Your browser doesn’t support HTML5 audio
El piloto argentino de Fórmula 1, Franco Colapinto, se distingue por su irremediable sinceridad y sarcasmo. Este particularidad carácter del joven de 21 años volvió a brillar en su visita de este lunes a uno de los programas más famosos de la TV española, “El Hormiguero“.
Allí, habló sobre su llegada a la máxima categoría del automovilismo y protagonizó momentos hilarantes que se viralizaron rápidamente en redes sociales, reforzando el cariño que le tienen tanto sus compatriotas como personas de todo el mundo.
Desde una alarma en su pantalón, su extraña manera de limpiar su traje para correr, hasta una crítica al tamaño de su cuello y una broma al conductor Pablo Motos, su participación generó risas entre los presentes en el estudio y los internautas.
Alarma en el pantalón de Colapinto
El momento más insólito tuvo que ver con una alarma en el pantalón del deportista. “No, tengo el coso todavía puesto”, exclamó sorprendido ante el hallazgo, dejando a todos atónitos.
De inmediato, Trancas y Barrancas, las marionetas en forma de hormigas de este show, comenzaron a bromear, insinuando con tono juguetón que lo había robado de una tienda. El argentino reiteró que no era el caso, aunque admitió que ignoró los pitidos de las distintas tiendas por las que pasó, sin darse cuenta de lo que sucedía.
Ducha “con el mono puesto”
Cuando el entrevistador le preguntó si era cierto que se bañaba con el buzo antiflama puesto (en España le llaman “mono”), el piloto de Williams lo reconoció, no sin antes mostrarse avergonzado: “¿¡Quién fue el hijo de puta que tiró esa!? Esa información la tiene poca gente…”.
Enseguida, Colapinto explicó: “Es complicado lavar un mono porque es delicado y no sabía hacerlo. ¡Un día rompí un mono en la lavadora! Lo metí, le puse calor y se me achicó, entonces no entré más”.
Asimismo, entre risas, comentó: “De chico viajaba mucho e iba a hoteles, y si les dejabas el mono a los chicos de ahí, quizás tardaban cinco días. Entonces fui por algo más dinámico y rápido… Mi forma dinámica era ducha, un poco de shampoo y, cuando bajaba el shampoo, me sacaba el mono y me lavaba yo”.
“Vos no tenés ni idea de Fórmula 1”
Otra situación cómica que se registró en su paso por este célebre programa fue la chicana que le lanzó al mismísimo conductor. Cuando este le preguntó acerca de los volantes que se utilizan en los vehículos de la F1, el automovilista le recriminó en un tono jocoso: “Vos no tenés ni idea de F1”.
El joven retrucó: “Estás más perdido. Me hacés cada pregunta…”. A lo que Motos respondió entre risas: “Yo sé muchísimo de la Fórmula 1, he entrevistado a Fernando Alonso y a Carlos Sainz, a los españoles”.
“Es desagradable el cuello grande…”
En otro tramo de la charla, se abordó el grosor del cuello de los pilotos. “Fernando Alonso tiene un cuello de la puta madre”, soltó el argentino. La organización del programa se preparó para la ocasión, llevando un metro para medir el de Colapinto, que sorprendió al dar justo 43 cm, el mismo número que usa en su auto de F1: “¡43! 43, mi número, boludo. No, esto es una cosa…”.
En relación al entrenamiento de cuello, clave para resistir las tremendas fuerzas G que generan las máquinas de la máxima, Colapinto desarrolló: “Es desagradable, es lo menos sexy que hay. Tenés un coso en la cabeza que parecés un perro cuando le ponen el bozal; te tiran y el cuello se te va a la mierda”.
Y destacó con su característico desparpajo: “Te queda un dolor de cervical que no podés ni moverte, a la noche quedás duro como Robocop. Después te queda el cuello muy grande, te sobresale de las orejas, es asqueroso… ‘¿Qué le pasó a este chico en el cuello?’, pareces un rugbier más que un piloto de Fórmula 1″.
El mal acento de un francés que sacó de quicio a Colapinto
Por otra parte, una de las dificultades de las que habló el argentino fue la comunicación durante las carreras. “Tenés un chabón en la radio que te está hablando cada cinco segundos. El flaco, un francés, me hablaba y no le entendía nada, porque es un inglés medio francés, un acento… como el choto, no le entendía nada”, recordó.
En ese sentido, se refirió a las cosas que debe hacer mientras acelera a más de 300 kilómetros por hora: “Te dicen ‘cambiá esto, cambiá lo otro’. Y yo, al principio, no podía ni ir derecho porque me iba al pasto, boludo. Entender qué botón tenía que apretar me llevaba un par de minutos, y la idea es hacerlo al toque”.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario