Facundo Arroyo (26) no tiene un recuerdo puntual sobre cómo surgió su vínculo con el arte, pero sí de cuando comenzó a concebirlo de otra manera.
“Cuando tenía 16-17 años, había un canal que pasaba programas con episodios dedicados a artistas contemporáneos y me gustaba mucho el enfoque que le daban. Los artistas se mostraban tal cual, sin mucha careta”, recuerda “Funo Art” en diálogo con el suplemento Arte y Cultura de La Opinión Austral.
Primero ese programa de televisión y luego la cursada del Profesorado de Artes Visuales en el IPSA, le habilitaron otra mirada.
“Vi que el arte era mucho más abarcativo, más complejo, ese es el lado que me gusta a mí”, marca y amplía “me gustaba mucho la idea de que el arte podía ser cualquier cosa“.
Las caricaturas y el arte gráfico llamaban su atención. “Quería darle mi impronta, usar el lenguaje de la historieta y los cómics, pero con otra intención, no la de contar una historia o del humor, eso se fue dando con el tiempo”, señala.
En 2017, en una muestra colectiva del profesorado, expuso “Retrato familiar“. “Era una serie de pinturas, dibujos estilo caricatura, pero contrastantes porque eran imágenes muy gráficas en blanco y negro, y el único color que había era el rojo, usado para representar la sangre u otras cosas más”.
Me gustaba mucho la idea de que el arte podía ser cualquier cosa
Facundo buscaba usar a las caricaturas en otra dirección, “con una intención más artística“.
Meses después, también dentro de la cursada, desarrolló “Pasatiempos”, una producción tipo fanzine que había que intervenir. “Combinaba distintos juegos, como crucigramas, unir con flechas, encontrar palabras, pero con otra connotación, me gustaba mucho el contraste”.
“Quería tratar el tema de la salud mental, distintas patologías y cómo se las vive. Eran juegos con esta variante medio turbia, quizás había algunas ideas que eran un poquito fuertes, pero era mi forma de expresarlo”, cuenta.
Con lápices de colores para ser intervenidos, “Pasatiempos” se expuso en lo que era el espacio municipal de Sala Futura, hoy Sala de la Cultura. “Lo veían y se reían, con una risa confidente, es tragicómico. Los completaban y eso estaba re bueno”.
Los artistas no tienen una responsabilidad, pueden hacer lo que quieran
La salud mental no es un tema sobre el que hoy esté produciendo, al menos no de una forma tan explícita.
“No es un tema agotado, creo que hay mucha tela para cortar, quizás lo abordo, pero no de la misma forma. Se puede llegar a notar algo en los dibujos, pero de otra forma, no tan literal”.
Formas
Los dibujos de Facundo se caracterizan por ser monocromáticos, decisión que defiende: “Siento que el color no es lo mío, sería agregar otra variable que no tiene sentido que esté ahí”.
“Visualmente siempre me llamó mucho la atención la geometría, seguía a muchos artistas que trabajaban con esta estética”, comenta sobre lo que concentra su atención hoy.
En sus dibujos aparece un personaje sin identidad que se repite. Combinando las figuras geométricas con este personaje, genera algo nuevo, “una especie de surrealismo, una cosa medio rara”.
En la producción “Pasatiempos”, combinó juegos tradicionales con la salud mental
Con el dibujo se siente a gusto y si tuviera que elegir otra disciplina, apunta a la performance. “Cuando expuse ‘Retrato familiar’ había dejado unos papelitos para que la gente completara de forma anónima. Por ejemplo, ‘si tengo un hijo nunca le voy a decir…’ u ‘odio cuando mi hermano…’, eso lo completaba la gente y las respuestas estaban buenísimas, era un poco performativo, ese tipo de acciones me gusta mucho”.
“Me gusta mucho descolocar a la gente y me gustaría hacer una performance en algún momento”, señala.
En cuanto a los espacios culturales, sostiene: “Siento que está un poquito estancado, pienso en hacer algo autogestionado, pero todavía no se dio. Estaría bueno que exista un espacio alternativo, no sé si la palabra es emergente, no me gusta mucho esa palabra, pero sí que haya otra propuesta”.
Cerrando, sobre el rol social del arte, sostiene: “El arte no tiene que tener una responsabilidad, el hecho de que exista ya lo hace válido. Más que el artista, los espectadores tienen una responsabilidad en la forma en que lo consumen, a veces es muy superficial, pero el arte en sí o los artistas no tienen ninguna responsabilidad, pueden hacer lo que quieran. Como espectador tenés que saber discernir, tener un ojo más crítico“.

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