Por Pablo Silva (Especial, para La Opinión Austral)

 La historia de Walter Grinóvero es muy poco conocida fuera del universo del tenis. Wally – como lo llaman todos – decidió a sus 27 años colgar la raqueta como jugador profesional para empezar a probar suerte como coach.

Su primera experiencia la tuvo con José Acasuso en el año 2000, para luego entrenar a una larga lista de jugadores hasta llegar a este presente que lo encuentra junto a Tomás “Tomy” Etcheverry en su esplendor. Y mucho tiene que ver Grinóvero con la realidad de que Tomy alcanzó su punto máximo al llegar a los cuartos de final de Roland Garros.

Wally nació en Paraná, Entre Ríos, hace 50 años, es fanático del fútbol, hincha de River y de Patronato – de su provincia natal – y en las instalaciones del Buenos Aires Lawn Tenis Club recibió  a La Opinión Austral. Un recorrido por su carrera, el mundo del tenis y, fundamentalmente, de su actual pupilo, que causa gran sensación.

– Tu historia como entrenador empezó hace ya 23 años.

 – Si, es increíble, una muy linda carrera que me dio la posibilidad de conocer muchos países, muchas figuras del tenis y – también – de ser protagonista de este momento donde Tomy está creciendo y estamos haciendo un trabajo muy bueno.

Wally Grinovero recibió a La Opinión Austral en el Buenos Aires Lawn Tennis. Mano a mano con Pablo Silva, en la catedral del tenis argentino. FOTO: PABLO VILLÁN / LA OPINIÓN AUSTRAL.

– Acasuso fue tu primer jugador, ¿quiénes lo siguieron?

– En el 2000 arranque con José, yo sabía que iba a ser entrenador y estuve dos años con él en donde arrancamos 275 en el ranking  y terminamos como 86, después trabajé con varios juniors en Italia, luego volví a la Argentina y empecé a armar mi grupo de trabajo: estuve con Máximo Gonzalez, Diego Junqueira, Damián Patriarca, Juan Martín Aranguren. Ya en 2010, con Martín Vasallo Argüello y Charly Berlocq. Fueron muchos los jugadores que me ayudaron a crecer. También estuve en Chile trabajando con Cristian Garin y Nicolás Jarry, entre otros. En 2019 arranqué con Francisco Cerúndolo. Post pandemia me fui a los Estados Unidos a ver algunas propuestas, pero Eduardo Infantrino me acercó el proyecto con Tomy y me dijo que era mi proyecto, que lo tenía que tomar. Lo hice decidido y le dije a Tomás que yo me involucraba en este proyecto para llevarlo a la élite del tenis.

“A Tomás Etcheverry quiero llevarlo a ser el mejor.  Creo que va a llegar a ser top 20.”

– Tuviste muchos jugadores, pero quisiera detenerme en Francisco Cerúndolo. ¿Cómo fue esta experiencia?

 – Con Fran fue una muy linda experiencia porque ya venía jugando bien en los challengers pero no tenía  una estructura y tuve que armar todo. Y ayudarlo a convertirse en un jugador profesional. Cuando hablé con la madre yo le dije que si se hacían bien las cosas,  yo le veía un potencial sub 50. Vale recordar que en ese momento estaba 270. La madre se rió como que no lo creía y hoy en día me reconoce esa visión que tuve. Cerúndolo, creo, está para más. Fran tiene un tenis muy moderno y los resultados están a la vista. Ojalá se mantenga ahí.

Grinovero en la red del BALTC. Analizó el presente y futuro de Tomás Etcheverry. “Tiene pasta de campeón”. FOTO: PABLO VILLÁN / LA OPINIÓN AUSTRAL.

– Vamos ahora hacia este presente notable de Tomy Etcheverry: ¿cuáles son las virtudes innatas que viste en él antes de arrancar el proyecto?

– La principal es que Tomy es un tenista de raza, que lleva el tenis en la sangre. No es un obsesivo, compulsivo, sino que se ve que lo disfruta. Desde mi punto de vista, más allá de ese potencial innato había que cambiar algunas cosas. Tomy estaba muy bien entrenado, organizado, pero le faltaba mejorar cosas técnicas y de estrategia. Y cambiar la forma de jugar fue fundamental. Obviamente que todavía le falta. La idea es que sea mucho más agresivo.

– Unos de los grandes progresos que se advirtió a las claras en Roland Garros fue verlo parado más adentro de la cancha y no tan atrás como antes …

– Si, si, yo tengo en mente un proyecto para intentar llevarlo a ser el mejor y con cada ranking que vaya teniendo le voy a dando distintas herramientas. Obviamente no puedo hacer todo de golpe. Creo va a llegar a ser top 20. Ojo que también va a haber miedos y yo tengo que estar preparado para trabajar sobre ellos junto al equipo de trabajo que tenemos.

