El adiestrador de canes Marcos Herrero, contratado por la familia de Marcela López, desaparecida desde el 22 de mayo, fue detenido este viernes en Río Negro por orden de la Justicia mendocina, que lo acusa de haber plantado evidencia falsa en el caso de Viviana Luna.
El dato fue anticipado por La Opinión Austral el 17 de octubre, una semana después de publicar la investigación “Herrero, el coleccionista de huesos“, que unió las piezas de su intervención en varios casos resonantes y dejó al desnudo un claro patrón: el adiestrador encontraba huesos humanos en lugares previamente allanados.
La situación de Herrero -que no tenía certificación, capacitación ni permisos para el tipo de rastreo que hacía con sus perros- se complicó cuando la Fiscalía que investiga el hallazgo de un cráneo que finalmente no era de Viviana Luna (45), desaparecida en 2016, comenzó a sospechar que el maxilar que Herrero encontró en la chacra de la expareja de Marcela López en el mes de julio, y resultó no ser de ella, podría pertenecer al mismo cadáver.
Por el contrario, los estudios de laboratorio determinaron que se trataba de restos de un varón.
“A pedido del Ministerio Público Fiscal de Mendoza, se solicitó la aprehensión del Sr. Marcos Herrero en la provincia de Río Negro, en el marco del allanamiento de su vivienda autorizado por los jueces competentes de ambas provincias. Se lo investiga por diversos hechos relacionados a la búsqueda de la Sra. Luna, donde habría manipulado evidencia falsa. En paralelo, se llevan a cabo en Mendoza otras medidas en el laboratorio de huellas genéticas con los restos óseos remitidos desde Santa Cruz. No se descarta la participación de más personas, incluidos profesionales cercanos a la causa”, informó ayer la Justicia mendocina cuando una comisión de la División de Homicidios de la Policía salía en su búsqueda para ser formalmente imputado.
Sucede que el cráneo encontrado por Herrero en un lugar que ya había sido allanado en 2019 estaba quemado, al igual que el maxilar que el adiestrador “encontró” dos meses antes en el terreno de José Luis Balado, expareja de Marcela López, también allanado con anterioridad por orden de la jueza Valeria López Lestón.
Las autoridades judiciales mendocinas solicitaron los restos a Santa Cruz y los cotejaron, llegando a un resultado lo suficientemente grave como para haber ordenado el allanamiento de la casa de Herrero.
En declaraciones a La Opinión Austral, el vocero de la Unidad Fiscal de Investigaciones mendocina, Martín Ahumada, contó que la aparición de restos humanos en un lugar donde ya se había buscado a Viviana Luna resultó insólita.
“Un miércoles encontramos los huesos quemados y una nota en las mismas condiciones, y el sábado apareció la misma nota impresa, pero intacta”, recordó.
Esa nota, tal como lo informó este diario en la publicación del 10 de octubre bajo el título “Herrero, el coleccionista de huesos“, aparentaba ser escrita por la propia Viviana Luna, dando a entender que su desaparición tenía que ver con un caso de trata. “Lo extraño es que ese caso es posterior y Viviana no podría saberlo”, marcó Ahumada.
La aparición de notas también es un modus operandi. En el caso de Marcela López, alguien dejó un escrito en el portón de la hermana de la mujer desaparecida, en donde se aseguraba que Marcela estaba “enterrada en la chacra de Balado“.
Fue esto lo que movilizó que se hicieran nuevos allanamientos en el terreno de Balado, persona que había sido descartada como testigo porque una pericia advertía que tenía un padecimiento mental.
Es decir que la nota misteriosa forzó la búsqueda hacia un lugar que poco tenía que ver con la teoría principal del caso: el suicidio.
Viviana tenía 45 años cuando se fue de su casa de Potrerillos la mañana del 7 de diciembre de 2016, dejando una carta para cada uno de sus hijos escrita en su notebook, por eso la hipótesis de la Justicia mendocina -que nunca la dejó de buscar y mantiene la causa abierta- es que o bien se quitó la vida, o se fue por su propia voluntad.
Nada en todos estos años aportó elementos para suponer otra cosa, ni siquiera los testimonios recopilados, sin embargo, no fue hasta que uno de sus hijos contrató a Herrero que la causa dio un giro y en menos de un día apareció un cráneo que el adiestrador atribuyó a Viviana.
En el caso de Viviana Luna, Herrero les cobró $ 150 mil a los hijos de la mujer desaparecida, una suma similar a la que obtuvo por los casos de Delia Gerónimo y Abigail Carnier, sin contar con los $ 180 mil que le pidió el mes pasado al papá de Guadalupe Lucero en San Luis. Una verdadera estafa.
En el caso de Delia Gerónimo, la adolescente que desapareció en septiembre de 2018 en La Paz, Córdoba, el hallazgo de Herrero se produce casi tres años después, en febrero de 2021, cuando fue contactado por la familia y en minutos encontró huesos y dos preservativos usados para resolver el misterio.
Todo era falso. En ninguno de los hallazgos hubo ADN de Delia.
Hasta ayer no había trascendido bajo qué términos contrataron las hijas de Marcela al adiestrador para que viniera a hacer lo que hizo en Santa Cruz, sin embargo, se sabe que le pagaron.
Analía, una de las hijas de Marcela, habló con La Opinión Austral luego de la detención de Herrero y sorprendida, pero no del todo, mencionó que lo conocieron “pensando formas de buscar a mamá”, hasta que “alguien le recomendó esta persona a Rocío (su hermana)”.
Dijo que “ahora nos estamos desayunando con todas estas cosas y yo, mi hermana Claudia y alguno que otro puede estar abierto a la posibilidad que sea cierto lo que dicen de este tipo. Yo no pongo las manos en el fuego por nadie. Es horrible si lo hizo”.
Analía no se arrepiente de haber dado con el adiestrador porque el fin era tener información de qué pasó con su mamá, aunque sostuvo que si se trató de una estafa, “hay que frenar esto porque mucha gente va a quedar perjudicada”. En tanto que respecto al dinero dijo que “a nosotros lo que nos cobró fue el sacrificio de trabajo de la familia, que nos cuesta porque todos trabajamos de manera independiente y eso te duele un poco”.
Así las cosas, reflexionó finalmente que “si este tipo obró así, la verdad, que pague“.
Las coincidencias entre los casos en donde las familias de personas desaparecidas contrataron a Herrero son increíbles. A sus participaciones en Córdoba, Mendoza, Buenos Aires y Santa Cruz las une la aparición de restos humanos que resultan no pertenecer a las personas buscadas, cartas que intentan explicar las desapariciones y huesos quemados.
Marcos Herrero llegó a Santa Cruz en julio y fue él quien además vio los “dólares termosellados” en la casa del inquilino de Balado y nunca lo comunicó a la Justicia ordinaria.
Vale recordar que tres meses después de haber visto los supuestos dólares, el abogado de la familia de Marcela, Jorge Trévotich, se presentó en el Juzgado Federal de Río Gallegos para denunciar que la mujer fue víctima de un secuestro extorsivo y vinculó el hallazgo del dinero con el kirchnerismo.
La respuesta del juez Claudio Vázquez, que solicitó a la Justicia ordinaria la remisión del expediente principal, fue que no había ningún elemento para avanzar con esa teoría. Sin embargo, la querella apeló y ahora el caso está en la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia.
Cuando esto se resuelva, y de probarse que la denuncia fue falsa, podrían caberle responsabilidades penales, sumadas a la denuncia que ya existe contra Trévotich por parte de un inquilino de Balado que fue víctima de espionaje ilegal.
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