Se trata de una pareja de Río Gallegos que, sin importar la pandemia y venciendo todos los miedos, abrió su local de comida sana en la capital provincial.

En pleno brote de casos positivos de coronavirus y en un contexto económico severo para el sector comercial, ellos no titubearon ni un minuto.

El joven matrimonio sorprendió a los vecinos por la valentía de emprender en pandemia

Ayelén Ossés (27) y Alberto Martínez (29) se lanzaron a emprender y relataron su historia a La Opinión Austral. Tienen dos hijas, Pía de siete años y Emma de un año y tres meses.

La idea empezó porque Alberto, más conocido como Beto, estudió Nutrición y fomenta la alimentación saludable. Ayelén, mamá de las nenas, está más abocada a la parte de la cocina.

“Es la jefa”, dijo orgulloso Alberto. Cuando volvió a Río Gallegos, luego de terminar sus estudios en Córdoba, notó que en diferentes lugares de trabajo no había opciones de comida sana.

Familia emprendedora: Ayelén, Alberto y sus hijas, Pía y Emma. FOTO: DANTE VÁZQUEZ.

“Siempre era más o menos lo mismo, así que como necesitábamos la plata, dijimos de ofrecer ensaladas y después ver cómo seguía todo”, describió.

A partir de ahí empezaron a sumar más pedidos y fueron ampliando la carta. “Aye es la jefa de la cocina, la tiene clara con eso. Formamos un equipo bastante acorde, junto con un chico que es chef”, relató.

Así, vendiendo las comidas preparadas desde su casa, lograron la habilitación municipal. Fueron creciendo y Alberto empezó a trabajar más.

Estuvo como coordinador del comedor de la UNPA, trabajó en el Hospital Regional y hoy está en el Ministerio de Desarrollo Social, en Seguridad Alimentaria.

Mientras tanto, el emprendimiento crecía en las manos de Ayelén. “Fuimos padres otra vez y tuvimos que dejar un año, pero siempre con esas ganas de volver a la actividad gastronómica, así que fue un sacrificio bastante grande de los dos”, puntualizó Alberto.

Mientras su mujer transitaba el embarazo y la maternidad, el emprendedor tuvo hasta tres trabajos para poder comprar la maquinaria. “Siempre con el objetivo y meta de abrir el local”, indicó.

“Sabíamos que era un buen punto, fue un año de mucho laburo y compramos las máquinas. En marzo quisimos abrir buscando alquiler, vino la pandemia y se paró todo”, recordó.

Alberto dijo que, pese a los obstáculos, “hay que creer en uno mismo” y confiar

Luego de meses de espera, superando obstáculos y arriesgándolo “a todo o nada”, alquilaron un local comercial, sobre Errázuriz.
“Dijimos este es nuestro momento, se nos tiene que dar. Finalmente alquilamos, pero se nos presentaron muchos obstáculos”, dijo Alberto.

Pasaron muchos días sin dormir y el retroceso de Río Gallegos al Aislamiento Obligatorio hizo que todo quedara en pausa un tiempo más.

“Cuando pudimos abrir fue una alegría inmensa para los dos, porque pudimos superar todo, muy contentos, fue una apertura excelente donde formamos un buen equipo”, contó alegremente.

Alberto dijo que “las cartas estaban sobre la mesa”, momento crucial para emprender, y la clave está en confiar en lo que hacen y en que les irá bien.

 

 

 

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