El legajo de Federico Lüdden, becario de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, nacido en Las Heras, Santa Cruz, fue uno de los ocho que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) entregó reparados y/o reconstruidos a familiares y allegados de quienes fueron miembros de la comunidad del consejo que fueron detenidos-desaparecidos y/o asesinados en la dictadura.
El homenaje, realizado el Día de la Memoria, en el que el CONICET también reconoció a quienes fueron cesanteados, exonerados, exiliados, dados de baja y a quienes el gobierno militar les impidió continuar con sus investigaciones, resultó del trabajo de la Comisión de la Memoria del CONICET, que coordina el Dr. Santiago Garaño.
“Memoria y dictadura son temas que han atravesado toda mi carrera profesional”, marcó el investigador en diálogo con La Opinión Austral.
Garaño comenzó a interesarse en la temática cuando era alumno del Colegio Nacional Buenos Aires, realizó su tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas sobre las memorias de expresas y expresos políticos y su doctorado sobre el Operativo Independencia. Además, asesoró una investigación en YPF que posibilitó la restauración de los legajos de trabajadores desaparecidos.
En cuanto al surgimiento de la comisión, recordó que a fines de 2019 “me escribe Mario Rentería preguntando si se había hecho algún homenaje a los desaparecidos de CONICET, sentí que había una deuda en poder homenajear a esos trabajadores y trabajadoras que formaron parte del mismo organismo que integro desde 2014 y en el que desde 2008 soy becario. Sentía que era una cuenta pendiente del organismo”. Consideró además que “gracias al CONICET, a sus becas y luego al trabajo como investigador, me he formado en estos temas. Tenía que aportarle al organismo, que tanto me dio, todo mi saber y mi experticia en lo que tiene que ver con reconstrucción del pasado reciente”.
La Comisión de la Memoria se propone recordar a las víctimas del terrorismo de Estado
“Luego del llamado de Mario, activamos esta pequeña red de investigadores sobre ciencia, técnica y dictadura, y con el apoyo del directorio del CONICET pudimos conformar la Comisión de la Memoria”. Mario Pecheny, Roberto Rivarola, Miguel Laborde, Antonio Ambrosini, Fabiana Bekerman, Gabriela Borreda, María Elena Borro, María Caldelari, Leandro Lora, Isabel MacDonald, Mario Rentería, Liliana Sacco, María José Sarrabayrouse Oliveira, Alan Temiño y María Isabel Zontella conformaron la comisión, que fue creada por resolución de la presidenta del consejo, Ana Franchi, hace un año.
“Al conformar la comisión e involucrar distintas áreas del organismo, el trabajo de reconstrucción ganó otra fuerza”, apuntó.
La investigación partió buscando “evidencia histórica para cotejar su doble pertenencia en tanto víctima del terrorismo de Estado y trabajador del organismo CONICET. Es un trabajo muy artesanal que iniciamos como comisión a finales de 2020 y a principio de 2021 se cristaliza, cuando conformamos el equipo de trabajo y comenzamos con la búsqueda de nombres”.
El cotejo de datos con el Registro Unificado de Víctimas del Archivo Nacional de la Memoria, Parque de la Memoria, equipo de Antropología Forense y el Ministerio Público Fiscal, además del trabajo de la Comisión por la Reconstrucción de Nuestra Identidad e investigaciones realizadas en universidades nacionales, resultó en una primera nómina.
Por resolución de la presidenta del organismo, Ana Franchi, fue creada la comisión
El momento clave, señaló, “fue cuando logramos encontrar los legajos. Hasta fines del año pasado no habíamos podido acceder al archivo del CONICET para constatar si había legajos de personal de estas víctimas. Cuando tuvimos la última reunión, pudimos acceder y ahí planteamos la posibilidad de hacer el acto de homenaje”.
La reconstrucción y reparación de los legajos, como toda la investigación, reconoció, “fue un trabajo de reconstrucción documental muy artesanal”. En tanto que localizar a los familiares para invitarlos al homenaje consideró que fue “un trabajo de investigación casi detectivesco”.
Sentía que había una cuenta pendiente por parte del CONICET
“También fue muy conmovedor el día que fuimos a ver al equipo de Antropología Forense para buscar fotos y nos aportó el octavo caso, el de Mario Oreste Galuppo. Pudimos constatar su pertenencia al CONICET y su carácter de víctima de terrorismo de Estado, fue una conmoción, esto suele pasar en los procesos de reconstrucción, es todo tan artesanal y tan intenso que se siguen sumando nombres”.
Sobre el acto homenaje, Garaño destacó que “fue muy emocionante escuchar el mensaje de Ana Franchi, muy contundente en términos de hacer un mea culpa institucional y la presencia de los familiares, de una contundencia que nos dejó muy conmovidos”.
La reparación de los ocho legajos ha sido un histórico paso, pero sólo el primero para la comisión, que plantea y reconoce que su misión tiene una larga y compleja tarea por delante.
Leé más notas de Belén Manquepi Gómez
Compartir esta noticia