El sueño de Leandro era llegar a primera. “Su amor era el fútbol”. El adolescente oriundo de Ingeniero Huergo, un pequeño pueblo de Río Negro, empezó su corta carrera en el club Villa Regina hasta que un día un cazatalentos lo vio y le propuso dejar todo para viajar a Mar del Plata y jugar en las inferiores de Aldosivi. La ilusión fue enorme. El mismísimo presidente del club, José Moscuzza, se había comprometido a cuidar de Leandro si aceptaba la propuesta.
Fabio Radaelli – Coordinador de Inferiores de Aldosivi
Hace un año, el 22 de junio de 2019, el joven entró en un cuadro depresivo cuando el titular de las inferiores le comunicó fríamente que tenía que abanadonar la pensión, que ya no calificaba. “Nos llamó llorando, en muy mal estado. Nosotros estábamos a 1.200 kilómetros de distancia y queríamos estar con él”.
Inmediatamente después, Sergio intentó comunicarse por telefóno para reclamar por el destrato, pero Radaelli no atendió. “La decisión primero la tendrían que saber los padres, especialmente porque la mayoría de los chicos viven lejos y se complica la contención inmediata”, explicó.
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Finalmente, tras varios intentos el coordinador respondió por WhatsApp.”Le dije que el compromiso del club ante mi hijo y ante su familia, era ´con pensión’. Y le aclaré que éstas noticias no se las deberían dar tan cruelmente a los niños porque ellos tienen un sueño”. La respuesta fue cruda. “Me contestó que lo que hizo estaba bien”.
Al día siguiente, los padres de Leandro viajaron desde Río Negro hasta Mar del Plata. Intentaron hablar personalmente con él, pero fue inútil. “Es el día de hoy que no conozco su voz. Nunca me llamó y después de lo sucedido tampoco apareció. Es un cobarde. Allá en Mar del Plata nunca dio la cara”.
“Mucha gente me llamó para solidarizarse, que entendió lo que pasó. Radaelli es el cáncer que tiene el club, es muy dañino”, sentención luego de revelar que el día que Leandro se suicidó, le mandó la noticia por mensaje. “Nunca contestó. Es una rata. “Quiero que pierda el contacto con los chicos. Mándenlo a cortar el pasto, a barrer la calle”.
“El legado que nos dejó Leandro es llegar a los chicos y que hablen y que no les tengan miedo ni al coordinador ni a los técnicos”, concluyó.
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