“Se nos fue el viejo”, dijo entre lágrimas el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, durante una conmovedora conferencia de prensa que brindó esta mañana en la sede central de la Arquidiócesis porteña, luego de oficiar una misa en la Catedral Metropolitana por la muerte del Papa Francisco. La Opinión Austral estuvo presente con una cobertura especial, registrando un momento cargado de emoción y memoria viva.

La emoción de García Cuerva al recordar al Papa Francisco: “Quedamos huérfanos de un padre que amó profundamente a su país”La emoción de García Cuerva al recordar al Papa Francisco: “Quedamos huérfanos de un padre que amó profundamente a su país”

García Cuerva pidió no especular sobre el futuro cónclave ni analizar la figura del difunto pontífice desde una mirada política o superficial. En cambio, invitó a profundizar en su magisterio y legado: “Que no nos gane el chiquitaje ni los vuelos rastreros. Francisco fue un líder mundial, y nosotros discutíamos sonseras. Todavía estamos a tiempo de reconocer que se nos fue un grande”.

Al referirse a los días posteriores a su nombramiento como arzobispo de Buenos Aires, García Cuerva compartió una anécdota profundamente personal que lo emocionó hasta las lágrimas: “Él me llamaba todos los días. Me decía: ‘No pierdas el buen humor y acordate: Dios es más grande’, y cortaba. Al otro día, volvía a llamar y me decía lo mismo. Ese fue Francisco para mí: un padre cercano, humano, presente”.

Un legado de humanidad y compromiso

El arzobispo, que asumió en mayo de 2023 tras una intensa trayectoria pastoral en barrios populares, destacó el legado social y espiritual de Francisco. Señaló su incansable lucha por los pobres, los migrantes y el ambiente, y subrayó su papel como constructor de una Iglesia humilde, abierta al diálogo y cercana a las periferias.

“Estamos un poco huérfanos. Huérfanos de un padre que amó profundamente a su país, y que tuvo que aprender a ser padre del mundo”, dijo. Tal como había adelantado en una entrevista previa con La Opinión Austral, el arzobispo de Buenos Aires remarcó: “creo que los argentinos no dejamos a Bergoglio ser Francisco. Quizás entonces el legado es asumir que es el padre de todos, que es el padre de la misericordia”, sumó.

También evocó los gestos más simples y conmovedores del Papa: su pasión por el contacto directo con el pueblo, su sonrisa incansable, y su última aparición pública en el papa móvil, durante el Domingo de Pascua, pocas horas antes de su muerte. “Ese baño de pueblo fue un regalo mutuo, un adiós sin palabras”.

La visita pendiente a la Argentina

Consultado sobre la ausencia de una visita papal a su tierra natal, García Cuerva evitó especular: “Nunca le pregunté directamente. Pero siempre supe de sus ganas. Francisco siempre estuvo atento a la Argentina, aunque no haya venido físicamente”.

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Durante la conferencia, se resaltaron hitos clave del papado: su primer viaje a Lampedusa, donde denunció el drama de los migrantes en el Mediterráneo, su visita a Filipinas tras el tifón de 2015, y su famosa frase dirigida a los jóvenes: “Hagan lío”.

Una despedida cargada de fe y esperanza

“Me parece que nos dejó una Iglesia que dialoga con el mundo, una Iglesia austera, una Iglesia pobre para los pobres. Y nos deja a nosotros, los argentinos, la tarea de honrar su legado con unidad, compromiso y fe”, concluyó García Cuerva.

Desde la sede donde Bergoglio partió hacia Roma en 2013, el recuerdo del primer Papa argentino quedó marcado por el testimonio sincero de uno de sus más fieles discípulos. Entre lágrimas, con un mate que pasaba de mano en mano, la Iglesia argentina lo despidió con el corazón abierto.

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