Por Juan I. Martínez Dodda

La historia de los Martínez vinculada a la ruralidad en Las Heras tiene larga data. Juan Carlos Martínez cuenta su historia vinculada al campo, analiza luces y sombras de la producción ovina y también los desafíos que se plantean desde la Sociedad Rural que preside para los años venideros.

“Mi abuelo paterno, Juan Martínez Soneira, compró un campo en la zona en la década del 20, y en el 1943 fue el primer presidente de la Rural de las Heras, luego mi padre siempre estuvo involucrado en la actividad ganadera, tuvo matadero entre 1966 y 1972 y siempre se dedicó a la esquila en la estancia de la familia que se llama La Chiquita”, relató Juan Carlos Martínez, quien supo continuar ese legado mamado desde “purrete” cuando acompañaba a su padre entre corrales y actividad gremial, la cual comenzó con apenas 23 años, en 1985, colaborando con la comisión directiva de la Rural de Las Heras.

Juan Carlos Martínez espera políticas a largo plazo para el sector.

Como muchos otros pueblos y ciudades de Argentina, Las Heras surgió a la vera del ferrocarril Patagónico que fue levantado desde 1909 (la fundación del pueblo fue en 1914). Si bien hasta entonces era un lugar de reunión de los estancieros, que llevaba lana en carretas hasta Puerto Deseado, fue el tren el que puso el mojón inicial para una población más estable y masiva.

Lo que el Hudson dejó

En 2008 Martínez asumió la presidencia de la Rural (que lleva adelante hasta el día de hoy). Eran tiempos difíciles, muchos establecimientos no se recuperaban después de las cenizas del volcán Hudson que entró en erupción el 15 de agosto de 1991 y dejó un tendal de problemas para los ovejeros de la Patagonia.

“A pesar de todos los pormenores, la baja producción, las políticas, la entidad siempre se mantuvo activa gremialmente, hoy somos de las rurales que tenemos menos hacienda en la zona”. Las razones son variadas.

Para Martínez, la actividad minera y petrolera, el cambio generacional y las consecuencias del volcán, hicieron que muchas generaciones de hijos que veían que sus padres tenían que dejar todo no vuelvan al campo”.

En la década del 90 tenían alrededor de 170 socios en actividad y entre 150-200 establecimientos, hoy tienen apenas 30 establecimientos con hacienda. “Hay 150.000 hectáreas al suroeste de Las Heras que están dedicadas a la minería, también hay actividad petrolera”, apuntó Martínez.

Las Heras, se encuentra a 135 kilómetros de Caleta Olivia y a 80 de Pico Truncado. Hacia 2015 se registraban algo más de 25.000 habitantes (8% más que en 2013 y 45% más que los 17.000 que vivían en 2010).

Seguramente, gran parte de esto se lo debe al desarrollo petrolero y minero que ha tenido la región.

Ovinos

El propio Martínez vio cómo un campo que administraba quedaba casi por completo debajo de las cenizas. Y si bien por eso terminó fundando una pyme petrolera que le permitió diversificar su economía, no perdió contacto con el campo.

De hecho en 2013 falleció su padre y tuvo que arrancar de lleno con la administración de las tierras familiares. En 2015 alquiló un campo en Pico Truncado y en 2019 otro en el norte de Las Heras.

La cría ovejas se da en campos difíciles. En los últimos años hubo, en promedio, menos de 100 milímetros de lluvias y pocas nevadas.

“Muchas veces necesitás logística para transportar agua, también para suplementar cuando no hay pasto en momentos específicos”, contó el productor.

Reconoció que el desempeño lanero ha cambiado. Por ejemplo con la esquila pre parto, arrancando la primavera. “Tiene varios beneficios esto, primero que las lanas no te acumulan mucha tierra y logran rindes superiores, por otro la finura, finalmente, pensando en que al no tener su protección, la oveja se guarece del viento y el frío en la época de parición, las próximas semanas, y el cordero tiene más posibilidades de sobrevivir y crecer cuando está al reparo”, contó Martínez.

Por diversas circunstancias, las bajas pariciones se repiten desde hace dos años

Para acompañar ese momento crítico del nacimiento y la cría, cada vez más productores de la zona están implementando la suplementación estratégica con balanceado y pellets de alfalfa.

“Esto se hace en la época de abril a junio, y ahora, desde septiembre hasta mediados de octubre”, especificó Martínez. Y agregó: “Ese apoyo forrajero permite que la oveja llegue con mejor estado corporal y que el cordero tenga leche para mamar al nacer”.

Sin embargo, esto tiene un costo y un costo alto porque, según cuenta Martínez, el balanceado lo traen de Bahía Blanca y los pellets de Córdoba. Es un costo de flete elevadísimo que podría achicarse con la puesta en funcionamiento de los silos en el Puerto de Punta Quilla, donde podrían llegar en barco y almacenarse (serían 3.000 toneladas en una etapa inicial).

Desafíos

Consultado sobre los desafíos para el sector, el productor encuentra varias aristas. Habló de la amenaza bien concreta que es la proliferación de zorro colorado, pumas, y la gran cantidad de guanacos (“recién ahora se ha empezado a hacer controles y extracciones, que hasta es beneficioso para el dueño del campo y la sociedad misma”).

La amenaza del zorro colorado, el puma y la gran cantidad de guanacos es constante

También le preocupa el abigeato, la falta de control y de Justicia. “Hoy está difícil, nos sentimos desprotegidos”, lamentó el productor para quien desde hace años la región en general viene estancada por bajas pariciones y este año no va a ser la excepción.

“Creo que hoy los vaivenes económicos que tenemos, no concuerdan con lo que el campo necesita: una visión a largo plazo, financiamiento real a varios años y, claro, estabilidad”, opinó Martínez.

Recordó que en Santa Cruz “más del 40% de los campos están despoblados”. Y por eso, insiste: “El campo necesita de largo plazo para revertir la situación en la que estamos viviendo”.

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