Coincidencias del destino. El mismo día que Diego Armando Maradona recibió el alta médica para descansar en una casa cerca de la clínica el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil de Cuba anunció la reapertura de los vuelos en el aeropuerto de La Habana, tras más de siete meses y medio sin operaciones a causa de la pandemia de coronavirus.

La idea de que Diego deje Argentina, y el Club Gimnasia y Esgrima de La Plata, para seguir su recuperación en la isla del caribe, que lo supo cobijar en 2004 por su adicción a las drogas, se hace cada vez más fuerte.

 

Maradona no puede viajar en lo inmediato, los médicos que lo tratan le recomendaron reposo absoluto y no podría subirse a un avión en estos momentos. Pero la idea de ir a Cuba esta instalada en el propio Diego Maradona y en parte de su círculo íntimo, que ve con buenos ojos mantenerlo alejado de la exposición que le da su actividad laboral en Argentina y además tener cerca al menor de sus hijos.

El miércoles a la noche, Dieguito Fernando no podía ocultar la alegría en la mesa de casa mientras devoraba una sabrosa milanesa rodeado de familiares. La Opinión Austral pudo saber como se le dibujó una sonrisa cuando se enteró que podría estar cerca de su papá, incluso durante su estadía en Miami.

Dieguito Fernando debe realizar un tratamiento en Estados Unidos por el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) que padece. y si Diego viaja a La Habana estarían a solo 370 kilómetros de distancia uno del otro para continuar forjando su relación.

A Maradona lo tienta volver a Cuba. La semilla la plantó Tony Castro, el hijo del ex presidente Fidel, quien hace más de una semana llamó al círculo íntimo del astro del fútbol y le ofreció estadía y privacidad para recuperarse, tal como lo hizo hace 15 años.

La primera reacción de su entorno fue la de rechazar el envite de manera pública. Matías Morla, su representante, confirmó el llamado desde el Caribe pero recordó el compromiso con el Lobo: “Diego ama a Cuba, ayer hablé con el hijo de Fidel Castro. Tanto Venezuela como Cuba son países amigos para que Diego esté, pero Diego está con la cabeza en Gimnasia”.

Pero desde entonces pasó mucha agua bajo el puente y hasta el presidente de Gimnasia y Esgrime de La Plata Gabriel Pellegrino, que lo llevó al club, renunció y ahora la cabeza del Mens Sana es toda un incógnita. El reflejo de la la comisión directiva fue rechazar la dimisión y llamar a una nueva reunión para el jueves por la tarde.

Mientras se debate eso, lo cierto es que Diego Maradona no podrá estar en el banco de suplentes del Lobo ni a corto, ni mediano plazo.

Tras la operación por un hematoma en la cabeza y en pleno tratamiento por el cuadro de abstinencia, el ex jugador de fútbol recibió el alta de la Clínica de Olivos y se fue a una casa alquilada en el barrio cerrado Villanueva de Tigre, que fue acondicionada para continuar con su rehabilitación.

Allí esta cerca de la casa de sus hijas Dalma y Gianinna, y también de la clínica algo que le pidieron a Diego para prevenir cualquier evento. En la casa estará con un enfermero, una acompañante terapéutica, su sobrino Jonathan Espósito y su hermana Kitty.

Hinchas acompañan desde el principio a Maradona desde la puerta de la clínica.

Los primeros días serán como seguir adentro de la clínica pero en una casa más cómoda y con la compañía de su familia. La idea es que se desconecte y descanse. Nada de Gimnasia y Esgrima ni de entrenamientos; y por un tiempo largo. Por eso no ven con malos ojos su viaje a Cuba, aunque sea recién cuando pueda subirse a una avión.

Cuando Tony Castro se enteró que le estarían por dar el alta a Maradona, recordó la invitación. De viajar, lo haría con alguna de sus hijas y de un grupo de contención. Lejos, pero más cerca de los pensado, estaría Dieguito Fernando, en Miami con su propio tratamiento y a poco más de una hora de viaje en avión.

En 2004, Diego Maradona vivió en Cuba por invitación de Fidel Castro para tratar su adicción a las drogas en la clínica La Pradera. 16 años después busca repetir la experiencia buscando rehabilitarse de la operación y dejar atrás el cuadro de abstinencia, vinculado al consumo de alcohol y de ansiolíticos. Las puertas de la Habana están abiertas.

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