“Mi regalo más grande fue que me dijeran: ‘Hay un colegio de arte'”, cuenta la artista y docente Yessica Contreras sobre el día que la maestra de plástica de 7mo. grado le obsequió ese dato.

Nacida en Chiloé en 1980, Yessica migró junto a su familia cuando tenía apenas cinco años. Cursó los estudios primarios en la Escuela N°44 y los secundarios en el Centro Polivalente de Arte N° 1.

“Desde que tengo uso de razón el dibujo ha estado, siempre ha sido mi momento de olvidarme del mundo. Ha estado conmigo desde muy chica”, repasa.

Pintura de la muestra “Junio” que fue expuesta en 2018 en el Complejo Cultural Santa Cruz.

“Entrar al Polivalente era ‘el’ lugar en el mundo, arte a la mañana, arte a la tarde. Pintura, escultura, grabado, dibujo, cinco años. Fue lo mejor que me pasó en la adolescencia, era una nueva etapa y en general ese colegio tiene algo particular, por el interés, es el arte van con otra predisposición. Fue encontrar el grupo de pertenencia y que además había una valoración de ese hobbie”.

El arte es una extensión, uno no puede dejar de hacerlo por mucho tiempo

El interés se consolidó y tras egresar como Maestra Nacional de Dibujo, migró después de un tiempo para estudiar el Profesorado en Artes Visuales en la Universidad de Cuyo.

“Fue una experiencia maravillosa por la pertenencia y los compañeros en el mundo de las artes. Fue mi momento de mayor producción, performance, pintura, instalaciones”, recuerda.

Junto a sus alumnos y alumnas de Nivel Secundario.

Una vez graduada, conseguir estabilidad laboral era el siguiente paso, pero no fue posible en Mendoza por lo que en 2012 regresó a Río Gallegos.

Actualmente da clases en el Secundario N° 10 y en el Polivalente. “Me gusta mucho trabajar con adolescentes tienen algo que me impulsa a seguir enseñando, me gusta acompañar los procesos en esas edades, soy una privilegiada”, sostiene.

Sin embargo, la constante actividad cultural, especialmente en las artes visuales, en Río Gallegos no la encontró. “Creo que sucede en todas partes pero acá se acentúa, hay muy poco fomento, muy poco espacio, no hay convocatorias, incentivos, premios. Es muy solitario el camino de los que se dedican a las artes visuales“, señala.

Procesos

En la producción artística, dice “trabajo muy lento. Cuando pinto, pinto tres cuadros al mismo tiempo, siempre trabajo en simultáneo y eso hace que sea largo. No soy de esos pintores que pintan rapidísimo y sacan una serie, en un año tienen 20 cuadros. Yo hago uno o dos cuadros por año”, comenta.

Pintura de la muestra “Junio” que fue expuesta en 2018 en el Complejo Cultural Santa Cruz.

Pero… ¿sobre qué pinta? “Influye mucho lo que te pasa en tu vida personal, es lo que siempre me ha movilizado para hacer pintura. Lo tengo que sacar de alguna manera a través de la imagen y no es algo que se haga en el momento, hay un proceso: te pasa, lográs articular lo que queres, decir en imágenes y eso lleva tiempo. Después empieza la producción”, explica.

El dibujo, la fotografía y el audiovisual son herramientas que utiliza para el tema de la ría

A veces, también la serie comienza de una forma y termina de otra. En 2018, expuso “Junio” una serie de pinturas al óleo que, tras el fallecimiento de su mamá, se transformó. “La transformé, estaba desbordada de otra emoción. Esos bocetos los fui transformando en pos de lo que me estaba pasando”.

El dibujo, la fotografía, la escritura y el audiovisual son herramientas mediadoras de referencia para poder representar las imágenes que quiere mostrar. Yessica busca las imágenes y a veces ellas también se le aparecen, en sueños.

Pintura de la muestra “Junio” que fue expuesta en 2018 en el Complejo Cultural Santa Cruz.

Hay dos situaciones que generan angustia. Por un lado, por fuerza mayor no poder crear, señala: “Es muy angustiante porque siempre está la necesidad de bajar a tierra. Cuando estás con la cabeza en otra y hace mucho no hacés nada de arte un día que te sientes, te tranquiliza, es impresionante. Es una extensión, uno no puede dejar de hacerlo por mucho tiempo sin que ‘te pase factura’“.

La otra es el bloqueo creativo. “Hay algo que en tu ser no está fluyendo, está estancado y eso es angustiante”.

Actualmente, Yessica se encuentra trabajando sobre la ría. “Es un paisaje raro, no vemos el océano, vemos la meseta. Es una mirada de Gallegos, qué nos pasa a nosotros, es amor y dolor, cuánta gente se ha matado, es un paisaje simbólico, nos constituye como riogalleguenses”.

Pintura de la muestra “Junio” que fue expuesta en 2018 en el Complejo Cultural Santa Cruz.

“Siempre encontré que la ría era un paisaje inútil, hasta que lo empecé a mirar… hay belleza, hay algo que me está hablando. Hasta que empecé a mirarla era monótona, una línea que se va perdiendo… no me había dado cuenta cómo era, las mesetas, las luces, y cuando la empecé a ver, empecé a reflexionar y buscar imágenes, la topografía, las leyendas, el castillo. Es un paisaje que tendríamos que apropiárnoslos más, es nuestro pero se lo ve como una cosa anexa. Debería haber una manera de cruzar, que no sea solo contemplación nula. Me parece súper interesante”.

Cerrando la entrevista, Yessica cuenta: “Me gustaría tener algo como un café literario artístico, un local donde se puedan vender obras a módico precio. Me gustaría que en Gallegos el arte se empiece a mover de alguna manera, si bien hay muchas ferias, no se logra captar la atención. Ese sería mi sueño”.

(Foto principal: José Silva/La Opinión Austral)

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