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Por Jorge Cicuttin
Esperpento: Persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias.
Diccionario de la Real Academia Española.
El gobierno aparece por momentos convertido en un esperpento. No deja de vivir situaciones grotescas, que, de no ser que afectan a todo un país y a sus habitantes, podrían llegar a considerarse graciosas.
Un ejemplo. Esto ocurrió, a fines de la semana pasada. El periodista Diego Iglesias cuenta que el jueves por la tarde recibe una llamada de un número que tenía agendado como Patricia Bullrich y, pensando que era la ministra le contesta:
-“¿Qué tal, Patricia? ¿cómo te va?”
-“Ah, ¿qué haces? ¿cómo andás? Escuchame. ¿Cómo viene el tema este de la extradición de Machado?”, le pregunta la ministra.
-…..
-“Sí, sí, ¿cómo viene el tema de la extradición de Machado?”, insiste Bullrich.
-“Patricia, me da la impresión de que vos querés hablar con mi homónimo, que es el fiscal de la Procuraduría, el fiscal que investiga delitos narcos que se llama Diego Iglesias'”, le respondió el periodista.
-“Uy, uy, no, no. Disculpá, disculpáme, disculpáme”, le dijo muy nerviosa la ministra de Seguridad, antes de cortar.
Un blooper que marca mucho más. Las palabras podrían ser desconcierto, descontrol, nerviosismo en un gobierno que a tres semanas de unas elecciones legislativas clave se encuentra en uno de sus peores momentos, tanto en lo político como en lo económico.
El esperpento de Espert cayó como una bomba que deja abiertos muchos flancos.
En la tarde de ayer, y acorralado, el propio José Luis Espert anunció vía redes sociales que se bajaba de la competencia electoral. Nada de esto apaga el escándalo. Puede servir para la campaña y para el acto que este lunes realizará Javier Milei en el Movistar Arena, pero no hace más que acrecentar la debilidad del gobierno.
“De ninguna manera he pensado en renunciar y mucho menos, y le agradezco públicamente al Presidente, con el apoyo que el Presidente me ha brindado”, sostuvo este sábado Espert. “Tampoco él sugirió nada por el estilo, sino todo lo contrario”, sostuvo el hoy ex candidato. Duró poco.
Estamos otra vez ante un daño autoinflingido en el oficialismo, por más que acusen al kirchnerismo, a los orcos, a la casta. Como ya ocurrió con el escándalo $Libra y los audios de Diego Spagnuolo. El problema nació en el seno del Gobierno, más allá de la obvia utilización por parte de la oposición.
Cómo fue manejado el escándalo de los estrechos vínculos de José Luis Espert con el narcotraficante Fred Machado -hoy con prisión domiciliaria en Argentina y a la espera de ser extraditado a Estados Unidos-, mostró también a La Libertad Avanza sin recursos para defenderse, ni en las redes -lo que antes era su marca y su fuerte-, ni con los periodistas amigos que, por más que varios decidieron tirarse sobre la granada, muchos se vieron obligados a plantear sus dudas y sospechas y hasta a impulsar un paso al costado de Espert de la lista de candidatos a diputados.
Toda una muestra de falta de ordenamiento interno y un alto nivel de descoordinación. No alcanza con echarle la culpa a Juan Grabois -quien hizo una de las presentaciones judiciales en el país-, ni elegirlo como el contrincante en este problema. Una defensa que no resiste los archivos ni la información actual. Los vínculos entre Espert y el acusado de narcotráfico fue denunciado en primer lugar por los dirigentes libertarios, hasta Ricardo López Murphy lo señaló cuando rompió una alianza electoral con Espert. Y lo principal, la causa más fuerte contra Machado se sigue adelante en Estados Unidos y fue allí de donde salió el pago de los 200.000 dólares a Espert.
Todo apunta a que el único soporte que tenía Espert era el propio presidente Javier Milei. Patricia Bullrich y Guillermo Francos hicieron público su reclamo de “explicaciones” y no quedaron convencidos con las que dio. Trascendió que tanto Karina Milei como Santiago Caputo coinciden esta vez en que lo mejor para la dura campaña que afronta LLA, lo mejor sería que Espert se bajara de la candidatura. Hasta el propio Mauricio Macri le habría sugerido eso mismo a Milei.
Pero no hubo caso. “El profe se queda”, sentenció Milei. Y a nadie le queda claro qué razón de peso hay para un apoyo que, todos coinciden, le costaba mucho al oficialismo. Anoche, Milei sacó al “profe”.
El Congreso es un lugar poco amigable para el Gobierno. Viene acumulando duras derrotas tanto en Diputados como en el Senado. Y este miércoles se dará otra batalla. La Cámara de Diputados debatirá la continuidad de Espert como presidente de la Comisión de Presupuesto. Se pondrán en juego muchos votos de diputados amigos, en un momento en que a todos les cuesta mantener su apoyo a Espert.
El clima de pesimismo se trasladó a los propios militantes libertarios. No hay entusiasmo en la tropa propia para pelear los votos en la calle. La campaña electoral se ha vuelto una batalla en la que se suman golpes en contra, como lo que ocurrió en los actos fallidos de Milei en Tierra del Fuego y este viernes en Santa Fe.
Otra vez, la gran esperanza está en el Norte. En el tan deseado encuentro que Milei tendrá en la Casa Blanca con Donald Trump. Hoy gran parte del futuro del gobierno está apoyado en la ayuda que Estados Unidos le brinde en lo económico y en lo político. Para consolidar esta ayuda el pedido que le hicieron en la Casa Blanca – también en el Tesoro y en el FMI-, fue que recomponga alianzas con los gobernadores y logre consensos políticos con la oposición. En el cumplimiento de este pedido se enmarca la recomposición del diálogo de Milei con Mauricio Macri con quien se reunió dos veces en una semana, después de mucho maltrato y olvido.
Para lograr estos consensos reclamados desde Estados Unidos, Milei tiene que cambiar. Dejar de ser ese que “acelera en las curvas”, como se jactó, para pasar a ser un presidente de consenso, más tranquilo y con la mano abierta. ¿Podrá?
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