Por Carlos Ventura

 

En tiempos arrasadores de esta pandemia inesperada, médicos, enfermeros e infectólogos trabajando en el epicentro contagioso de la enfermedad se han erigido en pedestales heroicos muy bien ganados. Porque ellos son los abnegados profesionales que se ven en primera instancia con sus barbijos, máscaras, trajes casi espaciales, gorros y todos los protocolos imaginados para evitar cualquier alternativa de contagio. Son los bien llamados héroes visiblemente consagrados del día a día.

 

Carlos Ventura, Pablo Villán, Fernando Pérez Re, Nahuel Ventura, Jonathan Moreno, Rubén Paredes, Hernán Nersesián, fotógrafos del diario Crónica.

Pero también hay otros estoicos profesionales de todos los momentos, todas las urgencias como también de las emergencias, y que siempre están pero no se ven. Extraño pero real al fin.

Porque son trabajadores esenciales pero no salen retratados en las tapas ni en los titulares, porque ellos hablan y se muestran sólo a través de sus trabajos, de sus obras, de sus realizaciones: los fotógrafos todoterreno y de jornada completa. Los reporteros gráficos o los paparazzi que siempre deben estar en los instantes decisivos de los temas para que puedan estar ópticamente comprobados.

 

Las fotos no se cuentan ni se dibujan, sólo se sacan. Esos trabajadores de la imagen son los que yo llamo “héroes silenciosos”. Los que no se ven pero, siempre de los siempre, ¡están!… ¿Pero cómo comprobamos si están o no?… Muy fácil, con sus fotos. Porque si están sus imágenes, son los fotógrafos quienes las registraron. Y no siempre en las mejores condiciones. Así de simple y básico.

 

Pasajeros al inicio de la cuarentena en Buenos Aires. FOTO: Hernán Nersesián

Pasión y sacrificio

Los fotógrafos son los que están al borde del cráter cuando el volcán entra en erupción. Los fotógrafos trabajan en total indefensión en todas las marchas, incluso las violentas, en las que sólo se protegen con su noble herramienta, que es la cámara captadora de momentos, hechos y circunstancias. Los fotógrafos están en los partos y en los nacimientos, pero también en los sepelios y despedidas. Los fotógrafos siempre están.

 

El equipo de fotografía de “Crónica”, acostumbrado a dejar todo por la primicia.

Y en esta epidemia arrasadora, de virus letal y estadísticas estremecedores, los fotógrafos regresan diariamente a sus tareas para que en los diarios, revistas y pantallas no falten las imágenes de los hechos que mueven a esta Argentina en cuarentena y al mundo malherido.

 

Es por eso que en este nuevo 19 de agosto, proclamado como el “Día del Fotógrafo” a nivel mundial, no quiero dejar de distinguir a todos esos héroes invisibles que no se aplauden desde los balcones ni tampoco en las calles, pero que también asumen con responsabilidad y solidaridad sus tareas en lugares llenos de riesgos y en condiciones definitivamente peligrosas para demostrar todo lo que muchas veces no vemos y ocurre, y que cuando lo hacemos sobre una fotografía sepamos que detrás de esa imagen está la vida de un profesional que aunque no lo veamos, el fotógrafo siempre está para que vos entiendas visualmente lo que escriben o dicen las notas todas.

 

Un poco de historia

El 19 de agosto de 1839, Luis Daguerre presentó ante la Academia de Ciencias de Francia su último invento: el daguerrotipo, que permitía capturar una imagen a través de un proceso químico. Ese día también se liberó la patente del daguerrotipo, dando lugar al desarrollo de la fotografía, cuyo día mundial es una iniciativa del fotógrafo australiano Korske Ara, que ha ido aumentando su difusión y su importancia, de forma que ahora se celebra en todo el mundo.

Desde 2007, a instancias de este fotógrafo, se organizaba un concurso de fotografía donde podía participar cualquier persona y cuya recaudación se destinaba a una organización para la atención médica de la infancia, pasándose de los 250 participantes del primer año hasta más de 500 millones de personas en 2017.

Algunas de las mejores fotos del COVID-19

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