“Se fue un señor piloto, se fue un señor padre y hermano, se fue un amigo de siempre, chau Pelusa, nos vemos”. A sus 18 años se hizo cargo de sus hermanos menores luego de que fallecieran sus padres.
LA MEMORIA DE ZAPICO
Adiós silencioso para César ‘Pelusa’ Mayeste
El hombre que se sobrepuso a cientos de obstáculos, apagó motores. Deja tras de sí una rica historia deportiva, pero sobre todo personal. Su pasión por los autos y la búsqueda de mayor rendimiento lo llevó a desentrañar secretos que aplicó a lo largo de su vida.
Carlos Zapico lleva desde el primer día de su labor como locutor en el programa radial ‘Música de motores’ por Radio LU12 AM680, un detallado registro de fechas, competencias, victorias y sinsabores que le permiten evocar momentos históricos del automovilismo en la región:
“Se fue un grande, un empecinado piloto y respetado adversario siempre. Se fue Pelusa Mayeste, y con él se va una de las páginas más sobresalientes del automovilismo sureño, quizás no por los resultados, sino por las características que rodearon toda su vida, desde el fallecimiento de sus padres cuando tenía sólo 18 años y se hizo cargo de sus dos hermanos, Vicente y Miguel, viviendo en lo que se llamaba “Central radio” en la zona de Río Chico, aledaña a lo que hoy es la chacra del Hispano Americano, a varios kilómetros de la ciudad.
Sin embargo, con la fe y la garra que lo caracterizó siempre, César se sobrepuso con sus 17 años, se erigió en papel de padre a pesar de su corta edad, (Miguel tenía 9 años) y trabajando en lo que podía y sabía, arreglaba motos, hacía lo que podía y criaba a sus hermanos menores.
Luego, habiendo ingresado en la provincia como chofer en el Ministerio de Asuntos Sociales donde también pudo incorporar a sus hermanos años más tarde, miró siempre con mucho interés los autos de carrera, y varios como Juancito Bull se acuerdan de esa época porque Pelusa los ayudó, les enseñó y los guió.
Luego se lanzaría de lleno al automovilismo habiendo participado en casi todas las categorías de la época que le tocó vivir, habiendo logrado incluso hechos llamativos como aquel primero de mayo de 1983 cuando ganó en 2000 y en la T1800 (en las dos categorías) en Cabo Negro (Punta Arenas) con el mismo auto o la recordada historia de la “Zanahoria Voladora” que muchos hoy recuerdan. Mayeste dejó marcada para siempre una historia de esfuerzos y de coraje, mezcla rara de voluntad y servicio, habiendo creado también la firma Tecnisur, pero principalmente nos dejó un fenomenal recuerdo del piloto, hermano, padre y gestor de muchas cosas, sin lugar a dudas”.
La actividad deportiva
Se inició en las carreras de autos cuando trabajaba en el Ministerio como chofer, habiendo arrancado en la categoría que por aquel tiempo se llamaba Turismo de Carretera donde corrían las máximas figuras del sur de Chile y del sur de Argentina, y su primera carrera data del 24 de octubre de 1968 participando activamente ese año y hasta el 70 en dicha especialidad y, si bien, en esa época no obtuvo grandes resultados, se hizo más que famoso por haber construido un Ford Fairlane que fue pintado de un color naranja raro, al que se dio en llamar “La Zanahoria Voladora”.
La ‘Zanahoria Voladora’, escribió su historia.
Luego vendrían las carreras de larga duración donde tomó parte con Renault Gordini junto a su amigo Juan Carlos Zabala sin dejar de lado los cinco litros, tal como aquella carrera del 3 de diciembre de 1970 cuando terminó segundo detrás de Antonio “Tim” Lorenzo, participando también en las carreras de la región como las 6 Horas de Santa Cruz (con Zabala) el 28 de noviembre de 1971 y los 1000 kilómetros de Piedra Buena el 30 de noviembre de 1974.
Se vendría la primera victoria lograda con un auto también famoso en la categoría menor como fue el Gordini de la Peña Mann, con el que ganó el 10 de febrero de 1975 y repitió la victoria el 16 de marzo del mismo año y luego en el mes de abril resultó segundo de su hermano Miguel, pero en Mecánica Regional, volviendo a ganar en la 850 el 5 de mayo de 1975.
Pasado el receso de aquel que fue quizás su mejor año, gana los 1000 kilómetros de Piedra Buena el 12 de octubre de 1975 y vuelve a ganar en Río Gallegos sobre uno de sus grandes rivales, Oscar Lebrand, el 21 de diciembre de 1975.
Entre sus victorias más destacadas en la 850 aparece aquella del 19 de diciembre de 1976 o la del 25 de mayo de 1977, o la del 4 de diciembre de ese mismo año, aunque nunca dejó por aquel tiempo de participar en la Mecánica Regional como el 3 de abril de 1978. En 1979 continúa con algunos buenos resultados como cuando fue segundo de Juan Carlos Ríquez en MR y con su hermano Miguel tercero el 4 de abril pero también aparece con una cupe Fiat corriendo las 24 Horas del 3 de noviembre de 1979 con Carlos Raúl Sancho.
Tercero detrás de Ríquez y Ceriani el 17 de marzo de 1980 y delante de Jhonny Davidson en TC5000, quinto en el Desafío Patagónico con Fiat 125 el 30 de marzo de 1980, segundo de Davidson en TC5000 con Mike Guittard detrás, ganador en dos categorías con el mismo auto (2000 y T1800) en Cabo Negro (Punta Arenas el 1 de mayo de 1983 superando al local Teodoro “Teo” Martinich, para ser luego ganador de la primera edición de la Doble Esperanza el 28 de agosto de 1983 con Fiat, con Hugo Cumar y del caletense Carlos Ortiz (padre) detrás y lo que sería su última participación como piloto corriendo la misma prueba el 21 de octubre de 1984 donde gana a la ida hacia Esperanza, pero se queda sobre el final a la vuelta, quedando finalmente sexto en la general de la categoría.
Llegando 1987 con esa cupe Fiat comenzaría a practicar su hijo Héctor bautizado “Corcho” por los allegados, lo que hace que Pelusa deje el volante para trabajar incansablemente junto a su hijo para llevarlo a cumplir una carrera meteórica que recibió su alegría como padre el 8 de noviembre de 1988 cuando gana Corcho en 2000, pero en la pista del autódromo.
Fueron casi veinte años de logros, luchas, sinsabores y alegrías, conocido por toda la región y admirado por propios y extraños, hace unos años Piedra Buena realizó una fiesta para agasajar a los campeones de los 1000 kilómetros y allí fuimos para participara con Carlos Costilla, Mario Ojeda, Edgardo Thevenon, Ricardo López Calo y otros, ese homenaje y allí estuvo también Pelusa Mayeste, afable, sincero y contando tantas historias que no habría libro capaz de acumularlas.
Se fue un señor piloto, se fue un señor padre y hermano, se fue un amigo de siempre, chau Pelusa, nos vemos.
Patagonia a Fondo
En el sitio especializado en recabar imágenes que cuentan historias, hicieron un espacio especial para Mayeste. “Nos dejó uno de los protagonistas más importantes de nuestro automovilismo. Piloto de varias categorías, preparador, heredó a su hijo “Corcho” la misma pasión y el mismo talento. La imagen corresponde a las afueras del parque cerrado de la Vuelta de la Provincia de Santa Cruz de 1980. Pequeño, pero sincero homenaje de Patagonia a Fondo. Abrazo de podio Pelusa. Buen viaje.
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