Malvinas como territorio de disputa, pero no sólo en la dimensión física del epicentro de la guerra, sino como escenario que buscó también legitimar a un gobierno de facto y evitar que se profundizara la mirada que comenzaba a hacerse más clara respecto de lo que sucedía en el territorio entero.

El de 1982 fue un conflicto que duró algo más de dos meses, dejó unos 1.000 muertos en combate, mientras que la oscura noche del terrorismo de Estado instalada en 1976 comenzaba a enfrentar un repudio generalizado.

Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”, escribían las abuelas de Plaza de Mayo en los carteles de sus rondas.

El 2 de abril de 1982, tres días después de la primera huelga general lanzada contra la dictadura, la Junta Militar ordenó el desembarco de tropas en Malvinas.

El 70% de los soldados que participaron en la guerra eran conscriptos. Muchos de ellos tenían entre 19 y 20 años y provenían de distintas regiones del país, con climas completamente distintos al que debieron afrontar en las islas. Según registros oficiales, durante el conflicto bélico murieron 649 argentinos y resultaron heridos 1.093, sin embargo el número de muertes fue en aumento en los años posteriores, alcanzando, se cree, a superar los 400 excombatientes que se quitaron la vida.

Ocupadas en un principio por marinos franceses, las islas tomaron el nombre de Malouines que los españoles transformaron posteriormente al nombre de Malvinas y fueron finalmente denominadas como Falkland por parte de los ingleses.

Durante los siglos XVI a XVIII, España tuvo que establecer su reclamo, ante Francia e Inglaterra, por la usurpación de su derecho de soberanía sobre las islas. Las islas, por derecho de sucesión, pasaron a pertenecer a las Provincias Unidas del Río de la Plata, luego del pronunciamiento del 25 de mayo de 1810.

En 1833 se produjo la usurpación británica de las islas, quienes expulsaron por la fuerza a la población local, reemplazándola por los llamados “kelpers”. Este hecho, ocurrido mientras estaba en vigencia el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación de 1825 entre ambos países, se conformó en la causa fundamental del conflicto armado ocurrido entre Argentina e Inglaterra en 1982.

A partir de ese momento, los reclamos diplomáticos argentinos se sucedieron ante el gobierno británico y, en el siglo XX, ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA). Argentina nunca dejó prescribir sus derechos soberanos.

El reclamo argentino fue reconocido como legítimo por los organismos internacionales. La ONU aceptó la naturaleza colonial del diferendo (Resolución Nº 1.514) y la validez de los reclamos argentinos sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur (Resolución Nº 2065), invitando a ambos gobiernos a mantener negociaciones por el futuro de las islas.

En el mismo sentido se expidieron la OEA en el Comité Jurídico Interamericano, el Buró de Países No Alineados y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en la Resolución del 26 de abril de 1982.

Pese a las acciones de política exterior desarrolladas por Argentina por resolver el conflicto de forma pacífica, Gran Bretaña se negó constantemente a negociar y, a fines de 1981, el gobierno militar argentino consideró como alternativa la solución militar de recuperar las islas mediante una acción sorpresiva e incruenta para las fuerzas inglesas que conllevara a la negociación por el traspaso de la soberanía de las Islas Malvinas.

Para llevar a cabo esta operación se creó una Comisión de Trabajo Conjunta conformada por las tres Fuerzas Armadas a fin de planear la recuperación; se estableció el 15 de mayo como fecha para ejecutarla.

Sin embargo, en marzo de 1982 se produjeron acontecimientos que alteraron las previsiones. Lo que era tan sólo un recurso alternativo, se transformó en un objetivo principal.

En septiembre de 1979 el empresario argentino Constantino Davidoff, especializado en negocios con chatarra, firmó un contrato con la empresa Christian Salvensen de Edimburgo (Inglaterra), adquiriendo instalaciones balleneras abandonadas en las Islas Georgias del Sur.

Davidoff gestionó en la Embajada Británica de Buenos Aires el servicio del buque HMS “Endurance” a fin de transportar a las islas el personal y los equipos necesarios para desmantelar las instalaciones, pero como su pedido no fue aceptado, la Armada Argentina llevó a cabo la tarea.

El empresario comunicó a la Embajada Británica su viaje al archipiélago y en diciembre de 1981 zarpó con destino a las Georgias del Sur, a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar”.

El 19 de marzo de 1982, Davidoff regresó a las Georgias del Sur en el ARA “Bahía Buen Suceso” y en dicha oportunidad se produjo el izado de una bandera argentina en las islas. El Foreign Office ordenó el envío del HMS “Endurance” con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y evitar el desembarco del personal.

El 21 de marzo, luego de que el ARA “Bahía Buen Suceso” zarpara de las Georgias del Sur, dejando el grupo de Davidoff en tierra para seguir con sus tareas, el gobierno británico solicitó al gobierno argentino desalojar a los operarios allí apostados.

El 2 de abril de 1982 Argentina puso en marcha la “Operación Rosario”, llamada así en honor a la Virgen del Rosario.

La “Operación Rosario” cumplió su cometido de recuperar las Islas Malvinas en forma incruenta para el enemigo.

Los medios de comunicación argentinos produjeron una cobertura informativa triunfalista con titulares como el del diario Clarín: “Estamos ganando”, permitiendo que hubiese un fuerte respaldo popular al enfrentamiento armado y se elevara un sentido de patriotismo que envalentonó al Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, que no comunicaba la realidad de lo que sucedía en Malvinas.

La respuesta del gobierno británico, encabezado por la primera ministra conservadora Margaret Thatcher, fue condenar la invasión y enviar una poderosa flota para recuperar las islas.

El 1 de mayo los británicos iniciaron el bombardeo en las islas. Al día siguiente, el crucero ARA General Belgrano fue hundido por un submarino británico, provocando la muerte de 323 marinos.

A partir de entonces se inició la guerra, durante la cual los británicos desembarcaron en la bahía de San Carlos y desde allí avanzaron hacia la capital de Malvinas, Puerto Argentino.

Durante la guerra, el Gobierno de Chile y la Fuerza Aérea de Chile (FACh) coordinaron con la Real Fuerza Aérea (RAF) la implementación de vuelos de espionaje trasandinos a gran altura con el objeto de obtener información sobre las FF. AA. argentinas, de la que los británicos carecían totalmente.

La guerra finalizó el 14 de junio, tras la rendición de Puerto Argentino y la firma de una tregua entre ambas partes.

A pesar de que en la actualidad Gran Bretaña sigue ocupando las islas y las explota económicamente, Argentina mantiene su reclamo para que se reconozca su soberanía sobre los archipiélagos del Atlántico Sur.

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