Por Sabrina Pont

La industria minera es una actividad que se desarrolla en plazos de tiempo muy largos y requiere de importantes inversiones de altísimo riesgo, sobre todo en el inicio de los proyectos. No quiere decir esto que una vez en producción no se precise de grandes aportes de capital; de hecho, cuanto más se invierte en un desarrollo minero avanzado, mayores son las posibilidades de extender el tiempo de actividad y su capacidad de producción.

Lo que sí se puede esperar es que el nivel de riesgo para los inversores sea menor una vez que un yacimiento logra iniciar su fase operativa, siempre y cuando se tenga un contexto de estabilidad de la macroeconomía, algo que ya es bastante difícil de encontrar y no sólo en el país, sino a nivel global.

En ese sentido, la agenda electoral en Argentina no colabora en la definición de nuevos proyectos mineros e impone un stand by obligado para los planes de inversión, incluso para los que han sido ya anunciados. De acuerdo con la Secretaría de Minería de la Nación, desde febrero de 2020 a julio de 2023, empresas mineras realizaron nuevos anuncios de inversión por USD 17.225,52 millones.

Sorpresa

Al menos en cuanto a los posibles escenarios que se podrían dar después de las elecciones presidenciales -según los candidatos que fueron más votados en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO)-, no aparece como preocupación en el seno empresario que se den modificaciones en cuanto al espíritu de las leyes y reglas establecidas, que son las que permiten en algún punto cierta previsibilidad para la actividad, pero sí hay un gran desconcierto por el rumbo que podría tomar la economía, según quien sea el que llegue a la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre.

Encima de todo lo que se podía esperar ante un panorama político incierto, referentes del sector privado admiten la sorpresa que se llevaron con el alto porcentaje de votos que obtuvo el candidato de la nueva fuerza La Libertad Avanza, Javier Milei. Confiesan que esperaban que las PASO despejara el escenario entre Patricia Bullrich, la candidata que se impuso en la interna de Juntos por el Cambio, y Sergio Massa, del sello oficialista Unión por la Patria. Finalmente, los resultados, lejos de aclarar el horizonte, dejaron una incertidumbre aún más grande de cara a octubre.

Los resultados de las PASO  fueron inesperados para el sector minero y generaron incertidumbre.

Si bien las variables como el tipo de cambio y la inflación influyen en toda activad exportadora, dentro de la industria minera, en el segmento del oro y la plata, se suman otras particularidades que hacen que las percepciones del contexto sean aun más complicadas. No es la misma realidad que viven los sectores del litio y del cobre, por caso, que están acompañados por una escena global mucho más promisoria.

En efecto, el potencial del sector minero hoy está depositado en los proyectos de litio y de cobre, que posicionan al país, más allá de lo meramente productivo, en un lugar geopolítico protagónico en el mundo de la transición energética. No obstante, son las minas que están operativas -las de oro y de plata- las que tienen más peso hoy en las arcas fiscales.

La realidad metalífera

En los yacimientos auríferos del país, los costos de producción subieron en dólares más que la inflación de los Estados Unidos en la primera mitad del año y eso le restó competitividad a la fracción de la industria que cuenta con operaciones en plena marcha: en concreto, de acuerdo con el Índice Nacional de Costos de la Industria Minera, que creó este año la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) junto con la consultora Abeced, los costos en dólares de la industria minera acumularon una suba del 3,8% entre enero y julio de este año.

Subieron los costos de la producción minera, medidos en dólares, en especial los metalíferos.

Esta situación se profundiza sobre todo en los yacimientos maduros, donde los costos se vuelven aun más onerosos y hacen insostenible hoy al sector. No falta mucho para que este panorama se empiece a ver reflejado en los números finales; de hecho, coinciden voces del sector que el próximo año va a haber una importante caída de las exportaciones a nivel nacional.

Así las cosas, los desafíos para las productoras de oro y de plata, que son efectivamente las que sostienen a casi toda la minería argentina y a su cadena de valor, son los principales problemas que enfrenta Santa Cruz y ponen en duda la posibilidad de mantener su rol de peso a nivel nacional durante los próximos años.

La brecha cambiaria y las dificultades para disponer de divisas para importar insumos aparecen hoy como los mayores impedimentos, no como únicas variables, pero sí como las claves que acentúan todo un paquete de dificultades.

Asimismo, no hay nuevos proyectos mineros auríferos en la provincia y tampoco en el resto del país que estén cercanos a la decisión de construcción, es decir, que puedan pensarse como un empalme con los que están sí más cerca de su cierre o agotamiento, para darle continuidad a la actividad y a todo su entorno productivo.

De hecho, en un informe sobre el mercado del oro que publicó la Secretaría de Minería de la Nación en enero, se indica que se cree que el futuro de la extracción del metal dorado para el país podría estar atado a grandes proyectos de tipo pórfido, cuyo principal commodity es el cobre y tiene como mineral secundario al oro, como El Pachón y Los Azules, en San Juan, y Taca-Taca en Salta.

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