Andy Calderón todavía no cumplió tres años y sabe de pelear y aferrarse a la vida como pocos. Con un año y diez meses, debió ser trasplantado del hígado en la Ciudad de Buenos Aires.

En plena lucha y recuperación con altibajos, le detectaron un cáncer en enero de este año. Desde el trasplante que el pequeño se mantiene en la Ciudad de Buenos Aires junto a su papá Ismael. En Río Gallegos lo esperan su hermano Enzo, que nació mientras Andy atravesaba la lucha, y su mamá.

Después de tantas batallas, Andy y su familia recibieron la mejor noticia que podían esperar: ganaron la lucha contra el cáncer. Este próximo 17 de noviembre el pequeño de dos años y ocho meses se someterá a una nueva cirugía.

Esta vez los médicos determinarán si es posible retirar el catéter que tiene en el hígado, que funciona como una “suerte” de bypass. De ser así, Andy e Ismael estarían en condiciones de volver a Río Gallegos, después de largos meses lejos.

Ismael dialogó con La Opinión Austral, contó que “fue un proceso difícil” y relató: “Estamos los dos solos acá y Andy venció su cáncer, no tiene nada directamente, ni medicaciones tiene para recibir, gracias a Dios”.

Así como suena, simple y complejo: “Andy tiene un catéter que si se lo sacan queda como un nene nuevo, ahí veremos si tenemos la posibilidad de volver a Río Gallegos”.

Ismael contó cómo fue toda la lucha del pequeño y cómo es Andy, para graficar, de alguna manera, su fortaleza: “Más no puedo pedir, he pasado por tantas cosas, por tanta lucha, viene peleando desde que nació por vivir, este nene tiene un Dios por todos lados”.

Para su papá, que luchó junto a él desde el primer día en la ciudad capital, las buenas noticias que llegan de Andy son “excelentes”.

¿Cómo está hoy?

Falta un poco más, eso lo saben los dos. Sin embargo, paciencia sobra. Cada día, para ellos, es un paso más y la espera se acorta con el correr del tiempo.

“Faltaría esta cirugía del 17, que si le llegan a sacar el catéter podemos volver a Río Gallegos, sino quedará un tiempito más, pero Andy tiene otra vida, cada vez tiene más energías, arranca con pilas, a veces desde las 06 de la mañana hasta las 12 o 01 de la noche sin parar, sin dormir siesta”, relató Ismael.

Ismael y Andy. “Él siempre sonriendo”, contó su papá.

Su papá dice que Andy “tiene dos vidas”. Es que su trasplante esconde otra historia fuerte. Tras la cirugía, lograron rastrear a la familia de Zair, el niño que donó el hígado.

Así, toda la familia viajó a Mendoza a conocer a los padres y familiares del pequeño Zair, su “ángel donante”.
“Eso hace que salga adelante por todas las cosas que pasaron. Andy es un nene con mucho amor, muy feliz y ese amor y constancia me dan la fuerza para sacarlo adelante también y enseñarle lo que es vivir”, agregó Ismael.

Andy y sus papás pudieron conocer a la familia de Zair, su “ángel donante” en Mendoza

Sin embargo, sabe muy bien que esto es “un paso a paso”.
Ismael sabe que Andy “saca fuerzas” todo el tiempo y su sonrisa constante así lo demuestra. “Lo admiro porque, más allá de todas las cosas, es un nene que no se cayó nunca, no lo vas a ver triste, a pesar de tantas cosas que le han pasado, ha luchado con una valentía y entereza que yo estoy orgulloso”, reitera su papá.

Sabe, además, que el pequeño “todavía es un bebé” y toda su lucha se contrasta con su corta vida. Cuando lo llamaron para contarle que Andy había superado el cáncer, Ismael se repitió asimismo: “Gané”.

Nunca me lo voy a sacar de la cabeza, soy un padre afortunado por tenerlo

“Es algo que nunca me lo voy a sacar de la cabeza, yo he sido muy afortunado con tantos padres luchando, los médicos aplaudían y yo no podía creerlo”, contó Ismael para concluir.

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