Una familia de Río Gallegos se encuentra desesperada debido a que una mujer no aparece y, pese a las primeras averiguaciones de las autoridades locales y provinciales, su paradero es un misterio.

El caso tiene como protagonista a Marcela López, una mujer de 61 años que vive en el barrio Vial de nuestra ciudad capital. Ella fue vista por última vez en la noche del sábado en la zona del galpón costero de la ría, casualmente, por una nieta de ella que no notó nada raro.

 

La división Canes participó de los rastrillajes.

En la noche del sábado, cerca de las diez, Rocío -una de las hijas de Marcela- llegó a la casa de la mujer, ubicada en el pasaje Bouchardo al 150 y se llevó una rara sorpresa: su madre no estaba, pero las luces estaban encendidas, el auto estaba abierto y dentro de él había unos veinte mil pesos, documentación personal e incluso un teléfono celular.

La situación no pasó desapercibida. Tanto Rocío como su otra hija, Analía, decidieron dar aviso a las autoridades y radicaron la denuncia por desaparición de persona en la Comisaría Sexta de Policía, dependencia policial emplazada a unas pocas cuadras de la casa de la mujer.

Marcela es una conocida vecina de la ciudad de Río Gallegos. Es hija de la dueña del hotel Colonial y, según relataron sus familiares, últimamente su estado de ánimo había cambiado, por lo que evaluaban realizar un control de salud mental.

No es una paciente psiquiátrica, no toma pastillas. Estaba mal hace unos meses, pero no por algo puntual, puede ser por cosas de la vida. No asistía a ningún médico”, expresó Analía en declaraciones a www.laopinionaustral.com.ar.

 

Mi mamá no es paciente psiquiátrica ni toma pastillas

Según indicó la joven, su mamá se encontraba angustiada durante los últimos días. De igual manera, el teléfono de Marcela podría haber arrojado algo de información sobre lo que sucedió con la mujer, pero Analía dijo que “no hay rastros de que haya pactado un encuentro en su celular”.

Desde el mediodía del domingo y hasta entrada la tarde noche, hubo un gran despliegue de las fuerzas de seguridad locales, provinciales y federales en la zona de la costanera de Río Gallegos.

Con el galpón del borde costero como faro del comienzo de las averiguaciones, teniendo en cuenta que allí fue vista por última vez, efectivos de la Comisaría Sexta, de la División Canes, de la Superintendencia de Bomberos, de Protección Civil provincial y de Defensa Civil del Municipio comenzaron los rastrillajes para dar con la mujer, pero nada pudieron averiguar. No hubo indicios o una línea que pudieran encaminar las investigaciones.

 

El despliegue de las autoridades en la ría local.

 

El personal del Aeroclub dio una mano. Ellos atravesaron la costanera desde el aire en busca de Marcela, pero, al igual que en el primer procedimiento, no hubo indicios. Lo mismo sucedió con Prefectura Naval Argentina, los agentes federales usaron lanchones para meterse en las frías aguas de la costanera.

Más allá de esos procedimientos, la Policía se acercó a la casa de Marcela en busca de algún elemento, algún objeto o información que permitiera saber dónde podría encontrarse la mujer, pero no hubo novedades.

Las primeras buenas noticias se tuvieron recién pasadas las seis de la tarde: una luz de esperanza apareció en el horizonte cuando se supo que uno de los movimientos de Marcela tuvo lugar en un conocido kiosco del barrio, donde compró golosinas.

Cerca de las seis de la tarde, pero del sábado, cuando se conocían las nuevas restricciones en el marco de la lucha contra la propagación del coronavirus, una cámara de seguridad del kiosco “Mi Villano”, ubicado en la avenida Kirchner al 2900, captó a Marcela ingresando a comprar unas pastillas de menta al lugar.

 

Una cámara de seguridad la captó comprando pastillas de menta en un kiosco

Este diario dialogó con el empleado que la atendió y él aseguró que la vio normal y que no vio nada que le hubiera llamado la atención. El video ya fue secuestrado por la Policía y daba cuenta de otra punta del ovillo para reconstruir las últimas horas de Marcela.

Tras la compra, la mujer salió en dirección a la calle Chiclana y, en la tarde noche del domingo, su hija Analía -en declaraciones a este diario- pidió a los vecinos que vivan en esa zona y que tengan cámaras de seguridad, que las revisen para tratar de ubicar a su madre.

“Es una pequeña luz de esperanza, sabemos que si podemos encontrar cámaras de seguridad, al menos cada dos cuadras, podemos saber dónde está mi mamá. Estoy yendo casa por casa con mi hermana para preguntarles a los vecinos”, aseveró sobre el trabajo que realizaba en la noche del domingo para encontrar a su progenitora.

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