El Coyote y el Correcaminos, Pokémon, los Caballeros del Zodiaco y los Looney Tunes eran los dibujitos que veía cuando era chiquito, grababa en VHS y pausaba para poder “calcar” desde la “tele”.

“Siempre quería dibujar. Cuando tenía unos 13 años mi familia pudo comprar la compu, ahí me metí de lleno y me quedaba todo el tiempo posible investigando qué podía hacer”, recuerda Pablo Vázquez (36), artista gráfico y programador de Río Gallegos a La Opinión Austral.

Con el tiempo comenzó a crear diseños para wallpapers, tarjetas, imanes y almanaques. Un amigo le mencionó Blender, un programa de animación libre y gratuito que -sin saberlo- lo acercaría a su realidad hoy en Ámsterdam.

“Me di cuenta que me gustaba hacer personajes y hacerlos en 3D y la gente que me empezó a hacer pedidos”, cuenta sobre sus primeros trabajos a los 16 – 17 años. Inclusive material pedagógico del Consejo Provincial de Educación tiene algunas de sus primeras ilustraciones.

“Me di cuenta que me gustaba no solamente hacer 3D, sino también viajar”, cuenta Pablo Vázquez. Foto: José Silva/La Opinión Austral

De manera autodidacta aprendió a programar y creó su sitio web para compartir sus trabajos. En pleno 2006, llegó a un foro de 3D en español en el que encontró otros pares argentinos. En el país no eran muchos los que utilizaban Blender.

A través de ese foro y de esos contactos surgiría la convocatoria para hacer “Plumíferos”, el primer proyecto grande a nivel mundial realizado con Blender, lo que significó un contacto directo con los creadores del software.

Nómade

En 2009 sin esperarlo llegó una propuesta desde Blender. “Me dice si quiero ir a trabajar en un proyecto a hacer personajes. Me volví loco, tenía 21 años. Era un proyecto de tres meses y se extendió a cinco. Ahí me di cuenta que me gustaba no solamente hacer 3D, sino también viajar”, señala sobre el primero de muchos viajes.

Pablo iba a regresar a Argentina “pensando que nunca más iba a poder volver” pero perdió el vuelo y permaneció un tiempo más en Holanda, un estudio de Suiza le pidió ayuda con un proyecto “ad honorem” y eso prolongó su estadía en el exterior.

“Ahí me doy cuenta que es posible viajar, es a lo que le llaman nómade digital, trabajás un tiempo en un país y de ahí te vas a otro pasando por proyectos de compañía en compañía”, explica.

Trabajando en diferentes proyectos y brindado capacitaciones como entrenador de Blender conoció MéxicoEspañaNoruegaVenezuela. Así pasó de 2010 a 2014.

En 2014 se sumó a Blender, donde actualmente se desempeña como entrenador, integra proyectos y desarrolla herramientas para mejorar el programa.

Caminandes, la serie animada protagonizada por un guanaco, no llegó de casualidad.

“Quería hacer personajes patagónicos”, marca Pablo y de hecho Koro, el guanaco era un personaje que ya había creado, solo necesitaba un equipo de trabajo y tiempo para poder dedicarle lo que resultó, por ahora, en tres entregas “Llama Drama”, Gran Dillama” y “Llamigos”

“Pensé que Caminandes iba a ser muy nicho. Me llamó la atención como gente de otros lados se identifica y le gusta, creo que la clave es que no tiene diálogos, es universal. Siempre tuve en mente que Caminandes tiene que ser visual”, amplía.

“Que los niños vean personajes o dibujitos de cosas que reconocen, acercar la fauna a la generaciones más pequeñas, creo que fue lo más impactante”, destaca sobre la repercusión que diez años después continúa teniendo la serie.

Detrás del entretenimiento y las emociones que pueden llegar a transmitir las historias de Caminandes, dice Pablo que “el arte en general es un vector en cuanto a militar iniciativas. Lo que yo puedo hacer, que son dibujitos animados puede dar visibilidad”. Así es como Koro se encuentra con dificultades del día a día para los guanacos, cómo cruzar la ruta o toparse con cercos electrificados.

“Hay varias cosas que tengo en mente, quisiera poder utilizar dibujos o cortos para comunicar como la represa va a tener impacto en el río Santa Cruz”, comenta. Adelanta, que ya hay varios personajes creados que le gustaría utilizar para que sean puente para contar más historias.

Los bloqueos no son ajenos al arte gráfico. Por ejemplo en 2021, las imágenes del monumento por el centenario de Río Gallegos que compartió en su cuenta de Instagram le permitieron desbloquearse. Ese monumento, de pequeño, le parecía un minimundo.

“Te das cuenta que no es hacer por hacer, sino que las ganas te vienen cuando las conectás con algo que vos sentís cerca. El trabajo que más me gusta que he hecho es Caminandes y gran parte de eso es porque me siento conectado”, manifiesta.

La clave está en hacer desde adentro y lejos de abrumarse por los desafíos de nomadismo digital, dice, “siempre hay que intentar, sino te quedás con las ganas y no sabés si va ir bien o no. Obviamente por ahí tenés que tener un colchoncito de oportunidades, un respaldo”.

Autodidacta desde la adolescencia, se hizo de herramientas que hoy enseña. “Lo único que tuve siempre fue curiosidad, hay que meterse, publicar tu trabajo y seguir, no es tan difícil y si te gusta, lo podés hacer”.

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