En tan sólo una semana, en las playas de Posadas, Garupá y Candelaria hubo 15 ataques de palometas, un pez con dientes afilados que pertenece a la familia de las pirañas que suele aparecer cuando se combina el calor extremo con la bajante del río y la consecuente desaparición de dorados.

 

El domingo pasado una persona tuvo que ser trasladada al Hospital Fátima luego de ser mordida en una zona conocida como Miguel Luis. A raíz de este último hecho, las autoridades se vieron obligadas a aumentar los controles y restringir el ingreso a los balnearios.

 

Tal como consignó El Territorio, “la bajante del río y las altas temperaturas serían el escenario ideal para la presencia de las palometas que, con sus dientes afilados, muerden a los bañistas en determinadas zonas del balneario y cuando las temperaturas alcanzan su mayor registro, ya que al estar en baja el río el agua se calienta más rápido”.

 

Según revelaron, las mordeduras del pez generan heridas leves por lo que las víctimas sólo recibieron curaciones. “Son pequeñas mordeduras porque la palometa muerde y arranca, saca un poco de piel”.

 

“El río es el hábitat natural del pez, es un ecosistema que se mantiene en equilibrio y en los últimos años se vio reducida la población de dorados, que es el depredador natural de las palometas. Son varias las condiciones que se dieron para que estos peces estén hoy más presentes”, explicaron.

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