Tomás Etcheverry y Wally Grinovero, juntos por el mundo. Han participado de los grandes torneos y en Roland Garros, la revelación. “Llegar a los cuartos de final aún parece un sueño.”

– ¿Cuáles son las virtudes más notables que hoy se destacan en Tomy?

– Su físico y su potencia. Y su capacidad de adaptación que tiene de entrar a lugares como si ya hubiese estado todo el tiempo; eso lo venía observando. En Indian Wells, le tocó a Andy Murray en la cancha central y entró como si ya hubiese jugado y tuvo chances de ganarle. En Roma entró contra Djokovic con la misma impronta. En Roland Garros, entró al Philippe Chatrier y a la Suzanne Lenglen, también, por primera vez como si hubiera jugado allí y nunca lo había hecho. Tiene pasta de campeón que a mi me da una gran tranquilidad.

– Vamos a hablar un poco de este cuento de la Cenicienta: prepararon a conciencia y profesionalmente  Roland Garros y, de repente, terminaron entre los 8 mejores del certamen más importante sobre polvo de  ladrillo: ¿cómo vivieron eso?

 – Lo vivimos estando preparados. Si no estás preparado no llegas ahí. Una anécdota que recuerdo es que en el Challenger de Bordeaux le ganó a Jean Lennard Struff 6-2 y 6-2. Nos encontramos post partido para merendar y me dice:  “Lo único que sé es que nunca voy a ganar un Grand Slam porque estos jugadores tienen cosas que yo no”. Ahí tuvimos una reunión de dos horas en donde le hice ver que él tiene el potencial para ganarlo. Yo no sé si lo va a ganar o no, pero su potencial está. El no puede poner el freno de mano antes de salir a la cancha. Cuando llegó a los cuartos en Paris me dijo: “ Pensar que hace 15 días sentía que no podía ganar un Grand Slam y hoy estoy dentro de los 8 mejores y siento que tengo esa posibilidad que antes sentía que no.” Y creo que de eso se trata el trabajo, de convencer a los jugadores.

 

En octavos de final le ganó al croata Borna Coric y en cuartos de final perdió con el alemán Alexander Zverev.

– Vienen la temporada de pasto, y luego la de hard: ¿cómo lo ves a Tomás en esas superficies?

 – Aún no competimos en césped, si en cemento, en Australia y Miami y de igual a igual. Y yo creo que en un futuro esa va a ser su superficie: el cemento. Tal es así que Murray me preguntó, tras el partido, por qué jugaba en polvo de ladrillo, y yo le contesté: “Porque está en formación.” Yo creo que Tomy va a ser un jugador de cemento.

– Se dice que el tenis tiene tres ingredientes indispensables: cabeza, técnica y físico: ¿En qué porcentajes creés que se da el orden de importancia de estos componentes?

 – Todos tienen que tener un equilibrio y estar aptos para salir a la cancha cuando el jugador los necesite. Hay veces que va a estar el tenis, y donde va a fluir sólo, hay veces donde el tenis no está y debe aparecer más el físico, hay veces donde no está ni el tenis ni el físico y vas a necesitar más lo mental. Y yo te agregaría una cosa más, la estrategia.

– ¿Qué reflexión te merece la aprobación del coaching?

– El coaching estuvo siempre, se terminó con una mentira – que no suene mal -, siempre existió. Con gestos, con posiciones, de diferentes maneras. En realidad se blanqueó algo que era necesario. Para mi, como entrenador, fue algo muy bueno porque al fin puedo estar con mis jugadores en un momento en donde me necesitan. Vos estás con el jugador los 365 días del año, menos cuando entran a la cancha y eso lo sentía injusto. Hay jugadores que lo usan y otros no.

– Si te pudieses abstraer, con una cerveza en mano, ¿a qué  jugador te sentarías a ver jugar desde la comodidad de un sillón?

– Sinceramente el tenis no me gusta mirarlo, me gusta trabajarlo, vivirlo y jugarlo pero no me gusta mirarlo en la tele como espectáculo; me gusta el automovilismo, el fútbol, el rugby… Me gusta ver otros deportes, pero el tenis a mi como atracción me cuesta mucho verlo. Obviamente sí lo observo laboralmente. A la mañana, en mi oficina, me siento a tomar mate y a mirar tenis pero desde el enfoque del trabajo.

– Si tuvieras la chance de elegir a un jugador que no fuera argentino para dirigir, ¿a quien te gustaría “couchear”?

