Por Sandro Díaz

 

En la peluquería de Elías García no sólo podés cortarte el pelo, sino que de alguna manera se transformó en un espacio de intercambio de experiencias migrantes: se habla de los paisajes de Colombia, fútbol y series, mientras se escucha música latina.

“Se dio la oportunidad de hacer un par de pesitos trabajando y pensé en hacer esto”, dijo el hombre, que con su nuevo oficio vive al día y sobrelleva las consecuencias de la pandemia con una actitud optimista.

LOA.- ¿Hace cuánto estás acá?

Elías García.– Estoy aproximadamente hace cinco años. La oportunidad de venir fue gracias a mi tía. Ella vive con su pareja y me dijeron si quería venir a estudiar acá, y acepté porque era una gran oportunidad para conocer otro país y enfrentar nuevas cosas. Me vine a los 18 años. No lo pensé. Yo en realidad creía que venía a Buenos Aires, pero llegué a Río Gallegos y la verdad que estoy contento.

 

LOA.- ¿De qué parte de Colombia son?

EG.- Somos de Barranquilla, una ciudad al norte del país. Es un lugar alegre, divertido, con mucho sol, playa y arena. Santa Marta Cartagena queda a dos horas. Es una ciudad muy hermosa.

 

LOA.- ¿Cuando llegaste ya eras peluquero?

EG.- Lo hacía por que era un hobby, porque me gustaba y me distraía. Me relajaba cortando el pelo en mi casa, con amigos, primos o compañeros de colegio. A veces me hacía maldades yo mismo en la cabeza. Y así, empecé de a poquito, pero nunca lo vi como un trabajo, sino como algo que me hacía sentir bien, que me desahogaba. Cuando vine acá, se dio la oportunidad de hacer un par de pesitos trabajando y pensé en hacer esto.

 

LOA.- ¿Cómo llegaron tus hermanos?

EG.- Ellos vinieron después de que llegué. Una vez que el negocio fue creciendo, obviamente iba necesitando más gente y fueron de gran ayuda. Mis hermanos ya sabían cortar el pelo. Trabajaban en barberías de Colombia. Han hecho capacitaciones. Yo nunca estudié, pero me mantengo al día con el tema de los cortes, las técnicas y las nuevas modas.

 

LOA.- ¿Cómo es la relación con el cliente?

EG.- Siempre nos preguntan cosas. De hecho, tenemos muchos clientes que han ido a Colombia de vacaciones y han quedado encantados. Tenemos esa conexión. Hay mucho feeling, porque compartimos muchas cosas. En Boca y River jugaron muchos colombianos. Eso es importante a la hora de atender al cliente, porque siempre existe esa confianza que sólo genera el fútbol.

 

LOA.- ¿Es un plus en la conversación?

EG.- Sí. Y también es un plus el tema de las series que tratan temas de Colombia. La verdad nos divertimos y lo disfrutamos al charlar con el cliente. No es sólo un corte, sino también una experiencia para que venga, se relaje, disfrute y también pueda desahogarse un poco de su día agotador.
La gente aprovecha para esparcirse un poco, acompañada de mucha música latina, swing y sabor. Nosotros nos diferenciamos un poquito respecto a otros peluqueros porque el ambiente es diferente al de una peluquería tradicional.

 

LOA.- ¿Cómo pasaron la situación de la cuarentena obligatoria?

EG.- La verdad es que fue bastante complicado porque lo económico no es tan fácil. Vivimos del día a día. Yo no tengo otro trabajo ni otro ingreso. Al no trabajar, no podemos pagar ni siquiera nuestros gastos. La pasé bastante mal, al igual que les pasó a otros rubros. Todo con paciencia se va a solucionar y vamos a tener mejores días.

 

LOA.- ¿Cómo se manejan con el nuevo protocolo?

EG.- Es difícil. Tratamos de siempre respetar el protocolo. Nos dieron esta oportunidad de trabajar y queremos cuidar a la gente. Sabemos que no es una situación fácil. Para nosotros también es bueno saber que estamos ayudando a que los demás se puedan cuidar.

 

LOA.- ¿La peluquería es un punto de encuentro?

EG.- Tenemos varios clientes colombianos. Tenemos un chico de Venezuela trabajando con nosotros. La peluquería es un punto de encuentro. Es como un imán que atrae energías. Tratamos de brindar buenas energías a la gente. Somos eso porque venimos de una ciudad que siempre está brindando energías por todas partes. Tratamos de no apagarnos, de siempre transmitir eso.

 

LOA.- ¿Qué extrañás de Colombia?

EG.- La comida siempre se extraña. La comida de la abuela, de la tía y de la gente. El clima uno lo hace. Capaz que hace frío, pero uno le mete un poquito de alegría y vamos para adelante.

 

LOA.- ¿Creés que es muy distinta tu vida acá?

EG.- Cambia, obviamente. Pero la verdad es que a mí me gusta estar acá porque es muy tranquilo. Se puede trabajar y vivir tranquilo. Y eso es algo muy bonito. Tal vez la gente no lo valora y dice que la ciudad, que esto, que lo otro, pero la tranquilidad de acá no se compara con nada.

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