El dueño de la chocolatería RapaNui, Diego Fenoglio, confesó este viernes que desconocía que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sea su clienta, reveló que la firma ya había sido elegida por otras figuras políticas y respaldo el pago del impuesto a las Grandes Fortunas.

 

“No sabía que Cristina era clienta”, señaló el empresario en diálogo con el programa Pasaron cosas de Radio con Vos que lo llamó luego del furcio que cometió la ex mandataria cuando dejó el micrófono abierto mientras presidía la sesión en el Senado de la Nación y preguntó a un colaborador: “¿A qué hora cierra Rapanui?”.

 

 

 

La vicepresidenta hacía referencia a la conocida chocolatería que tiene una sucursal “a 20 metros” de su departamento, en el barrio porteño de Recoleta.

 

Diego Fenoglio, dueño de Rapanui, contó: “Esta mañana escucho que el celular sonaba y sonaba. Cuando lo agarro, veo que había cientos de mensajes de gente que me comentaba lo divertido que fue que, en plena sesión del Senado, la vicepresidenta nombre a la marca. Fue algo que me resultó rarísimo, al principio no entendía qué había pasado”.

 

Diego Fenoglio dijo que pagó el impuesto a las Grandes Fortunas y celebró el uso que le darán. Su hija le haría un regalo a la vicepresidenta.

 

Fenoglio explicó que no era la primera vez que la marca era elegida por políticos en el poder. “Cuando yo tenía 12 o 13 años trabajaba con mi padre y él me mandó al hotel donde estaba el presidente Arturo Frondizi. Le di una caja de chocolates. Esa fue la primera experiencia que tuve”, recordó.

 

Rapanui es una chocolatería que inauguró Diego Fenoglio en 1996 en la ciudad de Bariloche. Pero su historia se remonta a 1947, cuando su papá llegó a la Argentina desde Europa con la tradición del chocolate en la sangre. En 2012 Rapanui llegó a Buenos Aires, abriendo un local en Azcuénaga y Arenales.

 

La chocolatería tiene origen familiar en Bariloche.

 

Consultado por el origen del producto FraNui, las frambuesas bañadas en chocolates populares entre los amantes de la marca, señaló que los exitosos bombones que se venden en distintos puntos del país surgieron de su propia imaginación. “Vivo en una casa con un terreno muy grande, y tengo muchas plantas de frambuesas y me puse a pensar qué hacer. Era algo difícil, porque los chocolates y los congelados no van de la mano. Hice alguna pruebas con la gente que trabaja conmigo y con mi hija. Les dije: ‘Abrí la boca y mordé’. Y cuando les vi la cara de alegría y sorpresa supe que el producto iba a funcionar”, relató orgulloso.

 

El chocolatero celebró que Cristina Kirchner consuma los productos de su marca. “Nosotros somos amplios y todos los que quieran consumir nuestros productos, nosotros fascinados. Siempre intentamos hacer un mejor producto. Me encanta que le guste porque se ve que tiene buen paladar también”, concedió.

 

 

Ante la pregunta de qué regalo le haría a Cristina Kirchner por la exposición que hizo de su marca, Fenoglio sostuvo que de eso se encargaría un integrante de la familia que también trabaja en la firma. “Eso se lo voy a dejar a mi hija que está en todo lo que es marketing. La verdad es que no pensé en qué regalo, pero igual es una situación que ella [por la vicepresidenta] no hizo a propósito”.

 

Finalmente, consultado acerca de su opinión sobre el Impuesto a las Grandes Fortunas, sancionado en diciembre. Tras aclarar que lo había pagado, Fenoglio fue contundente: “Nosotros pagamos todos los impuestos que nos dicen que hay que abonar, también entiendo que haya gente que no lo puede pagar. No me pongo a discernir si está bien o está mal, creo que si en este momento sirve para pagar planes sociales, la pandemia o comprar vacunas, bienvenido sea”, concluyó.

Leé más notas de La Opinión Austral