 – Me gustaría mucho Casper Ruud (NdR: noruego, 24 años, fue finalista de Roland Garros, número 4 del mundo del ATP). Siento que tiene una estructura armada que no falla, tengo esa sensación que cada uno está en su lugar cumpliendo esa función de equipo. Me gustaría entrenarlo para poder ver cómo es eso, para ver cómo es eso desde adentro, creo que una de las claves de Ruud es, precisamente, esa organización que tiene que lo ayuda mucho.

– Estuviste palmo a palmo con muchísimos jugadores que arrancaron desde abajo. Contame la experiencia y el sacrificio que hacen los chicos para llegar a ser top 100.

 – Para mi no es sacrificio, para mi es otra cosa, es esfuerzo. Hacemos un esfuerzo muy grande, los chicos hacen un esfuerzo, pero para mí el sacrificio es otra cosa. Hay jugadores que se van a tener que esforzar más que otros, eso es obvio. Pero es el camino por el que deben transitar y cada uno lo escribe como puede. A mi no me gustan las comparaciones. Tomy era mucho de compararse con los jugadores. ¡Basta de comparaciones!. Uno tiene su vida y lo que nos cuesta a nosotros nos va a costar a nosotros, y lo que le  costó al otro es problema del otro. Siempre al esfuerzo se lo ha tomado como algo malo y yo creo que es algo muy bueno porque te hace crecer como persona, te hace ser más inteligente, porque el esfuerzo sin inteligencia no tiene sentido. Tomy me decía que él se esforzaba, que se levantaba todos los días temprano, pero si crees que por levantarte temprano vas a tener éxito estás muy equivocado. Hay que ser, además, inteligente para tomar buenas decisiones.

Los nombres de la “nueva legión” para la  Copa Davis: Francisco y Juan Manuel Cerúndolo, Sebastián Báez y Tomás Etcheverry

 

– Wally, desde Acasuso para acá pasaron 23 años y un largo camino recorrido que ahora corona con este magnífico resultado en Roland Garros:¿si hicieses una pausa y mirases hacia atrás qué  balance haces, cómo ves ese recorrido hoy?

 – Espectacular. Lo volvería a hacer. Mis amigos me decían que ya estaba preparado para tener un jugador y yo creía que algunas cosas me faltaban. Y yo sabía que en algún momento me iba a terminar de consolidar. En este momento me pasa lo mismo, siento que tengo que estar a la altura de Tomy y de lo que él necesita. Yo me preparé para esto y ahora lo tengo que demostrar y no cambiaría ese recorrido porque cada jugador a mi me enseñó mucho y si yo estoy donde estoy es también gracias a los grandes profesores que tuve que me enseñaron y cada triunfo va dedicado a ellos porque sin ellos yo no estaría acá. Y también a los jugadores que tuve porque sin ellos no hubiera podido mostrar mis conocimientos.

“Para nosotros, Del Potro es un modelo a seguir”

– Fuiste un testigo privilegiado del progreso de esta nueva camada de jugadores que asoma con ímpetu, que se abre camino y en la cual 10 entraron al cuadro principal de Roland Garros. ¿Qué  sensación te genera esto?

 – Y a mi no me sorprende porque yo lo venia viendo. Antes de la pandemia dije que el futuro equipo de Copa Davis era con Francisco y Juan Manuel Cerúndolo, Sebastián Báez y Tomás Etcheverry y no estoy lejos. Para mi la primera legión fue algo inolvidable y ojalá en el algún momento se repita, pero no creo que estos chicos estén tan lejos.

 – Ahora que se lo va conociendo un poco más a Tomás, es común que la gente, por su potencia y contextura física, tienda a compararlo con Juan Martín Del Potro. ¿Vos lo ves de esa forma?

– Si, Del Potro es uno de los jugadores que yo observe al proceder a cambiar la forma de jugar de Tomy y ojalá que tengamos la misma carrera que él. Para nosotros es un modelo a seguir, pero obviamente dándoles nuestros aditamentos y lo iremos moldeando según sus necesidades.

– Vimos como Tomy se erigió en la gran sensación de Roland Garros, pero no podemos pasar por alto a Novak Djokovic, que consiguió allí su título 23 de Grand Slam …

 – Ya está, los números hablan por sí solos. Nole va a batir todos los récords.

 – ¿En un futuro, te ves como capitán del equipo de Copa Davis? ¿Te gustaría llegar a serlo o no?

 – No. Sinceramente siento qué hay gente mucho más capacitada que yo para hacer ese trabajo.

– En la última pregunta quisiera saber… ¿Hubieras sido el entrenador de Wally Grinóvero?

 – A Wally Grinóvero le faltó Wally Grinóvero.

 

Cronista: Pablo Silva.

Fotógrafo: Pablo Villán (especial, de diario Crónica).

Cámara y fotos: Camila Ferrer Pose.

Leé más notas de La Opinión Austral