva. La situación, que afecta a uno de los sectores más importantes de la economía marítima nacional, refleja una profunda tensión entre las empresas pesqueras y el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), en medio de una crisis económica y social que agudiza los enfrentamientos.

Paralización de la flota y tensión laboral

Desde el 17 de marzo la flota de barcos tangoneros congeladores, que operan en las aguas argentinas, permanece en puerto, sin realizar actividades de pesca. La causa principal de esta paralización radica en el conflicto salarial y las condiciones laborales propuestas por las empresas, que buscan reducir costos en medio de un escenario de rentabilidad negativa y decrecimiento en la actividad pesquera.

La tensión se intensificó tras una nueva ronda de negociaciones llevadas a cabo ayer en la Secretaría de Trabajo, donde las partes, en el marco de la Concilición Obligatoria, no lograron alcanzar un acuerdo que permita destrabar el conflicto y se pasó a un nuevo cuarto intermedio.

En esa reunión, las cámaras empresariales, representadas por la Cámara de Empresas Pesqueras y Afines (CEPA), la Cámara de Procesadores y Exportadores de Pescados y Mariscos (CAPIP) y la Cámara Argentina de Pesca (CAPECA), presentaron una oferta que, si bien mejoró la propuesta inicial, no logró convencer al gremio.

Además las empresas formalizaron su propuesta de una reducción del 30% en el “sueldo proporcional por producción” y que el salario básico sea absorbido por la producción cuando los tripulantes están embarcados, además de establecer claramente las condiciones para el pago del aguinaldo y el cálculo de la incapacidad laboral temporal. Sin embargo, estas propuestas no alcanzaron a satisfacer las demandas del SOMU, gremio que rechazó el planteo y exigió mantener los salarios y condiciones laborales vigentes.

Ante la falta de consenso, la autoridad laboral decidió pasar a un cuarto intermedio y fijó la próxima reunión para el 4 de junio. Cabe remarcar que el período de conciliación obligatoria, fue prorrogado hasta el 6 de junio. De no lograrse un acuerdo en esa fecha, las partes quedarán liberadas y el gremio podría restablecer el paro total de actividades, lo que agravaría aún más la crisis en el sector.

Las negociaciones de los congeladores

En paralelo a la Conciliación, los empresarios de la flota tangonera congeladora continúan articulando estrategias de negociación para intentar persuadir al SOMU y al Sindicato de Marineros y Pescadores (SIMAPE), en una primera audiencia ante las autoridades laborales. A través de una reunión virtual por Zoom, conformaron una comisión de nueve integrantes, con representación de CEPA, CAPIP y CAPECA, incluyendo al nuevo vicepresidente de Conarpesa, Darío Baroli.

Las propuestas de las empresas incluyen una reducción del 30% en el “sueldo proporcional por producción”, que ya fue rechazada por el SOMU. También sugieren clarificar el pago del aguinaldo, proponiendo que sea la doceava parte del salario devengado en el semestre, y modificar el cálculo de la incapacidad laboral temporal, basándolo en las últimas doce remuneraciones sujetas a retenciones previsionales. Estas medidas, que implican una reducción significativa en los ingresos de los trabajadores, son consideradas innegociables por las empresas, lo que complica aún más la posibilidad de alcanzar un acuerdo.

Lo propio sucede desde el gremio de la marinería. Afirman que las empresas buscan una rebaja de más del 50% en los salarios. Pero además no reconocen la situación de crisis del sector. En sus redes sociales, los dirigentes del sindicato señalaron que “los señores empresarios… están pidiendo en el Ministerio de Capital Humano de la Nación que el SOMU comprenda su situación de crisis y acepte una rebaja de más del 50% de sus salarios”, en clara referencia a las pretensiones empresariales, sin que “las empresas hayan clarificado los números” reales de sus estados financieros.

Análisis de costos y situación económica del sector

Se espera que a la primera audiencia por la zafra del langostino, las empresas congeladoras lleven los análisis de costos de producción de un buque tangonero, que el SOMU se ha negado a revisar hasta que no se hiciera formalmente ante las autoridades laborales. Estos números, que reflejarían una rentabilidad negativa, podrían ser clave para entender la magnitud de la crisis.

Las empresas aseguran que los marineros representan alrededor del 40% del costo laboral total, muy por debajo del 60% que afirma el SOMU, y que el resto corresponde a la oficialidad. Y ratifican que las cifras de rentabilidad son desfavorables, lo que refuerza la postura de reducir costos para mantener la operación.

Por su parte, el SOMU sostiene que no se trata del 60% del costo laboral, sino de aproximadamente el 40%, y que el sector no está en condiciones de aceptar reducciones salariales drásticas. Los dirigentes sindicales aseguran contar con el apoyo mayoritario de los marineros, aunque reconocen que solo una parte de los tripulantes ha expresado públicamente su postura. La mayoría de los marineros, que no navegan desde septiembre del año pasado y enfrentan la pérdida del aguinaldo en junio, están en una posición de mayor vulnerabilidad y, por ende, más reacios a aceptar condiciones adversas.

Quiebres y situación actual

Frente a la posibilidad de que algunos tripulantes acepten las condiciones propuestas por las empresas para salir a navegar, el SOMU emitió recomendaciones para los marineros, instándolos a no firmar acuerdos que puedan vulnerar sus derechos.

La organización sindical advirtió que cualquier acuerdo individual que no respete los convenios colectivos homologados carece de validez legal y que los representantes sindicales en cada puerto estarán atentos para tomar las medidas correspondientes si se detectan irregularidades.

Futuro incierto

La situación en la pesquería del langostino en Argentina atraviesa un escenario nunca antes visto. Por primera vez en la historia una prospección fracasa por “falta de barcos” y con ello no inicia la zafra del crustáceo en tiempo y forma. permanece en un escenario de incertidumbre.

Las negociaciones, que apenas comienzan, prometen extenderse en el tiempo, y la posibilidad de un paro total de actividades sigue latente. La crisis no solo afecta la economía de las empresas y la estabilidad laboral de los marineros, sino que también pone en jaque la continuidad de una actividad fundamental para la economía nacional, y también de muchas localidades portuarias que se nutren de la pesquería.

El desenlace de estas negociaciones será determinante para definir el futuro del sector pesquero en Argentina y la temporada 2025 que por ahora, parecería destinada a fracasar. Es necesario encontrar un equilibrio entre sostenibilidad económica, derechos laborales y sostenibilidad del recurso natural.

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