Por Natali Vera

Tito Nieva, actualmente reside en Comodoro Rivadavia y en diálogo con LOZN revivió algunos de sus recuerdos durante la Guerra de Malvinas, esos que han dejado una huella en lo más profundo de su corazón.

Fue parte de la tropa del Regimiento 25 de Infantería de Sarmiento, Chubut y llegó a las Islas el día 2 de abril del año 1982, “tengo el honor y el orgullo de decirlo, porque fui uno de los primeros soldados que desembarcó en Malvinas el 2 de abril y Regimiento el 25 al mando del coronel Seineldín que combatió en San Carlos, Darwin y en Puerto Argentino”, contó.

Tito Nieva llegó a Malvinas el 2 de abril de 1982.

En ese momento, Tito se encontraba haciendo el servicio militar obligatorio, había cumplido la mayoría de edad el 23 de noviembre del 81 y fue incorporado el 01 de febrero del año 82, desde esa fecha en adelante tuvo una fuerte instrucción, que fue bastante rápida, pero jamás imaginó que toda esa preparación sería para partir a Malvinas y mucho menos todo lo que sucedió después.

Tito Nieva, con tan solo 18 años viajó a las Islas Malvinas el 2 de abril del 82

Desde Sarmiento, Chubut, salió en caravana hasta el Regimiento 8 de Comodoro Rivadavia y, ya arriba del avión Hércules, se enteró de que viajaba rumbo a las Islas, en ese momento había tres aviones en la pista y en vuelo, por los altavoces, pudo escuchar, apenas por el ruido de los motores, que iban a las Islas Malvinas y que iban a entrar en la historia de nuestro país.

Soldado Parmigiani, subteniente Aguilar y Tito Nieva.

Algunos soldados de la Compañía C del mismo regimiento ya habían desembarcado antes y durante sus primeras horas allí se ocuparon de despejar la pista de Puerto Argentino, en el lugar había tractores, máquinas y autos viejos, que fueron puestos por los soldados ingleses para que los aviones argentinos no aterricen, “esos compañeros se dedicaron a despejar la pista y a esperar el asalto aéreo, que éramos nosotros”, recordó Tito.

Fue integrante del Regimiento 25 de Infantería de Sarmiento, Chubut

Es como si hubiese pasado ayer, en su memoria viven cada uno de los momentos, anécdotas, diálogos con sus compañeros soldados, camaradas, de los cuales muchos, hoy son amigos. “No se me va nada de la memoria, absolutamente nada”, expresó.

“He visto caer compañeros, heridos o muertos, gente de otras fuerzas, vivir debajo de la tierra durante todo ese tiempo en los famosos pozos de zorro, esos fueron nuestros hogares desde que arrancamos hasta el 19 de junio que terminamos”, recordó.
Para Tito Nieva los días eran eternos, el clima gélido, sin un equipamiento adecuado y días de hambre fueron también otros enemigos, aparte de los ingleses.

Regimiento 25.

“El sistema logístico estaba muy mal organizado, porque nosotros el 14 de junio cuando hicimos un contraataque en primera línea, nos encontramos conque había galpones llenos de comida que quedaron, obviamente, nosotros robábamos lo que podíamos para comer, pero quedó todo para los ingleses”, contó.

Compañeros

En una noche se encontraba soportando un terrible bombardeo naval “tiraban de noche, y en ese momento se siente el cañonazo, pero no se podía ver la explosión, caía en cualquier lado, estuvieron abatiendo la zona nuestra más de una hora, y de golpe paró el cañoneo”, luego pudo apreciar un profundo silencio y una bruma en el aire con un raro olor, “yo estaba compartiendo la posición con dos compañeros míos que eran de Córdoba, uno de apellido Mélica y el otro era Mino. De golpe Mino, sale de la posición cuando ya había parado el fuego y me dice que pudo ver una estrella roja que estaba llegando, me dijo viene muy rápido y muy bajito, pasaron fracciones de segundo de eso que me dijo y el proyectil pegó detrás nuestro, a 20 metros de nuestra posición, justo en el medio donde estaba el comando de la Fuerza Aérea”, relató.

En ese ataque, un soldado argentino perdió la vida automáticamente, fue aplastado contra una pared, y otro había sufrido graves cortaduras, “nosotros como soldados salimos de la posición para ver qué pasaba, temblaba todo, fue tremendo, la verdad”.

Prisionero

El 14 de junio después del contrataque, “nos aplastaron con el fuego”, con muchos heridos cayó un compañero -que para Tito era un hermano- al que le entró una esquirla de un proyectil de cañón, pero afortunadamente no lo mató por la cantidad de ropa que tenía encima.

“Estábamos totalmente desgastados, eran tres días que no dormíamos, teníamos dos días sin comer estábamos en muy malas condiciones, igual soportamos el fuego aéreo y gracias a Dios no tuvimos muertos, entramos al pueblo marchando y por la tarde se vino el silencio sepulcral, a partir de ahí nos juntaron a todas las fuerzas de todas las unidades en el aeropuerto y estuvimos prisioneros durante tres días”, recordó Nieva.

Llegaron al continente en el buque hospital argentino Bahía Paraíso, “el trato fue bueno, los ingleses también querían que termine la guerra porque ellos también venían desgastados y además, tuvieron muchas bajas que todavía no son declaradas. Nosotros nos dimos cuenta contra quién luchamos, tropas muy profesionales, muy bien equipados y ellos sí sabían que iban ahí”, dijo.

El reencuentro

Los soldados fueron llevados a Punta Quilla, Santa Cruz, y luego en un avión a Comodoro donde estuvieron una noche en el Regimiento y al otro día los trasladaron a Sarmiento.
“Todo de noche, nuestra movida fue de noche. Cuando llegamos a Sarmiento, nos recibió la banda del Regimiento y parte del pueblo, fue una emoción tremenda”. Luego de una semana pudieron tener franco y es cuando llega el tan esperado reencuentro con mi familia, “ellos ya habían estado en Sarmiento, pero me vieron de lejos, querían saber si estaba vivo y yo estaba como en trance”, contó.

Tito volvió al Regimiento, después de 30 días de licencia fue dado de baja y es cuando empezó otro de los calvarios, reintegrarse a la sociedad, lo que fue muy difícil y sin ayuda de su familia no habría podido lograrlo, “nos sentimos abandonados durante mucho tiempo y nosotros mismos no hablábamos de Malvinas, no sé por qué. No nos daban trabajo, no teníamos ninguna cobertura, andábamos solos, a nosotros nos entregaron el DNI y chau arréglense, fue muy difícil, yo tuve que buscar ayuda profesional porque llegó un momento que no dormía”, recordó.

Parte del regimiento luego de bajar la bandera inglesa.

Hoy, Tito Nieva está a un paso de jubilarse con la máxima jerarquía de suboficial de la Prefectura Naval Argentina. Y su sueño es poder recorrer su provincia en una chopera 250, “anda muy bien, la idea es poder recorrer Chubut, que conozco, pero son lugares maravillosos”.

Tito está a punto de jubilarse y su sueño es poder recorrer Chubut en una moto

En estos 40 años, los excombatientes siguen Malvinizando, “más que nada para la juventud, nosotros desde siempre. Hemos charlado en colegios y de alguna forma hemos sembrado nuestra semilla de Malvinas. No hay que claudicar en la lucha, esto sigue, nosotros no vamos a estar y son ustedes -los más jóvenes- los que van a tener que seguir, ojalá que no se olviden”, expresó. “Creo que otras generaciones van a saber lo que es Malvinas, estamos en la historia y nosotros mientras estemos vamos a seguir luchando”.

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